Capitulo 4

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Me lancé a sus brazos, hacía cuatro años que no lo veía. Había vuelto a Corea dos años antes que su madre, para hacer el servicio militar, luego cuando salió ya decidió quedarse allí con ella, pese a que estaba muy apegado a España, al fin y al cabo él siempre se había sentido español.

- Te he echado mucho de menos – me dijo dejándome en el suelo. La gente nos miraba raro y él se dio cuenta de que me estaba dando cuenta – aquí es completamente diferente, no está bien visto este tipo de demostraciones de afecto – aclaró volviéndome a estrechar entre sus brazos e importándole lo más mínimo que la gente nos mirara.

- Vaya mierda... - dije dándole un beso en la mejilla.

- Pues sí, echo de menos aquello bichito – antes pensaba que odiaba aquel apodo, pero ahora que hacia tanto tiempo que no lo escuchaba me daba cuenta de que también lo había echado de menos – mi madre está deseando verte, creo que ha preparado comida como para un regimiento de infantería.

- Dios... que ganas de llegar – necesitaba volver a comer la comida de Nanna, era magnifica, mi padre estaba deseando tener una buena excusa para viajar a Seúl solo por ir a comer a su casa.

- Que sepas que todavía no me creo lo que vas a hacer – me dijo mientras entraba en su coche – es una locura – aclaró riéndose.

- Lo sé, pero quiero intentarlo – dije sinceramente.

- Tienes que decir que estas prometida – aquello me pilló por sorpresa.

- ¿A quién? – pregunté un poco perdida.

- Cuando te hagan la entrevista debes dejarles claro que no eres una mujer que está disponible, al fin y al cabo vas a atender a un grupo de idols masculinos y las agencias son muy celosas en cuanto a relaciones amorosas – me explicó.

- Pero si seguramente sea mucho mayor que ellos – aclaré riéndome.

- Pero eres una mujer muy atractiva y competente, además no te creas que los idols son tan jóvenes como parecen – aclaró.

- Bueno, pues tomo nota, estoy comprometida contigo – casi le hago frenar en seco. Comencé a reírme – si no, como explico que estoy en Seúl disponible para hacer la entrevista, contaré que estaba viendo a mi prometido cuando me enteré de la vacante – se me ocurrió aquello sobre la marcha y me pareció la mejor versión.

- Me parece bien, ¿Cuándo tienes la entrevista? – preguntó mientras nos parábamos en un semáforo. El viaje hasta Seúl desde el aeropuerto se me estaba haciendo eterno.

- Mañana.

Capítulo 3

Por fin llegamos a la casa de Nanna, tras miles de cambios de dirección, subidas y bajadas de calles estrechas, pensé que no sabría cómo volver, de hecho tenía que pedirle a Yoon que me apuntara la dirección completa para poder regresar cuando saliera.

- Estas más gorda – me dijo nada más pasar, que agradable recibimiento. Era baja y antigua, la casa digo... aunque Nanna también. Estaba en un barrio donde los edificios y las casas no eran muy altos.

- Estoy buenísima – contesté en respuesta, yo no era una mujer delgada, había heredado de mi madre mexicana sus caderas y su culo respingón, del que dicho sea de paso, estaba muy orgullosa. Usaba una talla cuarenta, tenía mis curvas a las que adoraba. Mi pelo era largo y rizado, color chocolate, nunca me lo había teñido. Mis ojos eran regalo de mi padre, verdes como las esmeraldas que resaltaban en mi cara como dos focos.

- Te he echado mucho de menos bichito – reconoció dándome un cálido abrazo. Su pelo seguía oliendo exactamente igual a como lo recordaba. Aquel olor y sus abrazos habían sido mi abrigo durante muchos años.

- Me han dicho que me has hecho mucha comida y por lo que se es la hora de cenar así que.... – dicho y hecho, aquel día comí por cinco y pese a que me había pasado el viaje durmiendo, caí en la cama como si llevara cinco días sin dormir.

Esa noche soñé con él.

Encontré una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora