Estaba nerviosa, no sabía si mi plan funcionaria, pero me habían confirmado que los chicos no habían cancelado la visita privada al museo Thyssen y yo podría colarme allí para hablar con Tae y Namjoon y hacerles llegar mi número y mi dirección para que Jimin me contactara, luego ya estaría en él hacerlo o no, sabía que aquello no tenía solución ni arreglo, pero necesitaba hablar con él para poder cerrar ese capítulo de mi vida en paz y seguir adelante.
Faltaban unos días para que el grupo llegaran a Madrid y a mi comenzaban a entrarme los nervios. Tenía entradas VIP para el concierto que se haría en el Metropolitano y la verdad es que me moría de ganas por volver a verlos.
- Llevas días súper nerviosa – me dijo Kwang que estaba sentado en el sofá viendo la televisión. Desde aquel día fatídico hacia dos meses, Kwang se había quedado a vivir conmigo en mi apartamento. No me importaba de hecho estaba muy cómoda con él. Había ocasiones en las que quería dejarme llevar e intentar algo con él... pero me parecía muy injusto hacerle eso sin haber podido olivar a Jimin ni pasar pagina.
- Si... bueno, tengo algunos negocios entre manos y ando nerviosa – no le había contado a nadie mi plan de ver a Jimin, sabía que nadie iba a estar de acuerdo, por eso, era mejor callarme.
- Siéntate conmigo a ver la película – dijo levantándose y agarrándome por los hombros para llevarme al sofá.
- ¿Qué estás viendo? – pregunté sentándome, él se sentó pegado a mi lado.
- Al otro lado – un peliculón y al final me quedé ahí sentada sin preocuparme por nada y comiendo palomitas.
Esa tarde me llamó Adrián para cerrar unas inversiones en dos start up que habíamos elegido de la feria y Carla nos invitó a cenar y salir a tomar unas copas. Era jueves y yo le había cogido algo de miedo a ir de fiesta la verdad, pero Kwang me animó y al final eran las nueve de la noche cuando estábamos sentados cenando en el restaurante de Dani Garcia.
- ¿Sabéis que hacéis una pareja maravillosa? – preguntó mi amiga ya un poco perjudicada con el vino. Yo no había vuelto a tomar una gota de alcohol desde el susto...
- Lo sé – dijo Kwang – pero tu amiga se niega a dejarme entrar en su corazón – y tenía razón, no podía dejarle pasar, al menos de momento.
- Voy a pasar página pronto... necesito algo de tiempo – dije mientras metía el tenedor en mi boca con una patata o algo parecido que estaba riquísimo.
- Eso no es un no – dijo Carla emocionada.
- Es lo más cerca de un sí que he estado nunca, asi que, me conformo – apuntó Kwang con una gran sonrisa. No podía decir que no me gustara porque sería mentira y además le apreciaba mucho. Intentaría que lo nuestro funcionara una vez cerrara por completo lo mío con Jimin.
- Hagamos una foto – dijo él sacando su móvil. Salimos todos muy guapos y él la subió a su Instagram.
- Yo no me he abierto ninguno – dije cuando le vi etiquetar a Carla.
- Puedes volver a activar el que tenías – me dijo ella sorprendiéndome. Pensé que eso se borraba. No era muy ducha en las redes sociales.
- ¿En serio? – pregunté intrigada. ¿Si lo activaba podría volver a contactar con Jimin? Saqué mi móvil he hice lo que me indicó mi amiga, pero vi que no tenía los mismos seguidores y que la cuenta que yo recordaba de Jimin no existía o había cambiado de nombre. Kwang me miró de reojo, sabía lo que estaba mirando. Él me etiquetó en la foto.
- ¿Vamos ahora a bailar un rato? – preguntó mi amiga – he quedado con un chico...
- ¿Un chico? ¿Quién? – pregunté sorprendida. Hacía mucho tiempo que no quedaba con ningún hombre, se había dado un respiro y un año sabático en cuanto a relaciones.
- Pues el que va a romper mi sequia... necesito un buen polvo – soltó sin pudor ninguno. Ambas nos reímos y Kwang se puso como un tomate – tienes que acostumbrarte aquí hablamos de sexo sin miramientos.
- Tiene razón – dije alzando las cejas por encima de mi copa sin alcohol.
Esa noche lo pasamos genial, conocí al chico de Carla, Benjamin que era majísimo, era inglés y ambos se habían conocido en Londres en una tienda hacia dos meses y la muy canalla lo habia mantenido en secreto hasta ahora. Él y Kwang eran del mismo equipo de futbol y habían hecho buenas migas desde el primer momento. Fuimos a varios locales a tomar unas copas y mientras nosotras bailábamos ellos se la pasaron hablando de futbol.
Para mi sorpresa Kwang se acercó a mi mientras bailaba Have Mercy y me agarró de la cintura. Luego vi como varios tipos se alejaban de nosotros. Era todo un caballero, me espantaba los moscones.
- ¿Me concedes este baile? – preguntó acercándose a mi oído, su boca rozó por un momento mi cuello y algo que creía que estaba muerto se reactivó como un resorte lanzando escalofríos a todo mi cuerpo.
- Claro – dije casi sin aliento y bailamos. No me di cuenta de cuando ni como, pero nos besamos y no fue un beso gentil...
Yo había decidido no volver a reprimirme en mis relaciones y no jugué a ser la niña delicada que solía gustar a algunos hombres. No me di cuenta pero entre unas cosas y otras estaba entrando por la puerta de nuestro apartamento medio desnuda seguida por Kwang en la misma situación.
- Escucha una cosa – le dije antes de seguir adelante – sabes que todavía siento algo por él – Kwang sabía perfectamente a quien me refería.
- Lo sé, pero yo me encargaré de que deje de ser así – esa promesa sonaba maravillosa, pero una parte de mí no quería que se cumpliera.
- No quiero hacerte daño, no quiero comprometerme a nada – sabía que con el calentón aquello era difícil de frenar – no hasta cerrar por completo ese episodio de mi vida.
- ¿Cómo piensa cerrarlo? – preguntó a dos centímetros de mis labios mientras apretaba mi cuerpo con el suyo contra la pared.
- Eso es cosa mía – no quería decirle que tenía pensado intentar hablar con él.
- Pues mira... te voy a decir como lo vamos a hacer – explicó dejando de besarme – voy a pararlo aquí, no vamos a ir mas lejos hasta que tu estés lista – dicho aquello se apartó y se metió en el baño para darse una ducha que imaginé seria fría.
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Encontré una Estrella
FanfictionImaginad que os quedáis atrapadas en una escala en Qatar y conocéis a un chico, el anonimato, el retraso del vuelo y unas copas, hacen que paséis una noche de pasión como nunca antes la habíais tenido. Cuando llegáis a Corea para una entrevista de t...