Enamorarse jamás había estado en los planes de Mia, pero todo eso cambió el día en que conoció al niño con la peculiar cicatriz de la que sus padres siempre le habían hablado. Harry jamás imaginó que una de sus mejores amigas sentiría lo mismo que é...
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VOLVER A HOGWARTS LUEGO DE LO OCURRIDO EN LA MADRIGUERA no había sido nada fácil; pasé varios días culpándome a mí misma, si no hubiese corrido detrás de Lestrange probablemente nada de eso hubiese ocurrido. Molly me consoló diciéndome que jamás me culpara por eso, ya que toda la culpa iba sobre los mortífagos y sus ridículos planes. Connor me dio el regaño más enorme, incluso lloré un poco al oírlo gritándome. Probablemente mamá y papá deben estar realmente furiosos donde sea que estén; oh, cuando Minnie se entere me matará y me revivirá solo para seguir gritándome. Bueno, digamos que Harry tampoco se salvó del regaño de sus padres, jamás había visto a Lily tan enojada.
Nos encontrábamos en el tren camino a Hogwarts, esta vez le pedí a Harry que no fuera tras Malfoy. El pobre Draco debe estar realmente agotado de que mi novio lo siga a todos lados.
─¿Quieren algo del carrito, queridos?─ preguntó la señora amablemente. Harry asintió con la cabeza, mientras Ron simplemente negaba con la suya. A sabiendas de que probablemente los Weasley no contaban con el dinero suficiente para darle a Ron y al mismo tiempo empezar los arreglos de la madriguera, decidí comprar algunos dulces para mi mejor amigo.
─Billius, pregunta rápida, ¿qué prefieres, ranas de chocolate o grageas?─ cuestioné hacia Ron.
─Sabes que las ranas de chocolate son mis favoritas, Isabelle.─ dijo él sonriéndome amablemente.
Automáticamente me levanté de mi asiento y caminé hasta el carrito, donde Harry se encontraba charlando animadamente con la vendedora. Me acerqué y dije:─Quiero 5 ranas de chocolate, por favor.
La señora del carrito asintió con la cabeza y recibió el dinero. A mi lado, noté como varias chicas cuchicheaban entre sí y le lanzaban miradas para nada disimuladas a mi novio.
Cuando Harry recibió sus dulces, inmediatamente tomé su mano y lo introduje al compartimiento.
─Aquí tienes, hermanito.─ dije entregándole tres ranas de chocolate a Ron y sentándome a su lado, enfurruñada. Crucé mis brazos y me dedique a observar la vista.
Ron me agradeció y besó mi cabello para luego decir muy tranquilamente, mientras comía una de las ranas de chocolate:─¿Saben algo? Iré a terminar con Lavender, en realidad amo a Hermione.
Abrí mis ojos de par en par hacia mi amigo, que se encontraba saliendo del compartimiento.
─Muy bien, eso fue extraño.─ dijo Harry tomando asiento a mi lado.
Subí mis piernas al asiento y me dediqué a robarle una caja de grageas al azabache. Él notó que estaba enojada y tomó mi mentón entre sus dedos para luego levantar mi rostro.
