I JUST WANNA BE YOURS | Harry James Potter |

𝐜𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒𝟓

"EXPECTO PATRONUM"

MIA ISABELLE JONES

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CORRER, ESE FUE MI ÚNICO REFLEJO. No supe cuánto tiempo había corrido, sólo sabía que acababa de salir del hospital, y sólo sabía que mi madre había muerto. Me encontraba en un bosque, no podía ver nada gracias a la neblina y me sentía realmente aterrada. Escuché pasos, como si alguien estuviese acercándose; toqué mis bolsillos, tratando de encontrar mi varita, pero no estaba allí.

Tomé una rama del suelo y grité:―¿¡Quién carajos está allí!?

Lógicamente, nadie respondió. Pero rápidamente, los pasos se volvieron más constantes. 

―Oh, Mia. Pequeña mariposita― dijo una voz que reconocí como la voz de mi padre, que se encontraba realmente gruesa y escalofriante, haciendo que algunas lágrimas bajaran por mis mejillas―. Sabes que todo esto es tu culpa. La muerte de tu madre, la mía y quizás, la de tu hermano podría llegar a serlo.

―No, no, no, ¡no!― dije mientras colocaba mis manos en mi cabeza y caía de rodillas en el suelo. Sabía muy bien que mi mente estaba pasándome una mala jugada.

Ese no era mi padre, mi padre jamás me diría algo como eso.

―Estoy muerto por tu culpa, tu madre también, ¡TODO ES TU CULPA!

Inmediatamente, una bocanada de aire entró a mis pulmones, mientras me sentaba rápidamente sobre mi cama; todo había sido una pesadilla. Luego de respirar profundamente varias veces, decidí salir de la habitación. Agradecía al cielo que Hermione se encontraba dormida.

Me coloqué el hoodie que le había robado a Harry y caminé hasta la salida de la sala común. La torre de astronomía era el mejor lugar para visitar durante la noche, así que me encaminé hasta la torre, al mismo tiempo vigilando que los prefectos y profesores no se dieran cuenta de mi presencia.

Luego de varios minutos de caminata, llegué hasta la torre astronómica, donde no se encontraba nadie. Tomé asiento en la orilla de la torre, mis brazos se apoyaron en el barandal y mis piernas se encontraban colgando de la torre. Podía sentir el aire golpeando mi rostro y oxigenando mis pulmones.

―Buenas noches, señorita Jones― dijo una voz que me hizo girar mi rostro inmediatamente. El profesor Dumbledore me observaba con una sonrisa comprensiva, a la cual no me fue difícil corresponder―. La noche está bastante tranquila, ¿no?

―Sí, me gusta tomar aire fresco. Y también me gusta pensar en soledad― respondí mientras mantenía mi mirada fija en las estrellas.

El profesor se acercó al barandal y observó el cielo, mientras decía:―¿Hay algo que esté atormentando tu mente, Mia?

Quise negarlo, quise que simplemente todo quedara en el pasado y que esa pesadilla solo fuera eso, una pesadilla, un mal sueño, de esos que olvidas con el pasar de los días. Pero una voz dentro de mi cabeza me decía que eso no era lo que me atormentaba, había algo más.

―¿Habrá una guerra, profesor?― pregunté, tal cual como una pequeña niña. 

―No lo sabremos hasta que suceda, señorita Jones. Pero si sé algo, es que debes ser fuerte, por ti, por aquellos a quienes amas y por aquellos que se fueron― dijo él, con voz suave―. Ahora, yo te recomendaría ir a descansar por lo que queda de noche, dentro de unas horas amanecerá y sé muy bien que no querrás perderte tus clases.