CAPITULO 80

216 6 0
                                    

Cuando notó que ______ empezaba a relajarse un poco, le acarició un pecho. Ella gimió y contuvo la respiración. Suavemente, con toda dulzura, Harry jugueteó con el pezón, que aún estaba húmedo por las lágrimas que se habían deslizado hasta él. La idea de estar tocándole el pecho, mojado por sus propias lágrimas, aumentó su excitación al máximo. La abrazó aún con más fuerza.

—¡Dios santo! Eres increíblemente preciosa.

Sabía que ella no podía oírle, pero, por un momento, su habitual sensación de frustración dio paso a un vago alivio. Al tenerla entre sus brazos de aquella manera, casi no podía pensar, y mucho menos medir sus palabras. Comprendió que hacerle el amor a una sorda también tenía sus ventajas.

—¡Dios, cómo te deseo! Quizás sea una bendición que no sepas cuánto me excitas, mi amor.

______ se acurrucó contra él, ignorante de lo que decía. Harry sonrió al pensar que si su amada pudiera oírle saldría disparada de inmediato hacia la puerta. Luego suspiró y mordisqueó de forma juguetona la oreja de su esposa, que volvió a gemir de placer.

—Ah, te gusta, ¿no es verdad? —Ahora se dedicaba a besarla en el cuello—. Estupendo, pues voy a amarte y a saborear cada centímetro de tu cuerpo de esta misma manera. —Cerró los ojos y se dedicó a degustar aquella piel suave, levemente salada, enloquecedora—. Ah, ______, mi amor...

Cuando ella echó la cabeza hacia atrás, la besó. ______ emitió un ruidillo parecido a un lamento, y su dulce aliento se derramó sobre los labios de Harry. El hombre metió la lengua en la húmeda boca de la amada, y luego la retiró, una y otra vez, emulando el ritmo de las relaciones sexuales, imaginando qué sentiría al introducirse de verdad dentro de ella. Los músculos de sus muslos se tensaron al acariciarla con irrefrenable deseo, gozando de su suavidad, de la aterciopelada textura de su piel. Sin poder contenerse, agarró las nalgas de ______ y la atrajo hacia sí. Ante esa inesperada maniobra, ella se puso tensa y apartó la boca, dejando de besarle.

Harry alzó la cabeza, deslizando una mano desde la cadera de ______ hasta su espalda, para estrecharla contra su cuerpo, en caso de que ella perdiera el control. Por la expresión de su rostro y las fuertes pulsaciones que percibía en su cuello, sabía que la muchacha se estaba alterando, que quizás rememoraba lo ocurrido en las cataratas. No era de extrañar, y a él no le sorprendía.

La enormidad de lo que estaba a punto de hacer lo dejó perplejo. Un movimiento equivocado, una palabra equivocada...

—______, cariño, no te haré daño. Te lo prometo.

La mirada llena de miedo de la muchacha se clavó en sus ojos. Harry se sintió como si se estuviera ahogando. Tragó saliva, y el ruido de esa simple acción retumbó en sus oídos, lo que era clara muestra de su estado de nervios. Quería que fuese una experiencia hermosa para ella. Quería borrar todos los malos recuerdos de su mente y remplazarlos con otros, maravillosos.

Se inclinó, la alzó en sus brazos y la llevó a la cama. Después de acostarla con todo cuidado se quitó la camisa y las botas. Ella tiró de la del arrugado cubrecama para ocultar la parte inferior de su cuerpo. Harry sonrió y colocó una rodilla junto a su cadera. Plantó las manos a ambos lados de su cuerpo y se inclinó para cerrarle los ojos con un delicado beso. Luego, empezó a besarla todo el rostro, suavemente, despacio. Quería que ella se sintiera admirada, amada. Sentía que Dios le había enviado un ángel y tenía que comunicarle ese sentimiento. ______ gruñía de placer y sonreía.

Harry también sonrió, pues advirtió que ella seguía aferrándose desesperadamente al cubrecama que tapaba la parte inferior de su cuerpo. La habló en susurros, con la boca sobre sus párpados cerrados.

—Cierra los puños con fuerza y no sueltes el cobertor. Me conviene que tengas las manos ocupadas. —Paseó la boca por la maravillosa mejilla, luego bajó a los labios y después al cuello—. Cuando haya terminado, te habrás olvidado por completo de ese cubrecama, te lo prometo.

Siguió su camino descendente. Le lamía suavemente la piel, acercándose cada vez más a los senos, a los pezones que desde hacía semanas poblaban sus sueños, sus deseos. Llegó a uno de ellos. La areola, hinchada y pulsando con fuerza con cada latido, le pareció de terciopelo al entrar en su boca. Al sentir el primer movimiento de la lengua masculina, el cuerpo de ______ se estremeció de arriba abajo. Le agarró el pelo, como queriendo apartarlo. Harry comprendió que la joven era mucho más sensible de lo que había imaginado, y redobló sus delicados lametones, dispuesto a llevarla a la más alta cima de la excitación. Cuando consideró que ella ya estaba lista, la acometió con más fuerza. Ella dio un grito ahogado y arqueó el cuerpo, entregándose a él. Gemidos de deseo brotaban de su garganta. La respiración se le aceleró mientras él la acariciaba una y otra vez con la lengua.

Esta vez a Harry no le importaba que su esposa soltara cuantos gritos de pasión quisiera. La puerta estaba cerrada con llave, y todos los criados, incluyendo a Maddy, dormían en el otro extremo de la casa. A él no sólo no le importaba, sino que prefería que gritase, pues sus chillidos le excitaban. Cogiendo la palpitante de un pezón entre sus dientes, le dio un pequeño tirón. Ella empezó a jadear de inmediato. Jadeos agudos y suaves que eran para Harry un poderoso afrodisíaco. Enseguida, como para no darle tiempo a que se enfriara, centró toda su atención en el otro pecho y le dio el mismo tratamiento.

Cuando ella finalmente cogió las orejas de Harry, él supo que había logrado su primer propósito. Ella estaba tan excitada, que él dudaba que pudiese pensar con claridad, y mucho menos sentir miedo. Entonces, y sólo entonces, se arriesgó a meter una mano debajo del cubrecama.

Para gran sorpresa de Harry, ______ abrió los muslos, acogiendo las caricias de su mano. El hombre buscó con toda cautela el dulce centro de su cuerpo, sonriendo al oírla gemir de placer. Como virutas de metal atraídas por un imán, las yemas de sus dedos localizaron el objetivo y se dirigieron hacia los rizos de la entrepierna femenina. Con toda dulzura y cuidado, abrió los sedosos pliegues. Sexo ardiente. Humedad resbaladiza. Al sentir la invasión de sus dedos, ella sacudió las caderas y le soltó las orejas para incorporarse sobre los codos. Delicadamente, Harry la obligó a volver a apoyar la espalda sobre la cama. Con su cara a escasos centímetros de la de ella, sostuvo su mirada, que ahora volvía a ser de miedo.

—Confía en mí, ______ —le susurró con voz ronca—. ¿Lo harás? Sólo unos pocos minutos. Luego, si quieres que me detenga, lo haré. Te lo prometo.

Ella juntó sus delicadas cejas para fruncir el ceño. Pero, al final, asintió con la cabeza para dar su consentimiento.

Atenazado por los nervios, Harry encontró las sensibles carnes femeninas. Con suaves caricias, consiguió excitarla, observando los sutiles cambios de la expresión de su rostro. Complacerla era su único interés.______ era lo primero. Con él, ella siempre estaría en primer lugar.

The ______ Song (Harry Styles) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora