Capítulo 10

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Yoon me llevo a un restaurante cercano donde probé el mejor japche que había comido jamás y que me perdone Nanna, pero ese era mil veces mejor que el suyo.

- ¿Qué tal va todo con tus padres? – me preguntó poniéndonos serios. Yo quería evitar esa conversación pero sabía que hoy no lo dejaría pasar.

- Todo bien, lo tengo superado, al fin y al cabo sabía que esto iba a pasar – dije agachando la mirada.

- Ya, pero no de esa manera – sabia a lo que se refería, estaba claro que mis padres se iban a divorciar algún día. Al fin y al cabo cada uno iba a su bola, pero mi padre le había sido infiel a mi madre con una actriz americana y mi madre se había convertido en la cornuda del siglo.

- Mi padre la cagó, mi relación con él ya no es la misma, pero mi madre se ha vuelto medio loca, ahora esta cada día con un hombre diferente y la mayoría son de mi edad – le expliqué. No había hablado de eso con nadie más, al fin y al cabo ese tipo de trapos no era bueno ventilarlos con mis amigas ya que la mayoría de sus familias tenían negocios e intereses a los que información de ese tipo podría afectar. Yoon era como mi hermano, la única cosa que lo diferenciaba de ser un hermano de verdad era que no teníamos la misma sangre, pero por lo demás siempre fue mi protector, mi apoyo y mi compañía. Mucha gente le decía a mi madre que se preocupara por nosotros, que estábamos muy apegados, que la niña rica podría enamorarse del hijo de la chacha, pero eso no podría pasar por ninguna de las dos partes. Éramos hermanos.

- Bueno, vamos a cambiar de tema, te voy a dar una gran noticia, tengo novia y planeo pedirle matrimonio – me dijo con una enorme sonrisa.

- ¿En serio? Pensé que te ibas a quedar soltero toda tu vida – dije con una carcajada.

- Que graciosa – se burló – me encantaría que la conocieras, pero te vas en dos días ¿podrías sacar tiempo el día antes de marcharte y cenar con nosotros?

- Claro que si – asentí ilusionada.

Yoon insistió en acompañarme hasta la puerta de mi apartamento, no le gustaba lo oscura que estaba la zona y fue refunfuñando que parecía mentira que con la de ricos que vivían allí nadie hubiera decidido poner más luz, que si los ricos bla bla...

Estábamos esperando el ascensor y discutiendo sobre alguna estupidez cuando se abrieron las puertas, no estaba vacío, había un chico que bajaba la basura. Era el chico de seguridad. Fue una sorpresa verlo, pero me sorprendió más que Yoon y él se conocieran y se dieran un abrazo. Era poco habitual eso entre coreanos ¿verdad?

- No me lo puedo creer ¿Qué haces aquí? – le preguntó Yoon

- Trabajo para MGC Entertaiment, me ofrecen vivienda compartida aquí – explicó Kwang soo. Si... me había aprendido su nombre de verlo en la fotocopia de su pasaporte.

- Mi hermana también – dijo sin pensar en lo que estaba diciendo. Se suponía que para la empresa él no era mi hermano, sino mi prometido, le pegué un pisotón y le mostré el anillo – ahhh no, por esto ya no paso, él conoce a mi novia y no quiero malos entendidos – dijo en voz demasiado alta.

- ¿El qué? – preguntó el chico un poco perdido.

- ¿Qué os parece si subimos a mi apartamento y nos tomamos unas cervezas? – pregunté esperanzada y deseando evitar esa conversación en el puto pasillo.

- Me parece bien, te acompaño a tirar la basura – dijo Yoon – tú ves sacando las cervezas fresquitas – me ordenó. Le fulminé con la mirada, pero recordé que había dejado algunas cosas por medio en el apartamento y así me daba tiempo recogerlo.

Subí rápido y verifiqué que había cerveza, solo tenía doce y sabia como bebía Yoon... me iba a quedar corta. Recogí un poco lo que había por medio justo cuando los chicos llamaron al timbre.

- Que coincidencia – dijo Yoon nada más entrar.

- Si, la verdad que si – corroboró el otro.

- Ya le he contado nuestro pequeño secreto – me explicó Yoon. Lo miré indignada.

- No te preocupes, vuestro secreto está a salvo conmigo – dijo sinceramente Kwang.

- Te lo agradezco, ya sabes que en este país a parte de no respetar los días libres, el hecho de trabajar con idols es complicado y se hace más fácil si la gente piensa que no tienen oportunidad de conquistarte – dije riéndome – como si no existiera el divorcio.

- Son unos retrógrados – afirmó Yoon.

- ¿De qué os conocéis? – pregunté curiosa mientras les daba a ambos una cerveza.

- Del ejército – dijeron al unísono.

- Él y yo éramos los extranjeros – dijo mi hermano.

- ¿Extranjeros?

- Si, ambos habíamos vivido fuera de Corea y algunos pensaron que seriamos presas fáciles, pero al final nos hicimos con ellos – sabía que debía haber alguna historia turbia, pero no pregunté.

- Yo viví en Inglaterra, mis padres se mudaron cuando yo tenía diez años y volví para hacer la mili, después me salió este trabajo y decidí quedarme. Llevaba un año sin ver a este idiota – contó Kwang.

- Tengo excusa, me saque la oposición para policía – dijo orgulloso mi hermano.

- ¡Vaya! Enhorabuena – le felicitó - ¿Sabes? Él hablo mucho de ti cuando estábamos en el ejército – miedo me daba... ¿Le había hablado de mi familia? Miré enojada a Yoon – tranquila todo era bueno, de hecho pensé que más que su hermana serias su novia, hasta que empezó a salir con Hyna.

- La voy a conocer el viernes – dije feliz.

- ¿Sabes? Me alegro de que no sea tu novia – soltó de golpe Kwang – porque hoy pese a ver el anillo en su dedo le he lanzado ficha – confesó riéndose. Se notaba que él tampoco era de allí, su naturalidad a la hora de hablar, no era la de un Español pero si era más occidental que asiática.

- Ni de coña, no eres un buen partido – le dijo Yoon. Yo solo pude reírme. Pasamos un rato de lo más divertido y ameno, Kwang era un tipo genial.

La noche llegó a su fin cuando se acabaron las doce cervezas y los chicos se marcharon. Kwang se iba a encargar de mandar a Yoon a casa en un taxi así que no me tenía que preocupar de que condujera. Al rato de que se fueran, cuando me dispuse a recoger, vi que alguno de ellos se había dejado el móvil. No era el de Yoon. Supuse que cuando Kwang se diera cuenta vendría a por él y según lo pensé sonó el timbre.

- Tu móvil – le dije con él en la mano nada más abrir la puerta.

- Lo sé, lo he dejado a propósito – aquello me sorprendió. Cogió el teléfono de mi mano y sin más me besó en los labios, esperó a que le respondiera el beso, pero lo único que se me venía a la cabeza era la cara de Jimin. Me aparté sonriendo. Aquello había sido toda una declaración de intenciones.

- Eso no va a pasar – le dije con un desenfado que en el fondo no sentía.

- Bueno... creo que nos vamos juntos de gira... dame tiempo – me dijo aquello guiñándome un ojo y con una bonita sonrisa ladeada. ¿Quién en su puto sano juicio rechaza a semejante bombón? Me regañé a mí misma – por cierto – dijo dejando caer los honoríficos mientras se iba por el pasillo – puedes llamarme Oppa – dicho aquello se metió en el ascensor y se esfumó. Aquello me provoco una enorme carcajada.

Encontré una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora