Doblemente vencedora

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Ordinariamente, pocas cosas satisfacen tanto a Adora como ganar una batalla antes de que si quiera comience; ahora, sin embargo, una victoria a expensas del sufrimiento de Perfuma, no se siente como una victoria en absoluto. «Todo lo que hago es justo y necesario», piensa, contemplando cómo lágrimas cargadas de dolor mancillan ese rostro tan puro e inocente, «pero eso no significa que disfrute haciéndolo».

—No ha tenido que ser una decisión sencilla —manifiesta, mostrándose condescendiente mientras se apropia del contrato firmado —. Pero al finalizar el día, sabrás que has tomado la decisión correcta.

Perfuma permanece en completo silencio, conteniendo a duras penas el llanto que tiene atravesado en la garganta. La culpa que pesa sobre los hombros de Adora aumenta al reparar en esos ojos húmedos y distantes, es como si no pudiese creer lo que acaba de ocurrir, como si esperara despertar de una terrible pesadilla.

—Tomar la decisión correcta no siempre resulta reconfortante, ¿verdad? —interroga entonces, guardando el contrato en el maletín.

Mientras recoge el resto de sus cosas, el continuo silencio de Perfuma se siente como una estaca en el corazón; preferiría mil veces escucharle maldecir su nombre, antes que enfrentarse a ese silencio.

—¿No piensas decir nada?

—¿Qué puedo decir? —responde la princesa, con su mirada pesarosa clavada en el suelo —. ¿Qué tengo derecho a decir?

Con una expresión vacilante, Adora se arrodilla frente a su anfitriona y le sorprende al sujetarle gentilmente del mentón, levantando su rostro para mirarle de frente.

—Seré directa contigo —declara, clavando la mirada en la profundidad de sus ojos negros —. Como concejal de la Horda, tendrás siempre la libertad de hablar con franqueza; tus acciones serán juzgadas, no tus convicciones.

—¿Y si lo que tenga que decir no es de tu agrado?

—Mejor todavía. Decidí crear el Concejo de Princesas porque considero que Catra y yo, por nuestra cuenta, no podemos armonizar un planeta entero. Nosotras no conocemos Plumeria como tú lo haces, por lo que tu ayuda será instrumental para ofrecer a tu pueblo la vida que se merecen.

Resulta difícil creer en la palabra de quien acaba de usurpar tu reino; sin embargo, desde su llegada, ha sido en todo momento consecuente con su palabra, por lo que realmente podría estar diciendo la verdad.

—Hey, sin importar lo que pase... —agrega Adora, secándole las lágrimas con sus propias manos —. Para mí y para todos en territorio hordiano, tú siempre serás una princesa.

—Adora...

Sin más remedio que confiar, Perfuma hace un esfuerzo por alejar los malos pensamientos y mantenerse positiva; quién sabe, si queda algún rastro de su amiga allí dentro, quizá pueda convencerla de anular el contrato en los días venideros.

—Eso está mejor —comenta Adora, al notar un atisbo de esperanza en su mirada —. Vamos, hay algo que quiero mostrarte.

—Está bien...

Los ánimos suben rápidamente al momento de abandonar la tienda, cuando regresan al colorido paisaje natural que supone Plumeria. Allí, ambas son rápidamente interceptadas por Entrapta, quien aparece sentada sobre el lomo de Emily.

—¡Chicas! Qué bueno verlas —exclama con emoción —. Estuve escaneando a la Flor del Corazón y obtuve lecturas muy interesantes; la energía que emite es completamente distinta a la que registré con la Black Garnet.

—Espera. No pensarás en sobrecargar mi piedra rúnica, ¿o sí? —cuestiona Perfuma, recordando con preocupación el relato sobre lo sucedido en la Zona del Terror.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora