El tiempo, al menos tal y como los demás lo interpretaban, era un concepto que ______no entendía. Para ella no existían los relojes, los horarios ni los calendarios para marcar los días, las semanas y los meses. Ella sólo sabía que los largos y lentos días de la época de las mariposas se habían vuelto más cortos, que las hojas de los árboles empezaban a teñirse de color y que el aire era cada vez más frío.
La estación lluviosa se aproximaba y ella podía sentirlo en sus huesos. Pero por primera vez en su vida este pensamiento no la deprimió. La casa de Harry, a diferencia de la de sus padres, era un lugar lleno de emociones y descubrimientos. Pasaba horas todos los días sentada en su cama, tocando la flauta. Cuando se aburría de esto, podía ponerse a dibujar todo lo que quisiera, pues Harry se había enterado de que le gustaba hacerlo y le había regalado carboncillos y blocs de dibujo. Por otra parte, su madre la visitaba con mucha frecuencia, por lo general por las tardes. Su madre estaba aprendiendo a leer sistemáticamente los labios y, por primera vez en muchos años, ______ había logrado establecer cierta comunicación con ella. Ocupada con todas estas actividades, ya no temía verse obligada a permanecer en la casa.
Pero en realidad no tenía por qué hacerlo. Además de los materiales de dibujo, Harry le había regalado un artilugio de aspecto bastante extraño que él llamaba paraguas, y que ______ comparaba con un techo con mango. Según él, cuando llovía, uno abría el paraguas y lo situaba sobre la cabeza. El resultado era que llovía en torno a la persona, pero no sobre ella. Con el paraguas, ella podría salir a pasear en medio de la lluvia cada vez que quisiera, sin mojarse.
Si es que aún podía caminar cuando llegara la estación lluviosa. Su vientre estaba creciendo tanto, que a ella misma le parecía que andaba como un pato. Bajar las escaleras era lo que más le angustiaba. Con aquella panza tan prominente, tenía que inclinarse ligeramente hacia atrás para no perder el equilibrio en los escalones. Era muy difícil.
También se estaba volviendo preocupante. Gracias a lo que Harry le había dicho —que los bebés nacían de una forma completamente diferente de los pollitos—, ya no creía que podría poner un huevo. No obstante, no le cabía la menor duda de que había un bebé creciendo dentro de ella. Algunas veces podía incluso sentirlo moviéndose, como si estuviera ansioso por salir. Dado su tamaño, ______ estaba empezando a preguntarse cómo lo lograría. No a través de su ombligo, con toda seguridad.
Quería preguntarle a alguien cómo nacían los bebés humanos, pero no sabía cómo hacerlo. Su madre apenas estaba empezando a leer los labios. Harry lo hacía mucho mejor, pero no tanto como para entender todo lo que ella decía. Las pocas veces en que había intentado hacerle preguntas acerca de los bebés, él no parecía entenderla. De hecho, ______ a veces tenía la sensación de que él no quería entenderla. Esto le preocupaba y le hacía preguntarse si tener un bebé no sería una experiencia horrible para la madre. Aunque esto no le importaba. Quería un bebé y, así tuviera que pasar un momento desagradable para tener uno, estaba dispuesta a hacer todo lo que fuese necesario.
Un día, a última hora de la tarde, momento que ______ normalmente pasaba junto a Harry, él recibió un recado solicitando su inmediata presencia en las caballerizas. Poco después de que él saliera de la casa, ______ empezó a sentirse aburrida y, puesto que últimamente le habían dado más libertad de acción y le permitían salir sola, decidió dar un paseo por la propiedad. Su vagabundeo la llevó justamente a las caballerizas.
Inmediatamente después de entrar, se paró en seco e inclinó la cabeza, subyugada por un sonido apenas perceptible que rompió el silencio que siempre la rodeaba. Puesto que eran muy raras las ocasiones en que ella podía percibir algún ruido, esto no era sólo un hecho novedoso, sino también insólito. Era un sonido agudo, muy distinto de todo lo que ella recordaba haber oído en su vida. Sintiéndose atraída por él, atravesó, vacilante, las caballerizas. Aceleró el paso ligeramente cuando se hizo más fuerte y fácil de seguir.
A mitad de camino del oscuro pasillo, ______ llegó a la intersección de dos corredores. A su izquierda, vio el brillante círculo formado por la luz de una linterna, y unos hombres dando vueltas alrededor del disco luminoso. Fascinada, se dirigió hacia ellos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver lo que ocurría, se dio cuenta de que estaban reunidos frente al cubículo de un caballo. Estirando el cuello para poder ver un poco mejor, vio a Harry arrodillado junto a una yegua que estaba tumbada dentro del recinto.
El sonido agudo y desgarrador salía de la yegua. La pobre bestia estaba chillando, sacudiendo la cabeza e intentando desesperadamente levantarse. Harry, con el rostro crispado y las venas del cuello hinchadas, estaba haciendo un gran esfuerzo para ayudar a la yegua a levantarse. Durante los intervalos en que el animal se tendía en el suelo, cansado y sin fuerzas, él acariciaba su vientre abultado y le decía una y otra vez:
—Todo va a salir bien, chiquilla. Todo va a ir bien.
______ advirtió que sus brazos estaban manchados de sangre hasta las mangas de la camisa, que él se había remangado a la altura de los codos. Tenía la preocupación grabada en las cinceladas líneas de su rostro moreno, y cuando la joven embarazada pudo ver brevemente sus ojos, advirtió que estaban llenos de dolor. Luego, dirigió la mirada hacia la yegua. Algo terrible le había pasado a la pobre criaturilla, comprendió ______. A juzgar por la sangre, era posible que la yegua se hubiese herido de alguna manera.
—Tranquila, chiquilla. Tranquila.
Detrás de Harry, Deiter, el jefe de cuadra, estaba batallando con una especie de artilugio con polea que había sido atado a las vigas. ______ supuso, por el diseño del mecanismo, que los hombres pondrían las correas de lona alrededor del cuerpo de la yegua para poder levantarla.
Con muchísima pena por la pobre yegua, ______ se acercó para ver mejor. La bestia escogió aquel preciso momento para lanzarse con todas sus fuerzas hacia arriba, haciendo que Harry se apartara mientras ella lograba ponerse de rodillas. Cuando Harry gritó —______ supo que estaba gritando por la manera en que se hincharon los músculos de su cuello—, Deiter dejó lo que estaba haciendo y corrió a su lado. Con la ayuda de los dos hombres, la bestia se levantó tambaleándose.
Desesperada, probablemente a causa del dolor, la yegua no pareció agradecer la ayuda de los hombres y empezó a dar vueltas en círculo, sacudiendo la cabeza y arremetiendo contra Harry con uno de sus cascos delanteros. El jefe de cuadra, intentando esquivar las coces, trató de coger el arnés, pero no lo logró. El animal, en su desesperación por escapar, cambió de dirección una vez más, ahora volviendo sus cuartos traseros hacia la puerta abierta del cubículo.
______ estuvo a punto de desmayarse. El trasero de la yegua estaba dilatado y salía mucha sangre. Las diminutas patas de un caballo se dejaban entrever por él. Sus cascos estaban cubiertos de una sustancia blanca que parecía grumos de leche cuajada. Un bebé... la yegua estaba dando a luz.
______ se quedó paralizada, con los ojos clavados en la escena. Los ijares de la yegua se movían agitadamente y estaban cubiertos de sudor. Harry cogió una de las correas que colgaban del techo y rápidamente la pasó alrededor de la cincha. Cuando logró atar la tira, corrió hacia la pared, desenganchó una polea y, saltando tan alto como pudo, tiró de ella con todo su peso.
Mientras ataba la polea, miró a Deiter por encima del hombro.
—¡Haz que el potrillo se dé la vuelta! Date prisa, Deiter, o lo perderemos, ¡maldición!