Una expresión de dicha recorrió el rostro de ______. A todas luces impaciente por abrazar a su madre, quiso acercarse a ella; pero, apenas dio unos pocos pasos, Edie se llevó una mano a la boca para contener un sollozo y luego salió corriendo de la habitación. La expresión de aflicción que se dibujó en el rostro de ______ estuvo a punto de partirle el corazón a Harry.
—______, cariño, tu madre está llorando de alegría. —Salvando la distancia que los separaba, Harry sujetó su barbilla con una mano, resuelto a no permitir que nada ni nadie le echara a perder aquel momento. Obligándola a apartar la mirada de la puerta y dirigirla hacia él, clavó los ojos en ella—. No lo sabía, cariño. Ella no sabía que tú estabas sorda. Verte así la hace sentirse triste, porque sabe que debiste tener vestidos bonitos toda tu vida. ¿Entiendes? Se siente culpable. Seguro que volverá en unos pocos minutos y podréis charlar un buen rato.
Sus hermosos ojos se llenaron de lágrimas. Harry le sonrió con confianza.
—Iré a buscarla, ¿de acuerdo? Mientras tanto, ponte otro vestido para que podamos ver lo preciosa que estás cuando volvamos.
Con la barbilla trémula, ella asintió de manera poco entusiasta. Harry lanzó una mirada elocuente a Maddy, y enseguida salió de la habitación. Encontró a Edie en el recibidor, aferrada a su capa, que colgaba del perchero, y ocultando la cabeza entre sus negros pliegues.
—¡Maldita sea! —Exclamó Harry frente a su temblorosa espalda—. Sólo por una vez en su vida, sólo una vez, ¿no podría usted intentar anteponer los sentimientos de la chica a los suyos? Es la primera vez en toda su vida que recibe ropa bonita, algo que otras chicas dan por sentado, ¿y tenía usted que echarle a perder el momento?
Edie encorvó los hombros, sollozando frenéticamente. Con voz entrecortada, logró hablar al fin.
—¡Lo siento! ¡Lo siento! Al verla así... Ay, Dios mío, ¿qué he hecho? Mi hijita... ¿Qué he hecho?
Harry respiró hondo, intentando controlar su ira, profundamente agradecido, por una vez, de que ______ no pudiese oír.
—Señora Trimble, entiendo que esto debe ser muy difícil para usted, pero éste no es el momento para sacar a relucir sus culpas. La chica está allí arriba probándose el primer vestido bonito que ha tenido en toda su vida, y está llorando a lágrima viva. Contrólese.
—Usted no... No entiende. Yo pensé... Ay, Dios. Yo pensé que ella había heredado la locura del tío Maxwell. ¡Todos estos años! ¡Todos estos años per... perdidos!
Harry suspiró. En parte estaba exasperado, y en parte sentía compasión. Cogiendo a la mujer del brazo, la llevó a su estudio, donde al menos podría llorar en privado. Edie se dejó caer débilmente en una silla y apretó la cara contra sus rodillas. Después de llorar hasta quedarse sin lágrimas, la mujer empezó a hablar en voz muy baja y trémula.
—Yo de verdad creía que estaba loca —le dijo.
—Lo sé. —Harry, se sentó en el brazo de la silla para poder poner una mano sobre su hombro—. Me di cuenta desde el primer momento. No sé por qué pensó algo semejante, pero sé que de verdad creía eso.
—Tenía miles de razones para pensarlo —dijo ella con voz chillona—. Los horribles sonidos que emitía. Mi tío hacía ruidos muy parecidos, gruñidos y chillidos semejantes a los que hacen los animales. Mi tía se veía obligada a atarlo a un árbol hasta que los enfermeros del manicomio fueran a buscarlo. —Se llevó las manos a la cara—. Y los gatitos. ¡Ay, Dios, los gatitos!
—¿Qué gatitos?
—Estranguló y aplastó a dos gatitos —dijo Edie con voz entrecortada.
Después de haber presenciado la dulzura con la que ______ trataba a los ratones del ático, a Harry le pareció difícil creer esa historia, pero no interrumpió a la mujer.
—Fue horrible. ¡Horrible! La dejé un rato con el más pequeño, sin imaginar siquiera que ella podría hacerles daño. Parecía quererlos mucho. Y, cuando regresé, había matado a los dos animalitos. ¡Los mató!
La señora alzó la vista, clavando en Harry una mirada de angustia.
—Tenía pánico de que James se enterara de lo que ella había hecho. ¡Muchísimo miedo! Mentí. Le dije que un gato había entrado a hurtadillas en la casa. Después de lo sucedido, empecé a animar a ______ a que saliera a jugar en el bosque, como tenía por costumbre; pues pensé que cuanto menos tiempo pasara en la casa, donde él podría presenciar sin querer su crueldad, tanto mejor. Él la habría internado en un hospital psiquiátrico. ¿Entiende usted? ¡En uno de esos lugares infernales! Comprendí que si yo no restringía sus actividades, que si no era sumamente severa, ella posiblemente terminase viviendo en una celda el resto de su vida. No podía permitir que esto le pasara a mi niñita. Por eso no permitía que ningún médico la examinara. Por eso era tan reservada en lo que se refería a sus actividades en el ático y hacía tanto hincapié en que nadie podía enterarse. ¿Entiende usted? Ella tiene un talento increíble para el dibujo. Y también estaban sus mundos imaginarios y el hecho de que fingiera hablar. ¡No era el comportamiento de una retrasada! Y, puesto que parecía oír cuando yo la llamaba, no pensé que estuviera sorda. ¿Qué otra explicación había para sus rarezas, además de que estaba tan loca como mi tío?
Por primera vez, Harry empezó a ver las cosas desde el punto de vista de Edie. Una joven hermosa que se comportaba de modo anormal, que parecía no poder comprender los conceptos más elementales y cuya capacidad de habla se había deteriorado a ritmo constante... Sin embargo, en el ático, en su mundo imaginario, esa misma joven daba señales de una aguda inteligencia.
—Ahora comprendo que mi miedo me volvió ciega, que, si tan sólo hubiera escuchado al doctor Muir, desde hace muchos años sabríamos la verdad. Pero no podía correr ese riesgo. Estaba persuadida de que ella había heredado la enfermedad de mi tío y que con el tiempo ésta progresaría hasta un punto en el que yo no podría seguir ocultándoselo a James. A mi modo de ver, lo único que yo podía hacer era retrasar ese momento tanto como fuera posible.
Una sensación abrasadora subió por la garganta de Harry.
—Ésta es la razón por la cual usted insistió en que yo hiciera cumplir sus normas mientras ______ estuviera aquí —dijo Harry en voz baja—. Pensó que, si no lo hacía, yo no tardaría en enterarme de la verdad y le diría a James que la chica estaba loca.
—Recordará que en un principio yo no quería que ella viniera a esta casa.
Harry lo recordaba con toda claridad.
—No tenía nada contra usted. Desde el principio pude ver que tenía un carácter bondadoso y que compadecía a ______. Temía que, en un torpe intento por compensar lo que Douglas había hecho, usted la consintiera demasiado.
Harry sonrió ligeramente.
—Que la malcriara, en otras palabras.
—Sí —reconoció ella—. Pensé que era más probable que una persona de otro pueblo, que no conociera las circunstancias en absoluto, hiciera mi voluntad y fuera estricta con ella —cerró los ojos—. Sólo pensaba en evitar a toda costa que James se enterase de la verdad y la internase en un manicomio. En un lugar horroroso, donde ella se sentiría muy confundida y sola, y donde posiblemente la maltratasen.
Harry apretó su hombro con fuerza. Ahora entendía perfectamente los motivos que habían llevado a la mujer a hacer las cosas que había hecho. Después de varios minutos de silencio, durante los cuales ella logró calmarse un poco, él habló de nuevo.