Capítulo 89

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Pasaron unos días desde mi secuestro, lloré mares al ver el enorme moretón en la frente que me había quedado y Draco se dedicó a consolarme.

Durante mi estadía en la enfermería me enteré de que Dolores estaba causando estragos, los decretos educacionales se habían salido de control.

No veía la hora de recuperarme.

Madamme Pomfrey se acercó a mi y me dió de beber una asquerosa poción para el dolor.

-¿Ya puedo irme? Estoy bien -volví a preguntar

-Un día más señorita Grindelwald, solo por si acaso -dijo sonriendo

-Hagamos un trato, usted me da el alta y mi padre le dará una enorme cantidad de galeones a cambio, ¡no tendrá que volver a trabajar en toda su vida! ¿qué dice?

-La coima es un délito señorita -dijo riéndose

Bufé.

-¡Si no me deja irme hoy me escaparé! Sabe que soy capáz -advertí

Ella suspiró.

-Hagamos un acuerdo, le doy el alta, pero viene a la noche así la reviso.

-Está bien, tenemos un trato.

Estreché su mano y Madamme Pomfrey negó con la cabeza mientras reía.

Estaba a punto de dejar la enfermería cuando Draco entró.

-¿A dónde vas? -dijo mirandome de arriba a abajo

-¡Madame Pomfrey me dio el alta! Me voy a cambiar para ir a clase -sonreí

-Ni sueñes que vas a pasearte por todos lados con esa bata que te queda corta.

Volteé los ojos mientras él se quitaba su túnica y me envolvía con ella.

-¿Listo? Gruñón.

-Sí, preciosa.

Sonreí y me acompañó a mi habitación.

Dejé a Draco esperandome afuera, no me pondría el uniforme, quería llamar un poco la atención con mi vuelta a las clases, pero sin romper el código de vestimenta.

Dejé a Draco esperandome afuera, no me pondría el uniforme, quería llamar un poco la atención con mi vuelta a las clases, pero sin romper el código de vestimenta

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Cuando terminé de arreglarme, abri la puerta de la habitación y Draco al verme sonrió.

-¿Te gusta como me veo? -pregunté sonriendo mientras daba una vuelta 

Él tomó mi cintura con fuerza pegándome a su cuerpo.

-Decir que me encantas, sería poco.

Sonreí y lo besé.

Al separarnos del beso mordí su labio con suavidad robándole una sonrisa.

-Vamos al comedor, si me quedo un segundo más no podré contenerme -dijo sonriendo

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