Capítulo 83

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-¡Dolores! -pronuncié con una falsa sonrisa

Noté como el trío de oro volteó a verme al percatarse de mi presencia.

-Como no obedeció mi advertencia, e incumplió el castigo que le asigné, tendrá uno mucho peor -advirtió sin borrar esa asquerosa sonrisa de su rostro

Esa fue la gota que rebalsó el vaso, Dolores Umbridge, oficialmente, había colmado mi paciencia.

-¿Qué piensa hacerme? -rebatí en tono desafiante

Draco entornó los ojos y negó disimuladamente con la cabeza, dándome a entender que no siguiera con esto.

-Haré que limpies los baños arrodillada sobre la suciedad, ¡eso se merecen una mocosa insolente como tú!

-¿Mocosa insolente? -enarqué una ceja

-Ay no.. -Draco golpeó su frente con la mano

Saqué mi varita y le apunté a Dolores, ella no se inmutó, supuse que no me creía capaz de hacerle nada.

-¿Piensas petrificarme? ¿O lanzarme algún otro hechizo inofensivo? -indagó cuvando la boca en tono de burla

Sonreí.

-¡Crucio! -pronuncié fuerte y claro

Dolores cayó al suelo de rodillas y comenzó a retorcerse de dolor mientras gritaba delante de mi.

Para que se imaginen la cara de Draco fue algo así:

-¿Estás loca? ¡Quieres terminar en Askaban! -exclamó Draco alarmado

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-¿Estás loca? ¡Quieres terminar en Askaban! -exclamó Draco alarmado

En ese momento no me interesaba en lo más minimo.

-¡Harry! -gritó Hermione asustada

Sentí una mano tomar mi muñeca y provocando que la tortura a Umbridge cesara.

Me di la vuelta y al ver la cara de Potter mientras sostenía mi muñeca con fuerza mi sangre hirvió.

Solté mi brazo de forma brusca desestabilizandolo, y no conforme con eso le di un puñetazo en el ojo.

Escuché un gemido de dolor de su parte mientras se llevaba ambas manos al ojo que le había golpeado.

Para mi desgracia, Potter traía puesta sus gafas y a causa del golpe uno de los vidrios se rompió lastimando mi puño.

De reojo vi a Draco que no pudo contener su sonrisa mientras que Ron y Hermione estaban impactados por la escena.

-¡¿Qué demonios sucede contigo?! -exclamó Harry

Me acerqué a él de una forma invasiba y abrupta.

-No vuelvas a entrometerte en mis asuntos, porque eso no es ni una milécima parte de lo que puedo llegar a hacerte -escupí en advertencia

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