Apenas pisamos Hogwarts, los tres nos dirigimos a la oficina de Umbridge, tomé a Draco de la mano para que Potter pudiera encargarse de los demás idiotas y trasladarse al ministerio.
Al salir de la oficina, comencé a caminar a mi cuarto.
No podía confiar en Lucius, mucho menos en la loca de Bellatrix, debía ir al ministerio.
-Dime de una vez que está ocurriendo -dijo Draco deteniéndome
-En este momento debo irme, pero te prometo que hablaremos en cuanto vuelva, ¿si? -dije, aunque fue más una súplica
-Está bien -accedió resignado
Tomé sus mejillas y le di un beso.
-Te amo.
Sin esperar a que me contestara, corri a mi habitación, una vez allí busqué mi capa color negra y la máscara de mortifago que tenía para esas ocasiones.
Cuando aparecí en el ministerio, Lucius estaba caminando hacía Harry y sus amigos.
Miré a Bellatrix que me observó con una sonrisa, estaba segura de que ella sabía que era yo.
-¿Dónde está Sirius? -cuestionó Harry
-Potter, deberías aprender la diferencia entre las visiones y la realidad -dijo Lucius revelando su rostro
Sin bajar sus varitas, Hermione y Harry cruzaron miradas.
-Solo viste lo que el señor tenebroso, quería que vieras.. ahora dame la profecía.
-La romperé si se acerca -advirtió Harry
Bellatrix comenzó a reírse avanzando hacía Lucius, yo me quedé más atrás, observando.
-Él sabe como jugar.. el lindo y pequeño bebé Potter -dijo Bellatrix con una sonrisa repleta de desprecio
-Bellatrix Lestrange.. -pronunció Neville atónito
-Neville Longbottom, ¿no? ¿cómo están tus padres?
-Mejor ahora que los vengaré -escupió Neville sacando su varita
Lucius y Bellatrix levantaron sus varitas al igual que los demás.
Idiotas.
-Todos.. vamos a calmarnos -dijo Lucius alzando ambas manos en señal de paz
Todos bajaron sus varitas de forma lenta y precabida.
-Solo queremos, esa profecía.
-¿Por qué Voldemort necesitaba que yo la tomara? -indagó Harry
-Se atreve a decir su nombre.. ¡sangre sucia maldito! -gritó Bellatrix
Esa mujer iba a conseguir que la mate allí mismo.
ESTÁS LEYENDO
Grindelwald
Fanfiction-Más grande que yo, la tierra, ¿y qué crees? ¡La estoy pisando! -¡No podes hacer lo que te venga en gana!- reprendió Me pare frente a él y lo mire directo a los ojos -Observame.