Maraton Crucero 14/X

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PABLO

-Tú decides ... ¿Tiro los tacones ... o me tiro yo al mar?

- Marizza ¡¿Qué diablos estás diciendo ?!- digo conmocionado-
¡Deja de decir estas estupideces de inmediato y aléjate de la barandilla! ¡No quiero arrojarme al mar!

-¿Por qué deberías lanzarte...?

-¡Creo que ese poquito de vino que bebiste te derritió el cerebro!

-Sí... ¡sigue engañándome! Sigue burlándote de mí, ¡para eso nací!- dice con la voz rota por las lágrimas

-Por favor Marizza... date la vuelta y mirame. Ven a mi- me quedo inmóvil porque conociendo sus acciones impulsivas no se que haria, realmente podría sumergirme para salvarla, aunque no sé si podriamos salvarnos.

- Escuchar ... - dice volteandose hacia mi- ... Esas frases ... fue terrible. ¡Pensar que estaba en casa rompiéndome el culo mientras tú toqueteas el suyo me hace sentir como una idiota!

Y aquí la escucho sollozar al ver el brillo de sus lágrimas mojar su rostro aún más.

-Marizza... ¡sabes que la situación se ha transgredido. No fue exactamente así.

-¿Y como es que estamos acá con una puta de primera?- dijo subiendo el tono

-¡Había roto todo tipo de relaciones con ella! ¡Sabes perfectamente bien que no tomo sus números de teléfono porque ya no quiero tener nada que ver con ese tipo de chicas! ¡Fue solo una coincidencia encontrarla a bordo del barco! ¡No tengo la culpa esta vez!

-¡No tienes que explicarme!- dice llorando- ¡Estoy cansada de escucharte!

-¡Y yo estoy cansado de quedarme quieto sin poder abrazarte y que no me dejes que te calme! ¡Ven aquí Marizza!

-¡¡NO QUIERO !!

Increíblemente caprichosa, lanza como histérica ese otro pobre zapato que acaba directo al mar, sintiendo por un momento que mi corazón pierde un latido por el susto que tengo.

Pensé que se iba a tirar.

La veo respirar con dificultad y algo me hace deducir que la fiebre que tuvo durante el accidente en medio de la carretera volvió.

-Marizza ...

Y como supuse la veo tambalearse y solo aprovechando este momento de debilidad puedo acercarme a ella, agarrarla de repente, al mismo tiempo alejarla de esa peligrosa barandilla, acercándome finalmente con ella a una reposera puesta a disposición para tomar el sol durante el día.

-Oye marizza, ¿estoy aquí?- hago que se estire acariciando suavemente su rostro, limpiando los restos de lágrimas con mi pulgar, sintiendo el calor de la fiebre-¡ Tu fiebre ha vuelto ...! Es mejor que te vayas a tu habitación.

- No .. No quiero. ¡Quiero volver a casa!- dice sacudiendo su cabeza

-Te sientes mal ahora .. Verás que con un buen descanso volverás a tus sentidos ¿ok? Ahora déjate llevar ...- con dulzura acaricio su rostro dominando finalmente a la fiera que vive en ella y después de haberla visto entrecerrar los ojos se deja arrullar por mí.

La agarro como a una princesa y lo más lento y delicadamente posible me dirijo al camarote, donde una vez que entramos, la acuesto en la cama, cubriéndola finalmente con la sábana, ya que estaba empezando a temblar.

Cierro la puerta con las trabas y después de haber bajado la cortina de una tela muy simple, que evita que los rayos del sol entren por la mañana, me pongo a buscar las medicinas que ha traído consigo, ya que habíamos pensado en una posible recaída. .

DAME TU CALOR.....SWEET BABYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora