Capítulo 39

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Conocía a mi padre, sabía que él no venía de visita social.

-¿Qué necesitas? -cuestioné sin darle más vueltas

Él me sonrió.

-Y sé breve, tengo una cita.

-Vine a ver si habías considerado mi propuesta.. si estás dispuesta a hacer lo que te pedí

Lo miré confundida, por un segundo mi mente se quedó en blanco.

Él comenzó a caminar por mi habitación.

-Necesito que hagas uso de tu encanto para volver mortífago por voluntad propia a un jovencito -me recordó sonriendo

-Aaaah, ya -emití recordando

-¿Y? -indagó

-Es un rontundo y definitivo no -sonreí

-Ni siquiera sabes de quién se trata -me reclamó con fastidio

-A ver, ¿Quién? -cuestioné resignada

-Es el hijo de Lucius y Narcisa, el mocoso que te perseguía para todos lados cuando eras pequeña..

Apreté los labios para no abrir la boca como estúpida.

-Ah, él -respondí restándole importancia

-Sí..

Él esperaba mi respuesta.

-Sigue siendo no, ni él, ni nadie papá.

Él me miró muy molesto.

Cerró los ojos un momento y suspiró. Había admitido su derrota, ésta vez.

-Está bien -respondió a regañadientes

-¡Gracias! -rodeé los ojos

-Estoy orgulloso de lo que hiciste hoy -sonrió mirando al suelo

Sonreí también.

-Tengo el guardapelo de slytherin -comenté sonriendo

Él asintió orgulloso.

-Ya debo irme, pero nos veremos más pronto de lo que crees hija.

Cuando estaba por preguntar el por qué, él desapareció de mi habitación.

Antes de que pudiera procesar la situación tocaron la puerta.

Abrí y ésta vez si era Draco.

-Por salazar, te vez realmente hermosa -comentó mirándome de arriba a abajo

Yo sonreí y le di un beso.

Él vestía completamente de color negro, se veía tan sexi.

-Vos te ves increíble -susurré en su oído

Él me tomó de la cintura y me besó.

Bajó sus manos a mi cintura apretándola y sentí el calor subir por mi cuerpo.

-Draco.. -jadeé mientras me besaba y él se separó

-Vámonos o juro que no me voy a resistir.

Me reí y ambos nos separamos.

Me llevó a las tres escobas, pidió hidromiel para ambos y nos quedamos pasando el rato.

Él me hablaba de lo genial que había estado en el torneo y yo le susurraba las cosas que quería hacer con él cuando terminemos.

Por un momento sus mejillas se tiñieron de color carmín y me reí.

-¡Basta! -se rió

-Solo digo la verdad -respondí con cara de ángel

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