PROLOGO PARTE FINAL

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—Su mente sigue siendo la de una niña, y además de una chiquilla no muy inteligente —le recordó Alan en un tono de voz que la ansiedad había vuelto agudo—. Estoy seguro de que su madre la viste de esta manera debido a que ella no hace más que corretear por el bosque. Confía en la decencia de la gente que pueda toparse con ella, y con toda la razón. Ella no es un blanco de deseo legítimo, Douglas, y lo sabes. Dale su chal y deja que se vaya a casa.

—Se lo daré —le aseguró Douglas—. Todo lo que tiene que hacer es venir a por él. Anda, cariño. Ven, acércate a Douglas.

Totalmente ajena a las perversiones carnales de la mente de su torturador, ______ se lanzó para coger la prenda. En el momento mismo en que se acercó, Douglas la cogió de la cintura. Ella no gritó, pero los jadeantes ruidos de pánico que emitió resultaron aún peores. A Alan se le revolvió el estómago. No le gustaba lo que estaba pasando. No le gustaba en absoluto. La expresión visible en el rostro de Douglas era diabólica. Diabólica y cruel. Sus ojos color whisky despidieron un destello de pecaminosa excitación.

Alan dio un paso adelante.

—Deja que la chica se marche, Douglas. ¡Lo digo en serio!

—¿La chica? —Sin soltar su presa, Douglas se deshizo del chal para apretar con una mano el delicioso trasero de ______. A juzgar por la manera en que los dedos se hundieron en la carne, su manera de agarrarla era intencionadamente cruel—. Estás ciego, amigo mío. Ésta no es ninguna chica, es una mujer que ha alcanzado su pleno desarrollo.

Soltó una débil risa e intentó robarle un beso. Empujando inútilmente sus hombros, ______, con su pelo azabache cayendo como una sedosa maraña sobre la delgada espalda y con los ojos nublados por la confusión, logró arquear el cuerpo y esquivar su boca. Douglas se conformó con mordisquearla a lo largo de la columna del cuello.

—¡Caramba, qué dulce es! —La mano del tipo buscaba ahora el pecho con la misma perversidad con la que había agarrado el trasero.

La ira invadió a Alan. De ninguna manera se quedaría con los brazos cruzados viendo cómo Douglas le hacía daño a la joven. Aquello ya pasaba de castaño a oscuro. Cogió con una mano el musculoso brazo de Douglas.

—Te dije que la dejaras...

Alan no pudo terminar lo que estaba diciendo. El brillo de un puñal interrumpió sus palabras. Se quedó mirando al sátiro con mudo asombro mientras Douglas soltaba a ______ para adoptar una postura de combate y amenazarlo con el arma, que pareció salir de la nada.

—Nunca más vuelvas a meterte en mis asuntos —le advirtió Douglas con amenazadora suavidad.

Las rodillas de Alan estuvieron a punto de doblarse al pensar en la hoja de aquel puñal abriéndole el estómago de un tajo. Su único consuelo era que, en medio de la furia, Douglas pareció olvidarse de ______. Alan quería gritarle que huyera, pero sabía que, si lo hacía, Douglas recordaría lo que había estado haciendo y volvería a prestarle su lujuriosa atención. Sólo podía esperar que ______ tuviera el suficiente sentido común como para huir motu proprio.

—Venga, Douglas. Estás borracho —observó Alan con voz trémula.

Huye, ______. ¡Lárgate de aquí! Alan sintió gotas de sudor corriendo por su espalda. Con el rabillo del ojo, vio a ______ tratando desesperadamente de encontrar su chal. Su respiración era como jadeos superficiales, unos sonidos parecidos a los maullidos de una gatita. Resultaba evidente que tenía miedo y quería escaparse. Pero no estaba dispuesta a marcharse sin su chal. Con un sentimiento de desazón, Alan comprendió que, para ella, el chal era de suma importancia. Si regresaba a casa sin él, su padre la castigaría. La pobre chiquilla no comprendía el verdadero alcance del peligro que corría. Esto no le sorprendía. Dudaba de que otro hombre la hubiera mirado alguna vez con lujuria, y mucho menos que le hubiera puesto una mano encima. Ella no podía prever algo que no formaba parte de su experiencia. En aquel instante, la definición de la palabra inocencia adquirió un nuevo significado para Alan, y ______  era su personificación.

Centrando su atención en Douglas, Alan decidió tratar de razonar con él. Al menos podría ganar un poco de tiempo para ______, si no lograba nada más.

—Tranquilízate, Douglas. No querrás cometer un delito, ¿verdad? Si te metes con una Oops, lo estarás haciendo. Ella es la hija del juez Trimble, ¡por el amor de Dios! Retirado o no, se asegurará de que te cuelguen de las pelotas en el mástil de la calle principal si la tocas.

—¿Cómo lo sabrá? Ella no puede decírselo, ¿recuerdas?

Dado que era indiscutiblemente cierta, la observación hizo que a Alan se le helara la sangre en las venas. ______ no podía hablar. Aunque los reconociera, probablemente no sabía sus nombres, y no podría repetirlos si los supiese. Osó lanzar una rápida mirada hacia donde ella se encontraba, y la vio tirando de su chal para intentar desengancharlo de la raíz de un árbol. ¡Por Dios! Sus padres le habían enseñado bien. Tan bien que estaba dispuesta a jugarse el pellejo antes que abandonar aquel pedazo de lana que no tenía ningún valor. Alan sabía que _______ había sido víctima de burlas crueles durante casi toda su vida. De ninguna manera podía saber que en aquella oportunidad era diferente, que Douglas tenía la intención de hacer mucho más que simplemente atormentarla con bromas pesadas. Muchísimo más.

James, que se había sentado en un tronco caído, se puso de cuclillas. Sus ojos grises se llenaron de incredulidad, y Alan no sabía si esto era por causa del puñal o de la espeluznante sugerencia de Douglas.

—¡No puedes estar hablando en serio, Douglas! —Exclamó James—. Aunque ella no pueda hablar, hay que considerar el aspecto moral del asunto.

—¿Qué aspecto moral? —Douglas reía—. ¡Mira que sois remilgados! No sé por qué pierdo el tiempo con vosotros. Es muy probable que se esté muriendo de ganas. ¡Caray!, esta mujer tiene dieciocho o diecinueve años, como poco. La mayoría de las chicas de su edad ya están casadas y tienen uno o dos hijos. Ésta puede ser su gran oportunidad para divertirse un poco.

Divertirse. La palabra quedó flotando en el aire, desagradable, discordante. Alan rogó por seguir manteniendo la atención de Douglas, aunque sólo fuese un momento. Detrás de él, ______ finalmente logró desenganchar su chal. Como si tuviese ojos en la parte posterior de su cabeza, Douglas alargó la mano hacia atrás y la cogió de la muñeca en el instante mismo en que la muchacha se volvía para huir. Ella se tambaleó bajo la fuerza de la mano del agresor. Cuando vio el puñal que blandía, se quedó lívida. Alan supuso que finalmente su poco espabilado cerebro había comprendido que Douglas podía ser un hombre realmente peligroso.

Acentuando la advertencia que le hacía a Alan con la afilada punta de su puñal, Douglas preguntó:

—¿Alguno de vosotros quiere enfrentarse conmigo? Si es así, haced como las ranas y brincad hacia él.

Ninguno de ellos era tan tonto como para hacer algo semejante. Sabían que Douglas era capaz de matar. El brillo que había en sus ojos era prueba fehaciente de que en ese momento estaba dispuesto a ello. Siguió agitando el puñal en el aire. Aquella fría sonrisa prometía tomar represalias si alguno de ellos se atrevía a desafiarlo. Cuando estuvo seguro de que nadie tendría el valor de hacerlo, guardó el arma en la funda de su cinturón y centró toda su atención en ______, que se retorcía en vano, intentando liberarse de las manos de aquel hombre.

—¡No puedes hacer eso! —gritó Alan.

—¿Quién me lo impedirá?

No sería ______, por supuesto, pues era una joven de complexión delgada, mientras que Douglas era un hombre robusto de más de un metro ochenta de alto. Girando ágilmente sobre sus talones, la arrojó al suelo, le levantó la falda y la violó sin esfuerzo alguno, como si se tratase de una niña.

The ______ Song (Harry Styles) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora