Capitulo 2

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Capítulo 2

Una vez despegó el avión, de nuevo con la puntualidad alucinante de esa compañía, comencé a leer un poco sobre el kpop para empaparme bien y no cometer ningún error, al fin y al cabo viajaba exclusivamente para la entrevista, visitar a Nanna era el añadido del viaje, pero al final terminé viendo una película.

Me quedé dormida poco después de la comida y no me desperté hasta llegar a Qatar, donde tenía que hacer la escala que apenas duraba dos horas. Fui directamente a la sala de espera VIP de la compañía para pasar el tiempo allí hasta que saliera mi vuelo.

Allí comenzó realmente el viaje de mi vida.

Mientras iba con mi sándwich y mi café hasta una mesa cercana, tropecé con un chico y entre su rapidez y la mía conseguimos que no se cayera nada más que un poco de café, eso sí, le manchó a él en los pantalones.

- Lo lamento muchísimo – le dije en ingles dejando todo en la mesa y cogiendo una servilleta para secarle. No me había dado cuenta de que la mancha estaba demasiado arriba del muslo y él se quedó muy quieto mientras yo restregaba y lo empeoraba. Que torpe.

- Tranquila, no hay problema – me dijo en inglés. Fue en ese momento cuando le miré al rostro que llevaba cubierto con una mascarilla y una gorra. Él se quedó quieto, expectante mirándome a los ojos.

- Te pago la lavandería – dije viendo el estropicio que había hecho a esos vaqueros que le quedaban de miedo.

- No es necesario, de verdad no te preocupes – su ingles no era muy bueno, pero bastante entendible. Sus ojos rasgados y su pelo moreno bajo la gorra... me atrevería a decir que era coreano.

- Te invito a tomar algo – dicho aquello me di cuenta de que allí en la zona VIP todo era gratuito. Él se debió de dar cuenta también y se rio divertido – bueno... ¿Te ofrezco mi presencia mientras te tomas algo? – pregunté divertida. Él se quitó la mascarilla y asintió divertido. Se quedó expectante ante mi mirada con una pregunta en los ojos... - ¿He dicho algo malo?

- ¿No sabes quién soy? – preguntó al ver que no me inmutaba. ¿Debería saber quién es? Lo mismo es algún miembro de algún grupo o quizás un actor... la verdad que había estado mirando miles de caras durante mis horas de investigación, pero no me resultaba familiar...

- Pues no, lo lamento...– dije incomoda y avergonzada mientras me sentaba.

- No te preocupes, mejor así – dijo quitándose la gorra y pasándose una mano por el pelo - ¿Qué te trae por Qatar? – preguntó sentándose en el sofá que había al lado del mío. Parecía que el hecho de que no le reconociera, le quitó un peso de encima, quise dejarlo así y no presentarme para que no se tuviera que presentar él.

- Trabajo – no iba a dar mucha más información sobre mí a un extraño. Me había criado en una familia rica y famosa, sabia como mantener las distancias – ¿y a ti?

- Lo mismo – contestó con una sonrisa, cuanto más lo miraba más guapo me resultaba. Hacía poco más de seis meses que había dejado mi última relación, no había vuelto a estar con nadie desde entonces y por primera vez en todo este tiempo, un hombre llamaba mi atención.

De pronto mientras estábamos charlando, la pantalla grande que había en la sala VIP de la compañía lanzó un anuncio que puso muy nervioso a mi acompañante.

Debido a una tormenta de arena, el vuelo se retrasaba al menos cinco horas más. El chico se disculpó y se fue a llamar por teléfono. En ese momento entraron varios hombres más al salón, eran hombres de negocios, llevaban trajes caros, maletines muy caros y complementos aún más caros. Dos de ellos se acercaron a donde estaba yo. A su lado yo parecía una pordiosera. Llevaba unos vaqueros y una americana negra, lo único más caro de lo normal eran mis zapatos Louis Vuitton.

- ¿Estás sola? – preguntó uno poniéndose a mi derecha mientras el otro se ponía a mi izquierda. Eran saudís, por su acento y fisionomía. Tenían unos cuarenta y pocos años.

- No – no sé porque me impulso mi instinto a decir aquello, pero el instinto de una chica es algo a lo que hay que hacerle caso siempre. Ambos se miraron sorprendidos.

- No veo a nadie aquí – dijo el otro hombre en un inglés mucho más perfecto que el del primero.

- Si me permiten, voy al baño – quería zafarme de ellos como fuera, me levante del sofá, pero antes de irme me agarraron por el brazo.

- Tomate algo con nosotros preciosa – les iba a mandar a tomar por culo justo en el momento en el que el chico de la mancha de café me cogía del otro brazo y me apartaba de ellos.

- ¿He tardado mucho cariño? Discúlpame, era una llamada de negocios – dijo en ingles mirándome a los ojos. Me estaba sacando del embrollo.

- No, ha sido solo un momento, les estaba diciendo que me marchaba – pese a ser dos, mi acompañante era mucho más imponente, al menos diez centímetros más alto que aquellos hombres, sin contar que era seguramente quince años más joven.

Ambos nos alejamos y nos fuimos a sentar a los sofás que había en la otra punta del salón.

- Son como moscas a la miel – dijo el chico en Coreano mientras me arrastraba hacia la otra punta.

- ¿Eres coreano? – pregunté en el mismo idioma. Se quedó muy sorprendido.

- ¿Hablas coreano? – eso no se lo esperaba, le entiendo, no es habitual encontrar extranjeros que hablen coreano.

- Sí, es mi segunda lengua, lo aprendí desde pequeña – expliqué sorprendiéndole con mi fluidez – oye muchas gracias por eso – dije señalando con la cabeza a los hombres - te debo una.

- No tienes que agradecerme, hay hombres que no saben lo que es un no por respuesta, en este país especialmente – se veía que estaba más cómodo hablando en coreano, por lo que desde ese momento seguimos en ese idioma. Nos sonó el teléfono a ambos con un mensaje y la pantalla de la sala se volvió a encender anunciándonos que esa noche no podría salir el avión, que se había programado el despegue a las ocho de la mañana, por lo que aquello nos dejaba en tierra diez horas más. Menos mal que no había cogido el vuelo un día antes de la entrevista, si no, no hubiera llegado.

- Voy a ir pidiendo una habitación en el hotel del aeropuerto, que la sala esta va a cerrar en unas horas, vaya faena – dije resignada mientras buscaba en el móvil la página de reservas - ¿También vas a Seúl? – él asintió.

- Si te parece bien y quieres seguir charlando, podemos ir al bar del hotel, aquí esos hombres parece que no te quitan el ojo de encima – dijo señalándoles con un gesto de la cabeza.

- Genial, estoy deseando salir de su campo de visión – dicho aquello nos marchamos.

Encontré una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora