Dominio [Catradora]

Gloria a Catra

Dejando escapar un gruñido de indignación, Shadow Weaver se ve envuelta por sus propias sombras para enaltecer su siniestra figura, invocando a más esbirros para continuar asediando el domo.

—Detengan esta farsa y acepten su destino —amenaza con severidad.

—Nosotros... forjamos nuestro propio destino... —responde Castaspella, quien comienza ya a ser víctima del cansancio.

Su magia no se ha recuperado desde que puso a los gólems en movimiento, y realizar el ritual de teletransportación mientras extrae poder de los espejos es sumamente desgastante. «Debo resistir», piensa, echando un vistazo a los diez veteranos que le acompañan; ellos también deben encontrarse agotados, manteniendo el domo en pie tras haberse pasado el día entero restaurando los espejos lunares... incluso con el peso de la edad sobre sus hombros, ellos no se rinden, y ella tampoco lo hará.

Mientras tanto, manteniéndose al margen del conflicto, Catra estudia la situación desde el marco de la puerta. Ya sea que escapen o no, eso en nada afectaría la conquista de Mystacor, que se convirtió en un hecho desde que vencieron en la biblioteca; pero, aún así, el escape de Castaspella podría significar un problema en el futuro. Así como los hordianos aprovecharon el conocimiento de Shadow Weaver para conquistar la isla, los rebeldes podrían aprovechar el conocimiento de Castaspella para reclamarla de vuelta.

—No puedo dejar ningún cabo suelto... —murmura, para seguidamente voltear la mirada hacia el pasillo.

La felina frunce el ceño al notar que sus tropas recién consiguen alcanzarlas, dejando escapar un suspiro mientras hace un gesto para que se acerquen; antes de poder darles nuevas instrucciones, sin embargo, Shadow Weaver termina por robarle la palabra.

—¿Qué están esperando? —cuestiona esta, fulminando a los soldados con su mirada —. Desplieguen los drones, ¡ahora!

Y sin ánimas de llevarle la contraria, los técnicos obedecen al instante, dirigiendo uno por uno a todos los Cazadores de Magos hacia el domo. Lamentablemente, la hechicera dejó pasar un detalle muy importante al momento de dar esa orden, uno que solo se hace evidente cuando el primero de los drones estalla en el aire.

—¡Esta vez no! —advierte Bow, quien se encuentra ya apuntando al siguiente.

Se requiere de verdaderos expertos para poder conjurar una barrera que, al mismo tiempo que impide la entrada, permite también la salida; pero, expertos son precisamente quienes les plantan frente, y es gracias a ellos que las flechas de Bow consiguen mantenerlos a raya. La tosca maniobrabilidad con la que cuentan los Cazadores de Magos les convierte en objetivo fácil para el arquero, y aunque los técnicos intentan dividir su atención coordinando su ataque desde distintos ángulos, dicho esfuerzo resulta sencillamente inútil.

Catra, quien contempla con fastidio cómo sus drones son rápidamente reducidos en número, comprende enseguida que nada de lo que han preparado para la invasión les será de ayuda; lo que, en pocas palabras, significa que deberá improvisar. Su primer instinto es el de buscar algún punto débil en el domo, pero sería lógico suponer que, en caso de haberlo, su mentora probablemente ya lo habría encontrado... a no ser, claro, que su punto débil no fuese precisamente mágico.

Shadow Weaver, por su parte, continúa forzando a sus oscuros esbirros contra la superficie del domo, sin conseguir nada más que asustar a los refugiados que yacen dentro.

—¡Cobardes!, ¡siempre han sido unos cobardes! —exclama furiosa.

—¡Y tú siempre has estado hambrienta de poder, Light Spinner! —responde el veterano que tiene en frente, mientras sus compañeros fortalecen las demás secciones del domo.