Mientras conduce su robusto vehículo de carga regreso a casa, Adora contempla las insípidas y monótonas planicies que rodean a la Zona del Progreso, pensativa. Ahora que ha lidiado con sus propios asuntos en Plumeria, no puede evitar preguntarse cómo están yendo las cosas en Mystacor.
—Hipócrita... ¿es realmente Mystacor lo que te preocupa? —se cuestiona a sí misma, esbozando una sonrisa cínica.
Claro que no, es en Catra quien piensa, pues ningún reino le importa tanto como su seguridad. Realmente quería acompañarla, pero desde el día en que derrocaron a Hordak, supo que Catra necesitaba una oportunidad para demostrar a los hordianos de lo que es capaz; si le hubiera acompañado, She-Ra probablemente se habría robado los reflectores.
Absorta dentro de sus pensamientos, Adora frunce el ceño al ser súbitamente sorprendida por una de sus jaquecas, viéndose forzada a detener el vehículo por un momento. Todavía con las manos sobre el volante, agacha un poco la cabeza y respira hondo, haciendo un esfuerzo por ignorar el dolor. El malestar parece desvanecerse tras una breve espera, pero termina regresando de golpe cuando...
—¡Adora! —exclama Entrapta de repente, abriendo enérgicamente la puerta que separa la sala de controles de la sección para pasajeros —. ¿Por qué nos detuvimos?, ¿hay algún problema?
—Contigo ya son dos —responde la rubia, respirando hondo una vez más —. No importa, nos iremos en breve. ¿Cómo está nuestra invitada?
—Bien, creo. Ha pasado gran parte del viaje comunicándose con los soldados que se quedaron en Plumeria.
—Hm...
Adora se encuentra complacida con la decisión que tomó Perfuma, pero reconoce también que su adición a la Horda ha sido más por coerción que por convencimiento, por lo que no puede descartar una eventual traición de su parte.
—Quizá deberías ir a verla tú misma —sugiere entonces Entrapta, apoyándose sobre su cabello para acercarse al volante —. Puedes aprovechar para descansar un poco. No te preocupes, yo puedo conducirnos hasta la Zona del Terror.
—Progreso...
—Ah, sí, eso.
«Entrapta, ¿acaso estás preocupada por mí?», cuestiona Adora para sus adentros, sonriendo dulcemente ante la atenta mirada de su acompañante. La joven inventora es tan dispersa que, a menudo, no parece realmente capaz de empatizar con otros; observándola ahora, sin embargo, es fácil comprender que su forma de mostrar afecto es simplemente... distinta.
—Creo que tienes razón —admite finalmente, esforzándose para soltar el volante por una vez en su vida.
—¡Excelente! —responde Entrapta, quien no tarda en lanzarse enérgicamente hacia los controles del vehículo —. ¡Emily, es nuestro turno!
Y obedeciendo a su llamado, el simpático robot cruza la puerta para situarse a su lado, emitiendo sonidos extraños para denotar su entusiasmo.
—Entrapta, derechito a casa, sin distracciones —aclara Adora con severidad, para seguidamente dirigirse hacia la salida —. Si te desvías del camino o te sorprendo desarmando la sala de control, convertiré a Emily en una maceta, ¿entendido?
Emily reacciona ocultándose tímidamente detrás de su creadora, mientras que esta última se limita a asentir nerviosamente ante su tajante advertencia. Entrecerrando los ojos con suspicacia, Adora prosigue con su camino hacia la sección para pasajeros; una vez allí, no tarda en ubicar a Perfuma, quien yace sentada sobre uno de los asientos delanteros, sin más compañía que un comunicador portátil y una cesta para picnics.
—¿Está todo en orden? —comenta al acercarse.
Perfuma se sobresalta al escuchar su voz, apartando la mirada del comunicador.
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Dominio [Catradora]
FanficCuando piensas en un villano, ¿qué te viene a la mente? ¿Crees que los actos ruines crean a un villano? Las aspiraciones egoístas, ¿quizá? O puede que sean sus intenciones, la medida en que justifica sus actos con un fin mayor. Lo cierto es que no e...