Dominio [Catradora]

La ilusión de la elección

Tras la grata sorpresa que supone el reencuentro con sus amigas, Perfuma les extiende a todos una cálida invitación a la aldea, en donde comparte las buenas noticias con su pueblo. Allí, Adora permite que sus tropas se tomen un pequeño descanso, instándoles a conocer el reino y disfrutar de las festividades; mientras tanto, y también por petición suya, la joven princesa prepara un delicioso té de jazmín para recibirle en una de las tiendas.

Sentada sobre un cojín esponjoso y con una taza caliente entre sus manos, Perfuma escucha atentamente sobre los últimos eventos que han acontecido en la Zona del Terror; desde el desastroso experimento de Entrapta, hasta la inesperada derrota de Hordak. Conforme relata los hechos, Adora omite deliberadamente cualquier detalle sobre su reciente "cambio de personalidad"; sin embargo, entre más tiempo pasa escuchándole, más se convence Perfuma de que está hablando con una persona completamente diferente.

—Hordak derrotado... no pensé que llegaría el día... —murmura esta última, bebiendo nerviosamente de su té —. Pero tomar su lugar, ¿realmente crees que sea buena idea?

—Naturalmente —responde Adora sin más —. El poder que ostentaba Hordak no era más que una herramienta. Cuando un martillo es utilizado para agredir en lugar de construir, ¿te deshaces del martillo, o del agresor?

Perfuma guarda silencio por algunos segundos. Hay algo en las palabras de Adora que le hace sentir profundamente intranquila; pero, al mismo tiempo, la lógica que conllevan es difícil de cuestionar.

—En ese caso... —termina por responder, sin poder ocultar su preocupación —. Ahora que tú gobiernas la Zona del Terror; quiero decir, tú y Catra, ¿qué piensan hacer?

—Me alegra que preguntes.

Una sonrisa cargada de orgullo se dibuja entonces en el rostro de Adora. Esta termina de beberse su té y deposita la taza sobre la mesa que tiene en frente, para seguidamente tomar el maletín que descansa a sus pies.

—Quiero que le des un vistazo a esto —añade.

Al abrir la maleta, Adora extrae una hoja de papel doblada en varias partes, misma que le entrega al instante. Perfuma le desdobla cuatro veces antes de poder ver su contenido.

—La Zona del... ¿Progreso? —responde, apreciando un primer bosquejo de lo que parecen ser los planos de un reino.

—¿Qué te parece? Tengo grandes planes para transformar la Zona del Terror; en ese sentido, un cambio de nombre parece apropiado.

—Ciertamente se escucha mejor —coincide Perfuma, sonriendo con timidez.

Rebautizar a la Zona del Terror es tan solo la punta del iceberg; en los planos se muestran viviendas, academias, parques, laboratorios, granjas y plantaciones... entre otras cosas. De hacerse realidad, la Zona del Progreso distará mucho de su predecesora.

Aunque permanece renuente, Perfuma debe reconocer que los planes de Adora parecen ser un gran paso en la dirección correcta.

—No sé qué decir, ni siquiera reconozco a la Zona del Terror en todo esto. El cambio que buscas es muy ambicioso, pero si alguien puede conseguirlo, creo que esa eres tú —admite, explorando los planos con fascinación —. ¿Qué son estas líneas gruesas que recorren al reino?

—Ah, eso. Se trata de un extenso sistema de túneles —explica Adora, cuyo ego se engrandece por el interés que le ha provocado —. Todavía estoy estudiando la viabilidad del proyecto, pero básicamente pretendo conectar distintos puntos en la Zona del Progreso... y más allá.

—¿Más allá?

Con una expresión estoica y reflexiva, Adora se levanta de su asiento y comienza a deambular por la habitación, paseando la mirada por las rústicas decoraciones florales que yacen dentro de la tienda.