Capitulo 3

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Una vez en el bar del hotel pudimos pedir algo de alcohol, no era fácil tomar unas copas allí. Era un chico muy divertido, pero no se me había pasado el hecho de que ambos hablábamos en informal pese a que estaba segura de que yo era algo más mayor que él.

- ¿De verdad eres Española? – preguntó muy sorprendido cuando le dije que vivía en Madrid.

- Si, aunque mi mama es mexicana – expliqué.

- Hablas muy bien coreano ¿Cómo aprendiste? – una pregunta comprometida, no quería decirle que mi niñera era coreana, desvelaría un estatus social que no quería que nadie supiera, pese a que volar en primera clase ya dijera algo sobre ese estatus... Estaba claro que no podía decir que era porque me gustaba el cine y la música ya que por lo que podía ver sobre él y la forma de cubrirse cuando pasaba gente, debía ser algún actor o cantante.

- Tenía muchos amigos coreanos, me gusta estudiar idiomas – dije sin más. Se estaba haciendo tarde y el bar estaba completamente vacío, era momento de irme a dormir, pero la conversación y la compañía era tan agradable...

- Vaya... creo que esta va a ser mi última copa – dijo él enfrentando mis ojos y mordiéndose el labio. El alcohol, el lugar y el ambiente se apoderaron de mí y me dije "al diablo con todo, no le voy a volver a ver así que..."

Según lo pensé acerqué mis labios a los suyos, despacio, dándole tiempo a rechazarme si no quería continuar, pero no solo no me rechazó si no que tiró de mi hacia su cuerpo y ambos profundizamos un beso. No estoy muy segura de cómo llegamos a mi habitación ni de como gestioné el check in, pero me daba lo mismo.

Hacía tiempo que no me sentía así de libre, me deje llevar como nunca. Mi amiga Carla tenía razón, nada mejor que una aventura de una noche para dejar de lado todo y dejarte arrastrar por los instintos, al fin y al cabo no volveríamos a vernos, no tenía que preocuparme de como de dura y sexual resultara en la cama, no me preocupaban sus necesidades sino las mías. Sus labios estaban sobre los míos según entramos en la habitación, le quité la camisa como buenamente pude mientras su boca besaba mi cuello. Mi blusa y mi americana cayeron al suelo dejándome expuesta. Mi sujetador negro de encaje pareció ser de su gusto porque con un rugido muy sensual volvió a besarme y me tumbó sobre la cama. No sé en que en momento desaparecieron nuestros pantalones y nuestra ropa interior. Me dejé llevar por mis instintos y me coloqué encima de él. Yo llevaría la voz cantante en ese baile. Estaba segura de que él al igual que yo, no éramos personas que hiciéramos eso a menudo, pero aquello no había Dios que lo parara, éramos puro instinto y estábamos desinhibidos, esa sensación solo te la da el hacer aquello con un completo desconocido. Cuando me subí a horcajadas sobre él y me penetró me costó muchísimo no dejarme llevar tan pronto. Aquello era lo más excitante que me había permitido hacer nunca y él era todo un Dios. Sus gemidos y los míos era pura música, no sé cuánto tiempo estuvimos cambiando posiciones, pero creo que fue uno de los mejores polvos de mi vida. Cuando ambos terminamos, volvimos a respirar y a estar sobrios de golpe.

- Bonito tatuaje – me dijo mirando mi espalda – llevaba una flor de loto poco debajo de la nuca con varias decoraciones que bajaban hasta el centro de la espalda por mi columna.

- Igualmente – le dije tocando el tatuaje que llevaba él en las costillas – Nevermind – lo leí en voz alta.

Esa noche se hizo muy larga, no pudimos quitarnos las manos de encima y perdí la cuenta de las veces que lo hicimos. Fue todo puro fuego, sin filtros, sin restricciones.

Nuestro vuelo a Seúl salía en dos horas, yo ya había salido de la ducha y me estaba secando el pelo mientras él se duchaba. Pensé que al despertar la situación seria muy embarazosa e incomoda, pero no había sido el caso, seguimos con el mismo buen rollo.

Desayunamos en la habitación hablando de cosas sin importancia.

- Nos vemos en el avión – dijo él – voy a salir yo antes que tú, intenta darme diez o quince minutos... yo... en realidad... soy... - y le puse la mano en los labios para páralo.

- Da igual quien seas, entiendo que eres alguien que no quiere ser visto salir de un hotel con una mujer, no tienes por qué preocuparte – entendía perfectamente al chico, sobre todo porque era muy posible que fuera famoso y por lo que había leído allí no es una broma eso te tener un escándalo...

- Me gustaría presentarme... - dijo con timidez. Una timidez que no encajaba con lo que yo sabia de él... estaba claro que estaba acostumbrado a mostrar una personalidad diferente a la que tenia. Ese chico era puro fuego.

- Es mejor que no, no vamos a volver a encontrarnos, escucha – dije al ver su expresión – ha sido una noche inolvidable en serio, me ha encantado compartirla contigo – se estaba sonrojando – no suelo hacer esto... de verdad, ha sido la primera vez que me he dejado llevar así y no me arrepiento, pero ambos sabemos que esto termina aquí y es mejor que no sepamos nada más sobre nosotros.

- Tienes razón – dijo pensando sobre lo que le había dicho.

- Vamos, que al final perdemos el vuelo, te doy quince minutos desde que salgas de aquí – dicho aquello le acompañé a la puerta y aunque me moría de ganas por volverle a besar, sé que hacerlo nos llevaría de nuevo a la cama.

No iba a olvidarme de ese chico nunca, lo tenía claro, había tenido muchas parejas en mis treinta años, pero nunca había disfrutado en la cama tanto como con él. Quizás tenía que ver que ambos nos dejamos llevar sin ningún filtro y sin contenernos. Yo siempre me había contenido con mis parejas, un ex me dijo que era demasiado activa en la cama y aquello me cohibió con el resto de mis parejas, hasta esa noche, que me desquité. Esa aventura había sido un antes y un después de mi vida, no iba a volver a contenerme por nada ni nadie.

Llegué a la puerta de embarque muy justa de tiempo, me había demorado demasiado en la habitación pensando y recreándome en todo lo vivido. Él estaba allí, hablando con la azafata, vi por el rabillo del ojo que le estaba pidiendo un autógrafo. Le conocían, no quería causar problemas así que, pase por su lado sin mirarlo, lo ignoré como si no le conociera y así me pase todo el vuelo, ya que al parecer incluso viajando en primera no podía evitar que varias personas le tomaran una foto.

No volví a verle. Cuando me tocó desembarcar, vi como a él le llevaban por otro sitio diferente. Tenía la posibilidad de que me enviaran las maletas a mi destino, pero preferí recogerlas en el aeropuerto.

En Seúl estaba lloviendo y hacia un frio del demonio, el viaje se me había pasado volando, la noche anterior había hecho de todo menos dormir por lo que me quede completamente dormida durante la mayor parte del vuelo.

Yoon estaba esperándome fuera con una pancarta en la que en vez de poner mi nombre, había dibujado un jamón con la pata negra... 

Encontré una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora