Día de pícnic

1.9K 255 110
                                    

Apoyando ambos brazos sobre una baranda de metal, Adora espera en una de las terrazas que rodean la sala de conferencias, apreciando el paisaje mientras una suave brisa acaricia su rostro. La reunión acabó hace algunos minutos, pero Catra quiso quedarse un momento a solas con Shadow Weaver, para dejarle muy claras sus expectativas sobre el viaje que realizarán al finalizar la semana.

«Que inesperado giro de eventos», reflexiona, recordando aquel momento íntimo en el que Catra le confesó lo que ocurrió en Mystacor. Descubrir que durante todo este tiempo ha sido una hechicera no fue solo motivo de sorpresa, sino también una oportuna lección de humildad; y es que, sin importar qué tanto crea conocer el mundo, este siempre hallará la forma de sorprenderle.

—Ya hemos acabado —anuncia Catra a sus espaldas, sacándole momentáneamente de sus pensamientos.

—¿Todo en orden? —interroga Adora, sin apartar la mirada del horizonte.

—Sí, eso creo.

Aliviada por escapar al fin de esa tediosa habitación, Catra estira un poco sus brazos y se dirige hacia su contraria, saltando ágilmente sobre la baranda para sentarse a su lado.

—¿Por qué esa cara tan larga? —pregunta entonces —. No me digas que sigues ofendida por lo del cambio de nombre.

—¿Qué? No... La Joya de Etheria me parece un buen nombre. Para todos aquellos que lo escuchen allá afuera, será un símbolo de bienestar y prosperidad.

—Entonces, ¿qué sucede?

—Nada, solo intento asimilar esta nueva faceta tuya —responde Adora, para seguidamente voltear a mirarle con una sonrisa sarcástica —. Sabes, siempre has tenido un extraño talento para sorprenderme, pero esta vez realmente te luciste.

—Ya me conoces, me gusta superarme —expresa Catra, correspondiendo su sonrisa —. Además, ahora sabes cómo me sentí cuando te convertiste en She-Ra, y eso que yo no te abandoné para unirme a una estúpida rebelión.

—Touché. Puede que sea el karma, porque ahora eres tú quien se aparta de mí; no para unirte a los rebeldes, sino para entrenar en Mystacor.

—Oye... no será por mucho tiempo.

—La triste realidad del asunto es que, muy para nuestro pesar, ninguna de las dos sabe con certeza cuánto tiempo te tomará ese entrenamiento.

—Solo necesito aprender algunas nociones básicas, lo suficiente para hacer uso de mi poder; después de eso volveré, y cuando hayamos trasladado la isla hasta acá, podré retomar mis estudios sin tener que ausentarme.

—Escúchate, tan entusiasmada por estudiar. ¿Shadow Weaver cambió tu personalidad mientras no miraba?

—¡Cierra la boca! —exclama Catra, empujándola juguetonamente con su mano.

Dejando escapar una risilla burlona, Adora recobra rápidamente la compostura y, con un porte galante, extiende la mano hacia su contraria, invitándole a bajar de la baranda.

—En cualquier caso, me gustaría aprovechar el tiempo que nos queda juntas.

—¿Ah, sí? —responde Catra, sonrojándose levemente mientras baja a su lado —. Conociéndote, seguro ya tienes algo en mente.

—Puede ser.

Esbozando una sonrisa cálida y afectuosa, Adora se inclina hacia adelante para besar la mejilla de su chica; acto seguido, esta sujeta su mano y le guía de regreso a la sala de conferencias, con el objetivo de abandonar la habitación.

—¿A dónde vamos? —interroga la felina, curiosa por naturaleza.

—A nuestros aposentos. Quiero llevarte a un sitio, pero iremos más cómodas si primero nos cambiamos de ropa.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora