CAPÍTULO 28

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Aquella noche, después de la cena ______, la mayor parte de la cual se negó a comer una vez más, Harry subió a la habitación de los niños con un bloc de dibujo y un lápiz. Para no asustar a ______ más de lo necesario, le pidió a Maddy que estuviera presente durante la conversación. Encantada de hacerle este favor, el ama de llaves ya estaba sentada en el borde de la cama cuando él llegó.

______ se encontraba sentada a la pequeña mesa que estaba cerca de la ventana, con las manos fuertemente apretadas sobre su regazo, los tobillos cruzados y los pies descansando sobre el travesaño de una silla. Al ver a Harry abriendo la puerta, el poco color que le quedaba en las mejillas desapareció por completo. A pesar del evidente miedo que le tenía, la muchacha no intentó, como había hecho la noche anterior, dejar la silla para buscar un rincón oscuro. Puesto que él dudaba de que ella se hubiera vuelto valiente de improviso, sólo podía suponer que su audacia se debía al hecho de que Maddy se encontraba cerca. Era evidente que se sentía segura mientras la rolliza mujer estuviese allí para protegerla.

La postura erguida de ______ le permitió a Harry  verla mejor que la noche anterior, y lo que vio lo dejó consternado. En los últimos cuatro días, había perdido una cantidad alarmante de peso. Según Maddy, no había comido prácticamente nada desde la noche en que él despidió a la señora Perkins; unos pocos bocados en cada comida, y nada más. A juzgar por su flacura, supuso que había comido así de mal los tres primeros días de su estancia; lo cual explicaba, mas no justificaba, los intentos fallidos de la cuidadora por obligarla a comer.

Harry esperaba que después de aquel encuentro ______ colaborara un poco más y dejara de privarse de la comida. De lo contrario, no tendría más remedio que perfeccionar los métodos de la señora Perkins. Si bien no dudaba de su capacidad de dominar a la joven y obligarla a comer, no le gustaría en absoluto tener que recurrir a medidas tan drásticas. La pobre ya había sufrido lo suficiente en aquella casa.

La luz de la lámpara titiló en los rebeldes rizos azabaches que enmarcaban su pequeño rostro, haciendo resaltar el color de los ojos, que, en aquel momento, le recordaban lagos azules de aguas cristalinas. Su vestido, prenda de color rosa apagado que sería más apropiada para una niña, le quedaba aún más holgado que antes. Su muy gastada tela se pegaba ligeramente a las sutiles curvas de su cuerpo. La perfección en miniatura, eso era ______, encantadora de una manera que eclipsaba a las bellezas más voluptuosas que lo habían atraído en el pasado.

La sugerencia de Maddy de que hiciera de aquél un auténtico matrimonio volvió a cruzar por su cabeza justo en aquel momento. Aunque odiaba admitirlo, incluso para sus adentros, era una idea tentadora. Increíblemente tentadora. Los aspectos físicos del hecho de casarse con una mujer tan hermosa no serían inconveniente alguno para él; ni para ningún otro hombre, en realidad. Pero más que esto, hacer de aquél un matrimonio verdadero sería mucho menos complicado que el plan original. Infortunadamente, la culpa que sentía por atreverse siquiera a pensar en algo por el estilo constituía una barrera que él no parecía poder salvar. Había códigos de decencia que un hombre debía obedecer si quería respetarse a sí mismo, y una mujer con la discapacidad mental de ______ no era un objeto de deseo legítimo.

Después de subir la luz de la lámpara, Harry también se sentó a la mesa. Puso su silla frente a la de ______, con la esperanza de que pudiera sentirse más tranquila si él guardaba las distancias. Dado que su plan consistía en comunicarse con ella mediante dibujos, supuso que era una buena señal que ella pareciera estar fascinada con el bloc y el lápiz.

—Hola, ______ —dijo él en voz baja.

Apartando la mirada del bloc de dibujo, la muchacha miró fijamente su boca. La expresión de su rostro revelaba con mayor claridad que las palabras que no había entendido lo que le dijo. No era un comienzo muy alentador. Le tenía que hacer entender de alguna manera que la ingestión de alimentos no tenía nada que ver con el hecho de que su cintura creciera cada vez más.

Cuidadosamente cubierto con un paño, el plato de comida de ______ se encontraba delante de uno de sus codos. Las casi intactas raciones de comida formaban montículos reveladores bajo el lino. Apartando el bloc y el lápiz de un empujón, cogió el plato, destapó la comida y levantó con el tenedor unas cuantas judías verdes. Los expresivos ojos de la joven mujer reflejaban una obstinación que sorprendió a Harry, además de hacerle gracia. ______ enseguida apretó la boca con fuerza. Era evidente que no tenía la más mínima intención de rendirse sin oponer resistencia.

Mucho más nervioso de lo que la situación justificaba, Harry esbozó lo que esperaba que fuese una sonrisa llena de seguridad y tocó el labio inferior de la joven con el puntiagudo extremo de una judía. Ante este contacto, ella se echó hacia atrás sobresaltada, casi de forma refleja, y bajó la vista para mirar los dientes del tenedor bajo su nariz. Cuando se movió, la luz de una lámpara de pared cayó directamente sobre su rostro.

Durante un momento interminablemente largo Harry miró fijamente su boca. Luego, bajó la mano despacio. Olvidando sus buenas intenciones de no decir palabrotas en presencia de ______, y con la voz áspera por causa de la furia que sentía, estalló.

—¡Esa Oops! desalmada!

Sobresaltada por el tono y el volumen de su voz, Maddy enseguida se levantó de la silla.

—¡Madre de Dios! ¿Qué pasa?

Harry también se levantó de su silla y rodeó la mesa. Al advertir aquel repentino avance, ______ intentó huir. Antes de que lograra hacerlo, él la cogió de un hombro. Aunque la expresión de terror de su rostro le partió el alma, la sujetó para que permaneciera sentada en su lugar y sostuvo su barbilla con una mano. Con los ojos como platos y el rostro tan blanco como la leche, la joven se quedó paralizada al instante, como si temiera incluso respirar.

Desde luego, tenía miedo, pensó él con mordacidad. ¿Qué motivo tendría para no sentirlo? Douglas había cometido el más abyecto crimen en su contra, y ahora era la prisionera de un hombre que ella seguramente consideraba un monstruo.

Temblando a causa de sentimientos difíciles de identificar, y más aún de controlar, Harry frotó suavemente el labio inferior de ______ con su dedo pulgar. ¡Marcas de pinchazos! Una ira impotente bulló dentro de él.

—Ay, cariño, lo siento mucho.

Maddy andaba alrededor.

—¿Señor?

Harry  habló, intentando dominarse.

—Esa mujer le clavó un tenedor en el labio.

«Es culpa mía», susurró una vocecilla dentro de la cabeza. «Todo esto es culpa mía». Nunca en su vida, dispusiese del tiempo que dispusiese, volvería a pasar por alto la verificación de la autenticidad de las referencias de un empleado. No se sentiría tan mal si fuera él quien tuviera que pagar cara su propia desidia, pero era una chica indefensa quien había sufrido las consecuencias. Y él nunca podría perdonárselo.

The ______ Song (Harry Styles) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora