Capítulo especial.

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Regulus y t/n•

Estaba muy tranquila prácticando maldiciones en mi habitacion hasta que oí la puerta de la mansión abrirse.

Ya era tarde, así que como toda buena chusma bajé a ver quién o quienes habían llegado.

Eran los mortifagos de papá y el señor Voldemort.

Entre todos esos viejos mortifagos pude divisar a uno en especial, un joven de cabello negro, era el chico más lindo que jamás había visto.

Él pareció notar mi mirada y volteó hacía mi, pero yo me agaché para que no me viera

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Él pareció notar mi mirada y volteó hacía mi, pero yo me agaché para que no me viera.

Todos los mortifagos tomaron asiento y papá se unió a la reunión. Escuché como le decía al muchacho pelinegro que se había vuelto de los mortifagos más confiables y valorados por su lealtad.

Al parecer por eso le habían permitido asistir a las reuniones, ya que era mucho más joven que los demás.

Me quedé hasta que la reunión acabó. Los primeros en retirarse fueron papá y Lord Voldemort, mientras los demás se estaban yendo, el muchacho seguía sentado pensativo.

Sin pensarlo un momento me acerqué a él.

Él me miro de arriba a abajo con los labios entreabiertos.

-¿No tendrías que estar en la cama vos? -cuestionó con tono divertido

-¿No tendrías que cuidar la forma en la que me hablas? -contraataqué de igual forma

-¿Debería? -él sonrió

-No lo sé.. soy la hija de Grindelwald, quizá te convendría -comenté sentándome sobre la mesa

Él curvó la boca sorprendido y sonrió.

-Un gusto, señorita Grindelwald, mi nombre es Regulus Black

-Bonito nombre -le sonreí

Él sonrió mirando al suelo y yo me bajé de la mesa.

-Me gustaría verte más seguido Regulus -comenté mientras me alejaba de él

-Para mi sería un placer señorita -respondió con una sonrisa

-Quizá mañana por la noche, en el jardín -comenté finjiendo desinterés

Aunque por dentro moría de nervios.

-Quizá.. -él sonrió

Le dediqué una ultima sonrisa con descaro y me fui a mi habitación.

Me dormí apenas toqué la cama, se había hecho realmente tarde.

[...]

Dormía placidamente hasta que sentí un fuerte grito.

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