𝐜𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓𝟎

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"I CAN'T LOSE MY SOULMATE"

Las semanas pasaban lentamente y Mia sentía que todos los días se encontraban en repetición continua. Se encontraba en la casa que Connor había comprado luego de la muerte de su padre, ella no podía quejarse, esa casa parecía una mansión. Sin embargo, la soledad hacia que la casa se sintiera sola y vacía. 

Leah y Connor habían establecido que su boda sería el mismo día que la boda de Bill y Fleur, así que sería una boda doble. 

No había visto a Harry desde el día en que se despidieron en King's Cross; los Potter habían comprado una linda casa, a varios kilómetros de la Madriguera. Sin embargo, habían utilizado todos los hechizos posibles y habían elegido como guardianes secretos a las personas que nadie se esperaba. Fred y George eran sus guardianes secretos. 

Se habían puesto realmente serios en el asunto y habían estado practicando mil y un hechizos defensivos en caso de emergencias, Molly se encontraba realmente orgullosa.

La Orden había decidido que no se comunicarían a través de cartas o chimeneas, ya que Voldemort y sus mortífagos habían tomado el control del ministerio, así que sólo se comunicaban a través de patronus. Mia había practicado arduamente hasta que pudo enviar mensajes a través de su cierva azul. Si, su patronus había cambiado, fue muy triste decirle adiós a su increíble dragón, pero lo bueno era que tenía a su alma gemela. La cierva de Mia más tarde sorprendería a Lily y James Potter.

―¡HARRY JAMES! ¡BAJA A DESAYUNAR!― gritó la mujer pelirroja. Harry se sobresaltó y cayó de su cama, asustado. 

―¡YA BAJO, MAMÁ!― respondió él en un grito. Sobó suavemente su cabeza y se colocó sus gafas para luego colocarse su hoodie de quidditch, que había recuperado de las manos de Mia.

Al bajar las escaleras observó a sus padres murmurando en la cocina y no le sorprendió al escuchar el nombre de su enemigo salir de los labios de su padre.

Lily se dio cuenta de su presencia y golpeó la nuca de James, en señal de que quería que se callara para luego decir:―Hola, fosforito. ¿Tienes hambre?

―Hola, mami― dijo el con voz ronca, Ginny y Eleonor harían muchas bromas sobre una Mia sonrojada si escucharan la voz de Harry por las mañanas. 

Isabelle; se había vuelto el pensamiento más fuerte de Harry, siempre pensaba en ella, y como si fuera un adivino, un patronus en forma de cierva apareció en el comedor del hogar Potter, haciendo que los mayores sacaran rápidamente sus varitas y colocaran a Harry detrás de ellos.

―Hola, Harry. Ojalá estés bien, hablé con Sirius y me dijo que hoy iría a la casa de tus padres, espero que no te moleste que vaya con él, necesito verte. Te extraño y amo mucho― Luego de hablar con la voz de la rubia, el patronus desapareció, dejando a los Potter aturdidos y a Harry con una sonrisa en su rostro.

―¿¡CUANDO PLANEABAS DECIRNOS QUE MIA Y TU SON ALMAS GEMELAS!?― gritó James sorprendido.

―Pues...creí que no era tan importante― respondió el mini James rascando su nuca.

―¡Claro que es importante, Harry! ¡Son almas gemelas! ¡Eso significa que si hacen magia juntos, ésta incrementará su poder― refutó Lily y por un momento, Harry se dio cuenta de lo parecida que era a Hermione en actitud.

―Bueno, eso no lo sabía. ¿Mia puede venir?― cuestionó con inocencia; la pareja mayor sabía que su hijo extrañaba mucho a la rubia, pues habían visto como observaba sus fotos todos los días.

―No puedo negarte eso, hijo. Ve a arreglarte― respondió la pelirroja, con las manos en la cadera y una sonrisa en el rostro. Harry se levantó de la silla para correr escaleras arriba. Sin embargo, pudieron escuchar como regresaba al piso inferior.

I JUST WANNA BE YOURS | Harry James Potter |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora