Presa de la oscuridad

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Con la mirada en alto y una sonrisa soberbia dibujada en el rostro, Catra avanza por los pasadizos del castillo mientras se dirige hacia sus aposentos, siendo ocasionalmente saludada por sus leales tropas. Tal y como esperaba, el ritual para llevar a cabo el Hechizo de Obtención le resultó tan sencillo como cualquier otro; aunque claro, una cosa es aprender la receta, y otra muy distinta es hornear el pastel.

—Como sea... fácil o difícil, haré que funcione —murmura para sus adentros.

En otras circunstancias, habría buscado prepararse mejor para minimizar cualquier tipo de riesgo, pero la oportunidad se presenta una vez cada veinte años, y no piensa dejar que se le escape. Por ahora, se detiene frente a la puerta de su habitación porque, según las palabras de Shadow Weaver, allí le espera una "pequeña sorpresa".

«Si es una trampa para evitar que realice el ritual, la voy a esclavizar por los próximos veinte años», piensa la felina, antes de abrir la puerta con cautela. Adentro no parece haber nada fuera de lo ordinario, al menos hasta que sus ojos se posan sobre un extravagante conjunto de ropa que reposa sobre su cama. Al lado del conjunto, yace una pequeña nota adjunta.

"En reconocimiento al esfuerzo y compromiso que has demostrado durante las últimas semanas, te hago entrega de tus vestiduras oficiales como parte del gremio de hechiceros".

«Reconocimiento», piensa, sintiendo una extraña calidez en su pecho. Catra deja la nota sobre su escritorio y aprecia el conjunto por algunos instantes, para seguidamente despojarse de sus prendas y probárselo frente al espejo.

Aunque sean las vestiduras de una hechicera, se asemejan más a su ropa de siempre que a las anticuadas túnicas que usan los demás. El traje está recubierto casi en su totalidad por un brillante rojo carmesí, con excepción de sus piernas, que van completamente de negro; la pieza superior cuenta solamente con una manga, y de sus caderas cuelgan cuatro cintas parcialmente enrrolladas. Estética aparte, el conjunto le resulta bastante cómodo, aunque podría llegar a tropezarse con esas cintas si no tiene cuidado.

«¿Qué pensará Adora cuando lo vea?», se pregunta, mientras modela frente al espejo con un suave ronroneo. Desafortunadamente, tendrá que esperar un poco más por la respuesta, pues ahora debe lidiar con un peligroso ritual que quizá le cueste la vida; en cuyo caso, jamás obtendrá su respuesta.

—Nah, soy demasiado terca para morir —afirma en voz alta, pecando tal vez de un exceso de confianza.

Y es con esas palabras que Catra abandona su habitación, dirigiéndose nuevamente hacia el Lunarium. Durante el trayecto, no puede evitar pensar en lo que podría ocurrir si llegara a fracasar; por ejemplo, si su rostro acaba desfigurado, ¿Adora la seguirá amando?; peor aún, si llegara a morir, ¿la olvidaría y encontraría el amor en otra parte? Aunque producto de su propia inseguridad, esas inquietudes le dan la motivación necesaria para evitar el fracaso a toda costa.

Tan pronto como atraviesa la entrada del Lunarium, puede ver que Shadow Weaver se encuentra ya acabando con los preparativos. La mayor se voltea al notar su llegada, y echa un rápido vistazo a cómo luce su nuevo atuendo.

—Me alegra que fuera de tu talla —comenta sin más, para seguidamente regresar su atención hacia el altar.

—Oye, no es que me queje; pero, ¿a qué se debe el cambio de look?

—Los hechiceros usan vestiduras especialmente resistentes a la exposición mágica. Por darte un ejemplo, con ese traje ya no tendrás que preocuparte por prenderte fuego.

—Genial... —responde Catra, quien sonríe maliciosamente mientras se dirige al altar —. En ese caso, haré que llueva fuego sobre Luna Brillante.

—Olvídate de Luna Brillante. Si queremos que esto salga bien, deberás estar concentrada.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora