Llegar a Nueva York había sido una locura. El aeropuerto de LA estaba a reventar de fans y tuvo que ayudarles la policía para poder acceder. Hasta que no entramos por la puerta del hotel en Nueva York no me quedé tranquila. Por suerte en aquel hotel no tuvimos ni un solo problema. Habíamos conseguido de nuevo toda una planta y esa vez además el mismo hotel tenia apostada seguridad abajo para evitar el acceso a personas ajenas al mismo.
Me fascinaba aquel fandom... en menos de dos horas ya había gente alrededor del hotel, eran como una enorme familia que compartía toda la información posible y se movían en masa. Me gustaba ver que los chicos tenían cubriéndoles las espaldas a semejante ejército.
Por fin tenía una habitación para mi sola, estaba deseando poder salir del baño desnuda, vestirme y arreglarme fuera. La diferencia de temperatura entre Los Angeles y Nueva York no era ninguna broma. Salimos de LA con veinte grados y estábamos allí a cuatro. Menos mal que ropa de abrigo no me faltaba, pero necesitaba comprarme unas botas. Sería mi prioridad al día siguiente.
Recibí una llamada al teléfono mientras me secaba el pelo después de haberme dado una merecida ducha de agua calentita.
- Dime mi amor – le dije a mi agente de bolsa – dame buenas noticias.
- Te voy a dar las mejores – me encantaba cuando me decía eso – he conseguido comprar el cinco por cierto de acciones de la empresa que me dijiste de Corea. No ha sido nada fácil, los inversores extranjeros no son bien recibidos y además invertí con las ganancias que obtuvimos de Netflix y de la inversión en esa marca de ropa que me dijiste – aquello eran maravillosas noticias.
- Genial ¿Cómo estás? – pregunté. Hacía mucho tiempo que no le veía, nos habíamos convertido en grandes amigos, podría decir que él era uno de los hombres de mi vida. Adrián era un chico con mucho talento, solo tenía cinco años más que yo y por eso en ese círculo donde bailan todos los brókers estaba infravalorado, pero había demostrado desde hacía años que era el mejor y trabajaba en exclusiva conmigo. Ambos nos conocimos en un bar, a través de unos amigos míos después de que yo pegara el pelotazo con una buena inversión que hice en una empresa de telecomunicaciones cuando tenía solo veinte años y él veinticinco. Una cosa llevo a la otra y ambos nos habíamos hecho millonarios gracias a nuestro fabuloso binomio.
- Genial, estoy de viaje en Nueva York – dijo Adrián sorprendiéndome.
- No me lo puedo creer, yo también estoy en Nueva york – seguramente hacia más de seis meses que no nos veíamos. Él se dedicaba a invertir y jugar con su dinero y parte del mío bajo mis órdenes y sus corazonadas. Estaba igual de podrido de dinero que yo o incluso más, ya que yo solía donar al año bastante dinero a organizaciones benéficas o a personas que lo necesitaban. Ese año había conseguido comprar un exoesqueleto para un niño con parálisis cerebral, fueron cincuenta mil euros que a mí no me supusieron mucho, pero a para ellos fue maravilloso y a mí me gustaba devolverle a la sociedad parte de lo que yo ganaba. Adrian era un poco menos generoso...
- ¡Venga ya! No nos vemos en Madrid y nos vamos a ver aquí – dijo riéndose - ¿Cuándo tienes un rato y cenamos juntos?
- Pues mañana, pero sería para la comida, estoy trabajando – le expliqué.
- ¿Trabajando? – preguntó curioso.
- Recuerdas esa empresa coreana que acabas de mencionar.... Pues estoy trabajando como traductora y gestora de eventos – le conté sabiendo que se iba a reír. No me defraudó, su carcajada se escuchó en toda mi habitación.
- Lo que te gusta hacer locuras ¿Sabes que podrías comprarte un bonito resort en alguna playa paradisiaca y vivir allí la vida padre no? – lo sabía, pero no era eso lo que quería.
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Encontré una Estrella
FanfictionImaginad que os quedáis atrapadas en una escala en Qatar y conocéis a un chico, el anonimato, el retraso del vuelo y unas copas, hacen que paséis una noche de pasión como nunca antes la habíais tenido. Cuando llegáis a Corea para una entrevista de t...