Seis horas después de su emocionante enfrentamiento, las Lideresas Supremas descansan en la Sala de Curación, aunque cada una a su manera. Mientras Catra duerme plácidamente sobre una de las camillas, Adora permanece despierta, sentada a su lado, contemplando lo que considera es un rostro angelical.
—Dicen que el amor es ciego, pero tú eres un regalo para la vista... —murmura risueña, acariciando su mejilla con suavidad.
Ambas se encuentran bastante malheridas, y no son las únicas; a su alrededor, varias de las camillas están ocupadas por hechiceros, todos inconscientes y heridos de gravedad. «Parece que no hemos sido rivales para ti», piensa Adora, disfrutando brevemente del agradable aroma de los inciensos, así como del relajante sonido que hace el agua al caer por la cascada que yace a sus espaldas.
—¿Qué crees que haces? —le interroga alguien de repente —. Regresa a tu camilla, no puedes levantarte hasta que te lo indique.
Al voltear la mirada hacia la entrada, Adora se encuentra con una chica más o menos de su edad, pelirroja y con unos ojos verdes muy llamativos. Sin duda se trata de una hechicera, y a juzgar por su vestimenta, es de las pocas que conserva su libertad; no lleva puesto un collar de contención, y en lugar de un overol blanco, usa una túnica fucsia.
—Ah, a ti te he visto antes —responde Adora, quien se pone de pie para recibirla.
—Obviamente, estudiamos aquí desde... ¡ah!
La pobre se sobresalta al reconocer su rostro. De lejos parecía una de sus amigas, también rubia y con múltiples vendajes por quemaduras, pero no podría estar más equivocada.
—¡Lideresa Suprema!, ¡le ruego disculpe mi impertinencia! —exclama al instante, poniéndose de rodillas y agachando la mirada.
En respuesta, Adora esboza una sonrisa amena y avanza hasta tenerla a sus pies. Tan solo fue por un instante, pero recuerda haberla visto durante su primera visita a Mystacor, practicando su magia al aire libre junto con otros hechiceros.
—Dime, ¿cómo te llamas?
—Cexyll...
—Cexyll, jamás te disculpes por hacer bien tu trabajo.
La joven pelirroja sube la mirada con asombro, pues no esperaba una respuesta tan clemente. Mayor es su asombro al verla extenderle la mano, para seguidamente ayudarla a ponerse de pie.
—Salta a la vista que eres una sanadora —agrega Adora.
—S-Sí... lo soy —confirma Cexyll, ligeramente ruborizada —. Yo fui la encargada de atender sus heridas.
—Y por eso te estoy inmensamente agradecida. Sin duda, lo más sensato sería acatar tus instrucciones y regresar a la camilla; pero, verás, tengo un gran defecto que me lo impide, y es que no puedo quedarme quieta cuando me queda algún asunto pendiente.
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Dominio [Catradora]
FanfictionCuando piensas en un villano, ¿qué te viene a la mente? ¿Crees que los actos ruines crean a un villano? Las aspiraciones egoístas, ¿quizá? O puede que sean sus intenciones, la medida en que justifica sus actos con un fin mayor. Lo cierto es que no e...