La Nº 1

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La corta semana de preparativos para que Catra comience con su entrenamiento arcano rápidamente llega a su fin, y mientras la susodicha dedica los días que le quedan para pasar tiempo con su amada, Shadow Weaver los dedica al estudio. Recluida en su biblioteca privada, la hechicera pasa días y noches consultando los numerosos tomos mágicos que ha recolectado a través de los años, en búsqueda de algún precedente que le permita dimensionar los poderes con los que deberá trabajar.

—Nada... —murmura, hallándose decepcionada, mas no sorprendida —. No existe registro de nadie que haya ostentado un poder de tal magnitud.

Esta yace sentada sobre un confortable sofá, justo frente de una chimenea encendida. Entre sus manos descansa el último tomo que creyó podría contener respuestas; pero, tal y como temía, Catra parece ser única en su clase.

«En realidad, puede que sí exista alguien con un poder equiparable», piensa entonces, retirándose su máscara y colocándola sobre una mesa de noche ubicada a su izquierda, para seguidamente tomar una copa de vino en su lugar. Mientras bebe, reflexiona brevemente sobre Adora y el inmenso poder que posee como She-Ra; la suya es una magia que parece sacada de otro mundo, pero eso se debe a que ella, sin saberlo, pertenece a otro mundo.

—¿Será posible que Catra tampoco pertenezca a este mundo? —se cuestiona.

Lo cierto es que no sabe gran cosa sobre su procedencia, más allá de que Adora la encontró en un aparente estado de abandono, por lo que esa es una posibilidad que no puede descartar. Mientras medita al respecto, su mirada se desvía rápidamente hacia el comunicador que descansa sobre la mesa de noche.

—Shadow Weaver, ¿me escuchas? —interroga Catra desde el otro extremo.

—Te escucho —responde la hechicera, bebiendo nuevamente de su copa.

—Los preparativos para nuestro viaje están listos, partiremos dentro de una hora desde el aeródromo.

—Entendido.

—Bien, nos vemos.

Al acabar la llamada, Shadow Weaver contempla las llamas de la chimenea por algunos instantes, antes de tomar el comunicador entre sus manos para contactar el almacén en donde se albergan los esclavos.

—Shadow Weaver al habla —expresa entonces —. Envíenme a la Nº 1, estaré esperando en mi biblioteca privada.

—Como ordene —responde su interlocutor.

La hechicera se pone de pie tras haber puesto eso en marcha, vaciando el contenido restante de la copa con un solo trago, para seguidamente dejarla sobre la mesa. A continuación, toma nuevamente su máscara y, tras observar su reflejo en la gema que tiene incrustada en la parte superior, se la coloca en el rostro.

El breve periodo de espera le sirve para acomodar los libros que ha revisado de vuelta en sus estanterías, y en cosa de apenas unos diez minutos, alguien finalmente toca a su puerta.

—Adelante —instruye en voz alta, mientras coloca el último libro en su sitio.

—Con su permiso —contesta un hombre al otro lado de la puerta.

Al abrirla, Shadow Weaver se encuentra primero con el Capitán de la Fuerza a cargo del almacén, y justo detrás, su valioso pedido.

—Como ordenó, le he traído a la Nº 1 —agrega el capitán.

—Disculpa... ¡pero tengo un nombre! —reclama la mujer a su espalda, quien no es otra que Castaspella.

El sujeto frunce el ceño al escucharle, extrayendo rápidamente el control remoto que guarda en su bolsillo; antes de que pueda hacer nada más, sin embargo, Shadow Weaver le detiene con un gesto de su mano.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora