Capitulo 33

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MARIZZA

Han pasado exactamente 10 días desde que declaré todo el arrepentimiento que tenía por dentro hacia Pablo, perdiendo totalmente el control de mi boca que disparaba maldades una tras otra.

Desde el momento en que se sentó a mi lado supe sobre la marcha que me había escuchado todo lamentablemente y como si por despecho apenas hubiera puesto un pie en la casa desde ese día.

Jazmín la perdí completamente en mis manos y seguro que habrá sufrido por el ambiente pesado que reina en la casa y sintiendo la falta de una figura masculina no paró de llorar ni un solo minuto, tanto que fue recordada por los vecinos mutilados por mí en el momento de la liberación.

Me tiro un peso muerto en el sofá, ya no siento que mis dedos de los pies se mueven por la fatiga.

¡Me siento agotada!

Me late la cabeza como un martillo neumático y para colmo está la niña que sigue llorando en el suelo como si no hubiera un mañana.

Completamente destrozada, trato de levantarme para calmarla por enésima vez.

-¡Jaz, por favor detente! ¡Ya no lo soporto!

Mis ojos están tan enrojecidos e hinchados que es difícil cerrar los párpados debido a la irreal falta de sueño.

No he cerrado los ojos en una cama blanda durante 10 días.

Mi único descanso es sentarme en el suelo junto a la cuna, mecido para calmarla, sin poder cerrar los ojos durante más de media hora.

Aunque estamos a finales de junio, mi cuerpo sufre innumerables escalofríos, seguramente debido al cansancio.

¡Siento que podría desmayarme en cualquier momento!

Y mientras yo estoy en estas terribles condiciones lidiando con la niña, Pablo quién sabe dónde se lo está pasando bien con el primero que encuentra en la calle.

Finalmente consigo calmar a Jazmín con el chupete cubierto de azúcar, aunque sea por breves momentos, pero el cartero que llama a la puerta interrumpe mi sueño.

-¿Qué diablos quiere este hombre ahora?

Resoplando, me levanto del sofá yendo a abrir la puerta y encuentro una noticia que "pupila" mi día.

-Aquí tienes su factura de luz.- entregandomela- Firme aquí. Deberías pagarlo hoy mismo, ¡sino podrían cortarte la electricidad!

Hablando de forma sarcástica- ¡¡Oh, pero que GRAN noticia !! ¡Muchas gracias!

Fingiendo una sonrisa, dejo mi firma en esa maldita hoja y después de tomar la factura veo salir al cartero y al mismo tiempo salir Pablo del ascensor.

Juega con las llaves de su coche mirando primero al cartero y luego a mí que, todavía bajo el umbral de la puerta, lo miro fríamente.

-¡En momento apareciste!

-Déjame entrar.

Mis nervios están en llamas cuando escucho esas palabras.

Aprieto la mandíbula reprimiendo el impulso de darle un puñetazo sin darle tiempo a decir: «¿Qué estás haciendo? ". ; me adelanta y como cada vez que llega a casa, para estar solo unos minutos, se tira en el sofá y mira la tele, sin levantar un alfiler en esta casa que si no hubiera sido por mí hubiera gobernado más. inmundicia absoluta!

Golpeo violentamente la puerta liberando algo de mi ira.

-¡Sigue actuando siempre de esta manera!- le dije con ironía

DAME TU CALOR.....SWEET BABYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora