CAPITULO 19

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Harry agarró a ______ de los hombros con firmeza. Ella sintió su pecho retumbando de nuevo. Acto seguido, la entregó a la señora Perkins. Al principio, ______ sintió alivio de escapar de sus garras. Pero no por mucho tiempo. La mujer la cogió del brazo con fuerza, para obligarla a subir la escalera y atravesar el corredor. ______ esperaba que en cualquier momento se abriera una de aquellas puertas cerradas y el hombre que la agredió saliera de un salto. Puesto que no podía oír, sólo contaba con sus ojos para ponerla sobre aviso. Se sobresaltaba cada vez que veía una sombra, lo que hizo que la señora Perkins la agarrara del brazo con más fuerza.

La mujer la condujo a un dormitorio que parecía haber sido la habitación de los niños en otros tiempos. En un rincón se encontraba un caballito balancín de madera, que había perdido su color y estaba totalmente desgastado en ciertas partes. Entre dos de las paredes interiores se hallaba un armario estropeado, pero que aún se podía usar, una cómoda a juego y una cama con cuatro columnas de madera tallada. En la tercera pared había una enorme chimenea de piedra. Sólo una ventana dejaba entrar la luz del sol. Frente a ella, se encontraba una mesa con pie central, llena de marcas, donde ella suponía que los pequeños ocupantes de la habitación habían recibido sus clases en otro tiempo.

Poco después de que la señora Perkins y ella entraran en la habitación, un hombre enjuto y nervudo, vestido con un uniforme de trabajo, llegó con uno de los baúles de ______. Unos pocos minutos después, volvió a entrar jadeando a causa del esfuerzo con el otro baúl sobre uno de sus hombros. Inmediatamente después de que se marchara, la señora Perkins cerró la puerta de roble, dejó caer la llave en el bolsillo de su falda y empezó a examinar las cosas de ______. Una vez que encontró un cepillo y una cinta para el pelo, le hizo señas a ______ para que se sentara en una de las sillas de respaldo recto que se encontraban alrededor de la mesa.

Acostumbrada a hacer lo que se le decía, ______ se sentó para dejar que aquella mujer le cepillara el pelo. Después de terminar de desenredárselo, emprendió la tarea de trenzar la larga cabellera de _____, tirando de los mechones y retorciéndolos hasta que la chica sintió como si el pelo de sus sienes estuviese a punto de salírsele del cuero cabelludo.

Al ver su mirada suplicante, la señora Perkins esbozó una fría sonrisa.

—Nos llevaremos bien, chiquilla. Muy bien. —Hizo un gesto admonitorio con el dedo—. Pero no me pongas a prueba. No tengo paciencia para las tonterías.

______ se aferró con sus manos temblorosas a los bordes de la silla.

—Siéntate bien. Cuando haya terminado de deshacer tus baúles, tocaré la campana para que nos traigan la comida.

______ no quería comer. Era lo que menos quería hacer. Su único deseo era salir de aquel lugar y, para poder hacerlo, tenía que adelgazar, volverse flaca para que sus padres quisieran que regresase a casa.

Se rodeó la cintura con los brazos y se quedó mirando a la mujer mayor, mientras ésta sacaba todas sus cosas de los baúles y las guardaba en la cómoda y el armario. El verla trabajar le hizo entender a ______ que el señor Styles planeaba tenerla allí durante mucho, mucho tiempo. La pregunta era por qué. Las posibles respuestas hicieron que le dieran ganas de vomitar.

Con el miedo reavivado por los pensamientos que la acosaban, echó un vistazo a la puerta cerrada con llave y luego a la ventana. Se le cayó el alma a los pies cuando vio que había barrotes de hierro al otro lado de los cristales. A las ventanas de las habitaciones de los niños que se encontraban en los pisos superiores por lo general se les ponían barras, para impedir que los pequeños se cayeran en un descuido. Pero ella no era una niña. Si el señor Styles no tenía la intención de hacerle nada horrible, ¿por qué querría encerrarla?

Tal y como prometió, la señora Perkins tocó la campana para que les trajeran la comida en cuanto terminó de deshacer los baúles. Cuando una criada les llevó las bandejas, la corpulenta mujer se sentó a la mesa y se abstrajo tanto en su plato de rosbif en lonchas, verduras y pan recién hecho que tardó unos cuantos minutos en advertir que ______ no estaba comiendo. Cuando finalmente lo hizo, se limpió las comisuras de la boca, dejó su arrugada servilleta de lino junto al plato y se levantó de la silla.

—¡Qué fastidio! Nadie me dijo que no podías comer sola. Sólo yo tengo la suerte de conseguir un trabajo que consiste en cuidar a una Oops.

La mujer pinchó un trozo de carne con el tenedor y trató de embutirlo en la boca de ______.

—Tienes que comer, chiquilla. Si no lo haces, vas a caer enferma, y eso no será bueno para mí. ¿Entiendes? No puedo perder este puesto.

Normalmente, ______ habría sentido compasión por aquella mujer. Los criados de sus padres también necesitaban sus trabajos y, por lo que les había llegado a entender, sabía que no era fácil encontrar un empleo. Pero en aquel caso, no podía permitirse ser caritativa. Pasase lo que pasase, tenía que adelgazar. Y debía hacerlo rápido.

Cuando, después de empujar suavemente el tenedor contra su boca, ______ se negó a abrirla, los ojos de la señora Perkins despidieron un brillo maligno, y la pinchó con el cubierto. ______ parpadeó, al principio de dolor, luego de incredulidad. Uno de los dientes del instrumento le perforó el labio. Podía sentir las gotas de sangre corriendo por su barbilla.

—Lo que me gusta de los idiotas, chiquilla, es que no pueden andar contando chismes. Si Harry Styles nota que te ha pasado algo, le diré que tú misma te hiciste daño. —Arqueando una negra ceja, añadió—: No te portarás como una niña difícil. Conmigo, no. ¿Entiendes?

______ entendió perfectamente. Aquella mujer era tan despiadada como fea.

La rebelión, por lo general, era algo completamente ajeno a su naturaleza; pero aquélla no había sido una mañana cualquiera. En un lapso de dos horas, su madre la había engañado, su padre la había traicionado y un hombre que le daba mucho miedo la había tratado mal. ¿Y ahora la pinchaban con un tenedor? Una horrorosa sensación febril se adueñó de ella. A menos que pudiera coger el otro tenedor y pinchara con él a la mujer, había muy poco que pudiera hacer, salvo resignarse al maltrato.

Y esto era precisamente lo que pensaba hacer. Nada de lo que hicieran aquella mujer o Harry Styles  la iba a hacer comer. Nada.

Cuando otro pinchazo con el tenedor no animó a ______ a abrir la boca, la señora Perkins optó por otras formas de persuasión que su patrón no notaría con tanta facilidad. La tiró del pelo, le pegó con fuerza en la espalda y luego recurrió a pellizcarla en lugares en los que la ropa ocultaría los moretones resultantes.

______ permaneció sentada mientras aguantaba toda la tortura, fulminando a la mujer con la mirada y con los dientes fuertemente apretados.

The ______ Song (Harry Styles) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora