La Prueba de Fuego

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—Scorpia, ¿me copias? —consulta Catra en voz alta, pasándose ansiosamente el comunicador de una mano a la otra, una y otra vez.

La felina permanece dentro del Lunarium, observando cómo sus tropas trasladan al último grupo de refugiados fuera de la habitación. Aunque la ocupación de Mystacor demostró ser más desafiante de lo esperado, las cosas se simplificaron enormemente tras la captura de Castaspella; por ahora, lo único que debe hacer es esperar a que su ejército termine de montar el nuevo centro de operaciones, ubicado en la torre que se encuentra conectada al castillo.

—¡Catra, hola!

El comunicador por poco se le cae de las manos cuando Scorpia finalmente responde a su llamado, con su estridente voz haciendo eco por todo el salón.

—Qué vergüenza... —añade esta, riendo tímidamente antes de continuar —. Estuve hablando con el micrófono apagado por un buen rato.

—¿Por qué no me extraña? —responde Catra con exasperación —. No importa. ¿Ya terminaron de registrar la isla?

—No te preocupes, Gatita Montesa, tu mejor amiga se encargó personalmente de capturar a todos esos magos revoltosos; justamente acabo de asegurarlos dentro de la nave nodriza.

Una mueca incómoda se dibuja en el rostro de Catra mientras la escucha hablar, es casi como si pudiera sentir sus empalagosas tenazas asfixiándole ahora mismo.

—Bien... —acaba por responder, dejando escapar un suspiro de exasperación —. Acabo de mandarte al último grupo desde el castillo, deberían estar allí en cualquier momento.

—¡Oh, sí!, ¡puedo verlos acercándose desde la ventana! —confirma Scorpia al instante —. Si ellos son los últimos, entonces deberías regresar para la piesta.

—¿Piesta?

—Sí, ya sabes, Adora nos habló de ellas, dijo que eran muy divertidas.

—Ah. Te refieres a la "fiesta".

Uno de los encantadores descubrimientos que hizo Adora mientras se divertía con sus amiguitos de Luna Brillante; según ella, una fiesta consiste en escuchar canciones pegadizas, mover la cadera en la pista de baile, divertirse con buenos amigos y, lo más importante de todo, probar comida deliciosa. Su rubia parecía realmente entusiasmada por celebrar una gran fiesta al regresar ambas de sus respectivas misiones, por lo que muy pronto podrá comprobar si son tan grandiosas como dice.

—Entonces, ¿qué dices? —insiste Scorpia, tan animosa como siempre —. Creo que en Mystacor hay lugares fantásticos para hacer una fiesta, escuché que sus aguas termales hacen que tus problemas se desvanezcan con el vapor; oh, cierto, no te gusta el agua.

—Scorpia...

—¡Ya sé! Leí que tienen una playa; espera, en las playas también hay agua, además... ¿cómo puede haber aguas termales y una playa en una isla flotante?

—¡Scorpia! —exclama Catra, perdiendo la poca paciencia que le queda —. No tengo tiempo para fiestas, yo... ahm...

—¿Estás bien? Pareces preocupada por algo.

—Simplemente... tengo un asunto pendiente dentro del castillo. Quédate en la nave y espera mis instrucciones, nos iremos en breve.

Scorpia parece querer decir algo más, pero Catra silencia inmediatamente su voz al apagar el comunicador, para seguidamente colgarlo de su cinturón. Lo cierto es que, tras un día tan agotador, un pequeño descanso no le vendría nada mal; sin embargo, todo en lo que puede pensar ahora es en Shadow Weaver, en la forma tan misteriosa con la que abandonó la habitación, y en su inesperada solicitud para reunirse a solas. Normalmente esperaría recibir una reprimenda de su parte, pero esta vez es diferente, esta vez... no sabe qué esperar.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora