Capítulo 122

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Estábamos a punto de salir del castillo cuando tocaron la puerta de nuestra habitación.

-Abre, seguro es Pansy que me extraña y vino por mi -dijo Matheo con una sonrisa ególatra 

Volteé los ojos y abrí la puerta.

Realmente hubiera deseado que fuese Pansy, pero las personas que teníamos en frente no se le parecían en lo más mínimo.

La vieja entrometida de McGongall, el huérfano con complejo de héroe, Harry Potter, la sangre sucia insoportable, Hermione Granger, el desperdicio de oxígeno y neuronas, Ron Weasley, el viejo decrépito de Filch y como si eso fuera poco, los acompañaba el deforme de Alastor Moody.

A ese viejo lo tenía entre ceja y ceja, no olvidaba cuando quiso torturarme.

-¿Qué se les ofrece? Caridad no hacemos y amigos tampoco -dije apoyada en el marco de la puerta

-Hazte a un lado -dijo Potter entrando a mi cuarto

-¿Qué te pasa mestizo idiot.. -quedé muda cuando Harry levantó la varita del saúco que estaba sobre mi cama

McGongall nos miró horrorizada, Draco se había quedado tieso, Tom volteó los ojos y Matheo.. bueno, él parecía no entender mucho lo que estaba pasando ni la gravedad del asunto.

-¿Lo ve profesora? Le dije que ellos habían matado a Dumbledore, lo hicieron para obtener su varita y así dársela a Voldemort o a Grindelwald -explicó Harry enseñandola

-Felicidades, Sherlock Holmes -murmuró Tom irónico

-¡Tom! -lo reprendí en voz baja

-Alastor, lleve a los niños al calabozo del castillo, nos contactaremos con el Ministerio de Magia para que se los lleven cuanto antes -informó McGongall sin siquiera poder mirarnos

Tom se puso delante de mi y de Matheo y sacó rápidamente su varita, Draco lo imitó y Matheo se sumó a ellos.

Harry, Hermione, Ron, Alastor y McGongall no tuvieron otra opción que hacer lo mismo.

Mierda, debía pensar en algo y rápido.

Entonces fue cuando lo ví, ese pequeño colgante que descansaba sobre mi mesa de luz e que iba salvarnos.

-¡Alto! Bajen sus varitas -ordené a los chicos

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-¡Alto! Bajen sus varitas -ordené a los chicos

Tom me miró confundido y los demás también.

-¿Qué estás diciendo? -preguntó Harry incrédulo 

Ignoré su pregunta y me dirigí a Tom, Matheo y Draco.

-Cometimos un error y debemos pagar por ello, hagámoslo con dignidad -dije dando un paso hacía atrás mientras miraba a Tom amenazante

Él suspiró resignado y contra su voluntad bajó su varita.

Mientras les quitaban sus varitas a los chicos y los esposaban con hechizos, aproveché para ponerme mi colgante y luego con mi mejor cara de pena, di un paso al frente y le entregué voluntariamente mi várita a McGongall.

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