Harry golpeó la puerta principal de los Trimble con tal fuerza que la madera se sacudió en sus goznes. Enseguida oyó pasos que se dirigían corriendo a responder a su llamada y, en el instante mismo en que la puerta se abrió, entró como un ciclón en la casa, y estuvo a punto de derribar al asustado mayordomo. —¿Dónde está James? —preguntó a gritos. Agarrando firmemente sus solapas, el criado se encogió de hombros para arreglarse la chaqueta. —Le ruego que me perdone, señor, pero... —No se preocupe. Lo buscaré yo mismo. Harry se dirigió a grandes zancadas al salón. Pensó que los padres de ______ podrían encontrarse allí a aquella hora. No había nadie en esa estancia. Acto seguido, recorrió el corredor con paso resuelto, abriendo todas las puertas. Tampoco vio a nadie en el estudio de James, la sala de estar o la biblioteca. Al final del pasillo, se encontró con una serie de paneles de caoba. Empujándolos con el hombro para abrirlos, entró de sopetón en el comedor y sorprendió a sus suegros cenando. James alzó la vista con los mofletes repletos de comida, y el tenedor y el cuchillo suspendidos sobre el plato. Al reconocer a Harry, tragó la comida con dificultad. —¡Dios santo! ¿Qué pasa? ¿______ está bien? Edie, que se encontraba sentada en el extremo opuesto de la larga mesa, de espaldas a las puertas, se levantó de la silla de un salto. Al hacer esto, golpeó la copa, que cayó, derramando el vino. El líquido color carmesí salpicó el inmaculado mantel blanco y formó un charco alrededor del pie de un pretencioso candelabro ornamentado. —¿Qué diablos ha pasado? —preguntó ella—. ¿Ha hecho algo terrible? ¿Qué ha ocurrido? Ignorando a Edie, Harry pasó de largo por su lado para avanzar hacia James. Cuando llegó al otro extremo de la mesa, cogió al juez de las costuras de uno de los hombros de su esmoquin y tiró de él bruscamente para obligarlo a ponerse de pie. —¡Eres un Oops! egoísta y desalmado! —Harry estaba fuera de sí—. ¿Cómo pudiste hacerle algo tan monstruoso a tu propia hija? El miedo hizo que los ojos azules de James se abrieran como platos y que su rostro se pusiera lívido. —¿De qué diablos estás hablando? —El padre trató de agarrarse de las muñecas de Harry—. Me vas a romper el traje, hombre. —¿El traje? Harry soltó al hombre de manera tan repentina que éste se tambaleó, tropezó con su silla y cayó al suelo. —Lo que voy a hacer, miserable gusano, es arrancarte la cabeza de los hombros. Apoyándose sobre una rodilla con gran dificultad, James agarró el brazo de la silla con todas sus fuerzas para tratar de recobrar el equilibrio. —¡Explícate! ¡No puedes irrumpir en mi casa de esta manera, profiriendo amenazas, agrediendo y escandalizando! Hay leyes que... —¿Leyes? —Harry dio un enorme puñetazo en la mesa. Las fuentes y los candelabros saltaron ante la fuerza del impacto y volvieron a caer con gran estrépito—. Hay normas de decencia, amigo mío, que nunca han sido escritas en tus preciosos códigos. ¿Acaso has respetado alguna de ellas en tu vida? Con tu hija no, de eso estoy completamente seguro. —Harry apuntó a la nariz del otro hombre con un dedo—. Entiende esto, despreciable hijo de Oops!, ______ nunca regresará a esta casa. No lo hará mientras yo esté vivo. Da por rota mi palabra en lo que se refiere a esa parte de nuestro acuerdo, y más vale que le des gracias a Dios Todopoderoso porque eso sea lo único que haya decidido romper. —No sé de qué me estás hablando —dijo James con voz trémula—. Nunca he maltratado a mi hija. —¿Nunca la has maltratado? —Harry soltó una áspera carcajada—. Además de pegarle cada vez que desobedecía, has faltado a tu deber de darle una educación. ¡Hay colegios para sordos! Y se pueden hacer muchas cosas para ayudar a una persona como ella. En todos estos años, ni siquiera le has comprado una trompetilla, un aparato de resonancia. Y, peor aún, ¡has dejado que todos en este pueblo crean que es una Oops! ¿Cómo logras conciliar el sueño por las noches? ¿Puedes decírmelo? Estoy completamente seguro de que yo no podría. Tras esta acusación, un silencio de asombro se apoderó de la sala. A través de la nube de su ira, Harry logró enfocar con claridad el rostro de James. Lo que vio en la expresión del otro hombre lo ayudó a sofocar su furia. No vio culpa alguna en ella, como esperaba, sino una mezcla de incredulidad y de profundo alivio. En aquel instante Harry cayó en la cuenta de que los padres de ______ no lo sabían. Por imposible que pareciese, ellos de verdad no lo sabían. Tembloroso bajo los últimos vestigios de su furia, sacó una silla de un tirón y se dejó caer en ella como si alguien le hubiera dado un golpe en las corvas. —La chica es sorda —dijo con voz ronca—. No está loca, ni tampoco es una Oops. Es sorda. Edie se dejó caer en su silla de nuevo, tapándose la boca con una mano temblorosa y apretándose la cintura con la otra. Miraba fijamente a Harry por encima de los nudillos de sus blancos dedos. Después de un momento, bajó la mano. —¡______ no está sorda! ¡La chica puede oír tan bien como usted y yo! Harry sintió que la ira estaba creciendo de nuevo dentro de él. —Esa es una absoluta mentira, y usted lo sabe. La chica está sorda. Yo mismo lo he comprobado esta tarde. Y no me diga que usted no la ha visto. Ella no creó ese mundo de fantasía que encontré en mi ático de la noche a la mañana. Hace muchos años que practica esos juegos. ¡Usted ha tenido que verla! En algún momento, ha debido sorprenderla jugando en su mundo imaginario. La culpa que se reflejó en los ojos de Edie lo decía todo. Harry nunca le había pegado a una mujer, pero en aquel momento sintió un fuerte impulso de hacerlo. Quería que ella sintiera lo mismo que ______, al menos una vez. Sin duda alguna, así había tratado ella a su hija en innumerables ocasiones. —¿Cómo pudo usted hacer caso omiso de las necesidades de su hija? —Harry tenía ahora la voz quebrada—. Si se les presta la ayuda que requieren, los sordos pueden llevar vidas prácticamente normales. —¡Ella no está sorda! —Edie se levantó rápidamente—. ¿Cree usted que si eso fuese verdad yo no lo sabría? ¿Piensa que yo no he deseado que así fuera, que incluso no he rezado para que eso fuese verdad? Ella no está sorda, se lo aseguro. Se ha vuelto miles de veces al oír su nombre. ¿Cómo se atreve usted a irrumpir en nuestra casa, gritando obscenidades y acusándonos de maltratar a nuestra hija? —Se llevó una mano a la boca para reprimir un sollozo—. ¿Cómo se atreve? La indignación se adueñó de Harry, ocupando el lugar de la ira. Se levantó y volvió a meter la silla bajo la mesa. —Y yo que pensé que estaba ciego. Mi esposa es sorda. Tan sorda como una tapia. —Lanzó una mirada a James, que se encontraba detrás de su silla, agarrando fuertemente el respaldo como si no pudiese permanecer de pie sin este apoyo—. ¿Se han dado cuenta ustedes de que he dicho mi esposa? No estoy usando esta palabra a la ligera. A partir de este momento, ______ es una Styles, y como tal ha dejado de pertenecer a esta familia y de tener algún tipo de relación con sus miembros. Edie giró sobre sus talones para ver a Harry salir de la habitación. Cuando el indignado marido llegó a la puerta, ella dejó escapar un grito. Era más un gemido que una palabra. El se detuvo para mirarla. Vio su dolor, pero no se compadeció de él. No había lugar en su corazón para ese sentimiento. Sólo ______ merecía su compasión. —No nos puede usted separar para siempre de nuestra hijita —susurró ella con tono áspero—. ¡No puede hacer algo semejante! Nadie podría ser tan desalmado. Harry la miró con glacial repugnancia. —Llámeme desalmado, si le apetece, pero eso es exactamente lo que pienso hacer. No quiero que ninguno de los dos se acerque a mi esposa. Su amor, si alguien en su sano juicio puede llamarlo así, no ha hecho más que causarle daño. —Miró a Edie a los ojos—. Usted, señora, no merece llamarse madre. —Luego se volvió hacia James—. Y tú has ridiculizado la palabra padre. Tras decir estas palabras, Harry salió de la casa cerrando la puerta de un portazo y jurando en silencio que nunca en su vida volvería a poner un pie en el umbral de los Trimble. Sin embargo, en el camino de regreso a casa, algo rondaba insistentemente en sus recuerdos. Algo escurridizo. Algo que Maddy le dijo alguna vez. Estaba a punto de llegar a Styles Hall cuando finalmente recordó de qué se trataba. Maddy y él se encontraban en su estudio hablando de ______ y, en el transcurso de la conversación, Maddy descartó la posibilidad de que ______ estuviese sorda. «Ella se vuelve cada vez que la llamo», había dicho. Mientras Alex desensillaba su caballo y lo llevaba a la cuadra, estas palabras le venían insistentemente a la memoria. Edie Trimble le había dicho básicamente lo mismo. «Ella se ha vuelto miles de veces al oír su nombre». Harry no se arrepentía de nada de lo que le había dicho a los Trimble. A su juicio, ellos se merecían cada una de sus palabras, y mucho más. Pero lo que Edie le había dicho lo llenaba de esperanzas. ¿Sería posible que ______ no estuviese completamente sorda? ¿Sería posible que pudiera oír algunos sonidos? Harry corrió a la casa, tan emocionado que no veía la hora de poder hablar con Maddy acerca de esta posibilidad.