Cuando Edie Trimble entró en el salón, arrastrando a su hija tras ella, Harry apretó con tal fuerza su copa vacía que el cristal estuvo a punto de hacerse añicos. Con aquellos ojos enormes en su rostro pálido, ______ primero lo miró a él, luego al pastor y, por último, a su padre. Era evidente que no estaba acostumbrada a estar en presencia de invitados, y mucho menos de un hombre que se parecía tanto a aquel que la había violado. Tirando desesperadamente de los dedos de su madre para intentar liberarse de la mano que la agarraba con fuerza, la joven clavó sus talones en el suelo y puso todo su peso, aunque escaso, en el empeño de impedir el avance.
Edie recompensó los esfuerzos de ______ clavando los dedos en su brazo y dándole una sacudida violenta.
—¡Ya basta! —gritó.
______ se estremeció y enseguida alzó instintivamente el otro brazo para protegerse la cara. Para Harry, era más que evidente que, de no haber nadie en la habitación, Edie le habría dado una bofetada. Dirigió la mirada hacia las huellas rojas que los dedos de la mujer habían dejado en el brazo de la joven. Con movimientos precisos, puso su copa sobre la repisa de la chimenea y se volvió hacia el pastor, al que habló con un enfado mal disimulado.
—Terminemos ya con todo este asunto.
Edie, perfectamente vestida para la ocasión, con una blusa rosa y una falda del mismo color que combinaba muy bien con el traje de su esposo, le lanzó a éste una mirada de asombro. Harry la miró a la cara. Le importaba un bledo que adivinase lo que él estaba pensando. El hecho de que nunca le hubiera pegado a una mujer, y de que no tuviese ninguna intención de empezar con ella, no significaba que no pudiera contemplar la idea en un caso excepcional.
Mientras se acercaba al pastor a grandes zancadas, le echó un detenido vistazo al raído vestido azul de ______. Sin ninguna duda, un hombre con la posición económica de Trimble podría haberle comprado a su hija un vestido mejor, especialmente el día de su boda. Aunque sólo fuese una farsa, no dejaba de ser una boda. Las Oops! de los zapatos negros de la chica estaban tan desgastadas que sólo quedaba algo así como un cuero áspero. Sus medias blancas que se dejaban ver a partir de las espinillas, debido a que el vestido tenía la longitud del de una colegiala, tenían manchas de hierba. Había visto a algunos huérfanos mejor vestidos que aquella niña.
Cuando él se acercó, ______ empezó a forcejear de nuevo con la mano de su madre. Harry se detuvo a varios metros de distancia del punto al que originalmente planeaba dirigirse. Con su pelo convertido en una salvaje maraña de rizos negros alrededor del rostro y vestida de aquella manera, parecía más una niña que una mujer.
Una niña aterrorizada.
No queriendo asustarla aún más con su mirada, Harry apartó la vista y centró toda su atención en el pastor, que había abierto su devocionario y lo estaba hojeando rápidamente. Advirtió que el traje negro del clérigo estaba medio estropeado y, como se encontraba tan cerca de él, percibió el olor acre del sudor rancio que salía de su chaqueta de pana. Puesto que era una mañana calurosa, aquel fétido olor era casi insoportable. Era suficiente para revolverle el estómago. Lanzó una mirada de preocupación a ______. ¿Afectaría aquella pestilencia a la joven embarazada?
Manifiestamente turbada por su mirada inquisidora, ella inclinó la cabeza, ocultando el rostro detrás de la gruesa cortina de pelo negro. Harry se preguntó qué estaría pensando, y si tendría alguna idea de lo que estaba a punto de suceder. Cuando su madre le soltó la muñeca, ella miró con ansia hacia atrás, a la puerta. Luego, obviamente temerosa de poner a prueba el mal genio de Edie huyendo de aquel lugar, empezó a moverse nerviosamente: frotaba las Oops! de sus botines contra la lana de la alfombrilla con estampados de rosas y tiraba de los botones de su canesú. Harry no tuvo más remedio que sonreír cuando ella de repente entrelazó los dedos, volvió las palmas de sus manos hacia fuera y extendió los brazos para hacer crujir los nudillos. Puesto que a él también le gustaba hacer esto, entendía perfectamente lo tranquilizadora que podía ser esta acción cuando una persona estaba nerviosa.
—______, ¡ya basta! —gritó Edie.
—Déjela en paz —ordenó Harry en voz baja.
Las cejas de Edie, tan parecidas a las de su hija, se arquearon hasta casi alcanzar el nacimiento del pelo.
—¿Cómo dice?
—No le está haciendo daño a nadie. —Miró al pastor—: Widlow, dadas las circunstancias, saltémonos todas las partes innecesarias y vayamos al grano.
Más que feliz de complacerlo, el reverendo encontró la página que estaba buscando y la marcó con una cinta roja hecha jirones. Con sonrisa vacua e impersonal, tosió para aclararse la garganta y, con voz cantarina, empezó a celebrar la boda.
Cuando finalmente llegó el momento de que ______dijese: «Sí, quiero», Edie Trimble cogió la cara de la joven entre sus manos y, con brusquedad, la obligó a asentir con la cabeza. El pastor no hizo ni la más breve pausa, y terminó la corta ceremonia a toda prisa.
Renunciando al privilegio de besar a la novia, Harry se mantuvo lejos de ella, y siguió a sus suegros y al pastor hasta un pequeño escritorio, donde esperaban los documentos matrimoniales. Después de garabatear su nombre en la línea indicada, Harry dio un paso hacia atrás para que ______ pudiera acercarse sin sentirse amenazada. Con todos los allí presentes como testigos, su marca, que hizo con la ayuda de su padre, fue suficiente para cumplir con el requisito de la firma.
Así de sencillo. Ya estaban casados. Harry apenas podía creerlo. Ignoró las caras sonrientes del pastor y de los padres de ______, y clavó los ojos en la novia. Manteniéndose cerca de su madre en todo momento, ella había dejado caer la cabeza de nuevo; postura de abatimiento que, si bien le partía el corazón, empezaba a sacarle de quicio. Se le ocurrió que era posible que la chica estuviera empezando a cansarse y, dada su condición de embarazada, esto no debía ser nada bueno para ella.
Miró a Edie Trimble a la cara.
—Como acordamos que todo debía estar listo después de la ceremonia, le ordené a mi cochero que aparcara el carruaje frente a la puerta principal y que se ocupara de guardar los baúles. Si vamos directamente a Styles Hall, ______ tendrá casi todo el día para instalarse antes de que la deje usted allí sola esta noche.
Edie se mordió el labio inferior y lanzó una mirada de preocupación a su esposo. James Trimble, que se encontraba justo detrás de Harry, tosió nerviosamente.