Capitulo 8

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MARIZZA

La veo alejarse, como todas las mañanas, ya que siempre llega tarde debido a sus largas y aburridas conversaciones matutinas, que me ponen de los nervios de punta.

Mejor acomodo a la niña en mis brazos que, junto a mí, ve el auto de Mia alejarse hasta doblar la esquina y luego vuelvo a entrar y la acomodo bien en el sofá.

-Bien Jaz. ¿Sabes lo que haremos hoy?

Por fin veo que esos grandes ojos suyos vuelven su atención hacia mí y solo mirándola a la luz del día me doy cuenta de que tiene todos los detalles de Marcos y Luján que me ponen la piel de gallina.

Tal parecido me habría hecho adivinar inmediatamente de quién era la hija  esta niña.

-¿Sabes quién soy, amor? Soy Marizza ..

Sonrío mientras me arrodillo frente a ella, lo que mueve esas manos carnosas de ella, aquí y allá, haciéndome insinuar una risa.

-¿Qué estás haciendo pequeña plaga?

Sigo hablando en voz baja con la niña durante bastante tiempo, recibiendo como respuesta los extraños ruidos que hacen los niños cuando intentan pronunciar una primera palabra.

-Bueno, ahora voy a meter tus juguetes en la bolsa que me dio el abuelo. ¡Quédate aquí bien! De hecho, ¿sabes lo que voy a hacer? Te voy a dejar en el suelo para que puedas gatear, puedes deambular por la casa sin caerte del sofá, ¿de acuerdo?

Ligeramente en dificultad, la agarro y la coloco en la alfombra de la sala de estar, inmediatamente me dirijo a la habitación de invitados donde había tirado la bolsa con todo lo que la niña necesitaba.

-¡Aquí está!

La agarro dirigiéndome hacia la niña que deambula por la sala de estar gateando hasta que el timbre rompe la paz, que extrañamente gobierna esta casa.

-¿Quién diablos puede ser a esta hora?

Lanzo mi ojo al reloj que cuelga en la sala de estar y noto que ya son las 9 de la mañana.

-¿Quién es?

-Soy yo ... Abre por favor. Vengo en son de paz.

Suspiro reconociendo su voz insoportable y con muchas ganas de discutir temprano en la mañana, abro la puerta principal sin pensarlo dos veces, apoyándome en ella mostrándole, como siempre, mi sonrisa falsa dispuesta a darle "pan para sus dientes".

-Oh, pero que honor verte ya a esta hora de la mañana- digo ironicamente- ¿Qué te trae por aquí? ¡Es raro verte bajo los reflejos del primer sol!

Pablo hace una mueca- ¡Esto también se aplica a ti!- él hace poco para ser ingeniosa. ¡Por tu culpa no pude pegar un ojo!

-¡Uh, pobre bebé- dije con sarcasmo- ¿La noticia de Jaz fue demasiado molesta para ti? ¡Lo siento mucho!- le dedico una sonrisa falsa

-En lugar de ser una idiota, ¿por qué no te das la vuelta un momento y detienes a esa subespecie de gato que viene por aquí e incluso se arriesga a salir de casa?

Me finge esa sonrisita que me encantaría arrancarme con las uñas y luego tirarla al baño, señalando a la niñita que se arrastra por aquí, sonriendo y riendo sola.

Suspiro- ¡Entra y cierra la puerta antes de que salga!

No habiendo podido volverlo loco, lo dejo entrar a la casa y agarrando a la pequeña me dirijo, seguido de él, a la cocina donde la dejo en la encimera para preparar la leche para ser vertida en el biberón.

-¡¿Te parece lugar para dejar a una niña que no se queda quieta ?!

Rápidamente se acerca a ella tocándola, evitando una posible caída desde la encimera de la cocina, asumiendo una expresión de disgusto como si estuviera tocando un baño público.

Poniendo los ojos en blanco- No seas melodramático, ¡no la habría dejado allí por la eternidad a diferencia de ti!

-¿¡Quién te dijo que yo haría lo mismo !? ¡Recuerda que la tiene la mente enferma eres tú, no yo!- me sonríe falsamente

-¡Ja ja ja mira cómo me estoy divirtiendo!- uso el sarcasmo- ¡Prefiero ser así en lugar de tener tu mente!- finjo una sonrisa mientras le doy la espalda a la hornalla que calienta la leche, apoyo la espalda contra la encimera y finalmente cruzo los brazos sobre el pecho.- ¡Te recuerdo que no estás tocando nada viscoso! ¡No muerde!

-¡Sabes que no me simpatizan las criaturas!. Ah, ¿no crees que estas mal ubicada?

-¿Qué?- digo molesta

-Que si no sales de la cocina te arriesgas a incendiarte. Siempre ha sido mi sueño verte en ese estado pero ..- dice  mirando al bebé-  En su presencia, con o sin las ganas de cumplir mi sueño que añoro, no quiero que se traumatice la bebe- dice fingiendo sonreír

Le doy una sonrisa falsa -Uh, pero qué solidarios estamos esta mañana. ¿Desde cuándo te preocupas por la gente eh?

-No me preocupa la gente, me preocupa la salud mental de la bebe.

Moviendo la cara- ¡Cuánto te odio!

-Me encantan esas palabras tuyas- dice sarcástico

Nerviosa por su actitud, me doy la vuelta y finalmente vierto la leche caliente en el biberón, acercándome a la bebé para alimentarla un poco.

-¡Fuera idiota!

Con un empujón lo aparto de la bebé para darle el biberón sin peligro.

-Pero dime donde dejastes la amabilidad, ¿eh?

-¡Dónde tu dejaste la bondad!

Pablo arqueando la ceja -Veo que te levantaste de buen humor y muy cariñosa hoy ¿¡eh !? ¡La que dijo "Te odio" eres tú, no yo, querida!

-Pero que descortés de mi parte. Ese rasgo no es parte de mí- le digo con ironía dedicándole una sonrisa falsa- ¡Lo siento!

Pablo suspirando- ¡Pero por qué diablos sigo parado en esta casa! ?!? Para que me molesto.

-¡Yo también me pregunto lo mismo!

-No solo vine a ver como estabas ..

Interrumpiéndolo- ¿Y qué viniste a hacer?








Continuará....







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Bueno espero que les haya gustado el capitulo

Besos

Nos estamos leyendo

DAME TU CALOR.....SWEET BABYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora