Capítulo 106

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Las clases en Hogwarts habían acabado por navidad, Tom y Matheo decidieron quedarse en mi casa durante las vacaciones, Draco prometió venir de visita muy seguido.

El segundo día en casa ya quería matar a Matheo.

-¡Matheo! -grité a todo pulmón entrando a la cocina

Todos me miraron como si estuviera loca.

-¿Qué hice yo ahora? -preguntó haciéndose el inocente

-¡Me robaste mi acondicionador para el cabello!

-Lo tomé prestado -me corrigió

-¡Ni siquiera me preguntaste!

-Si no preguntas, no te pueden decir que no -obvió sonriendo

-Te mataré, lo juro.

-¡No! No pude evitarlo, lo necesito para tener estos rizos definidos -dijo mostrándome su cabello

-No te preocupes, para cuando termine contigo no tendrás ni un solo rizo -sonreí acercándome

-¡Señor Grindelwad! -gritó Matheo mientras empezó a correr

-¿Quién me mandó a tener niños? -dijo mi padre volteando los ojos

-Solo están jugando Gellert -le dijo mi madre detrás de él frotando sus hombros

Cuando atrapé a Matheo y lo tiré al suelo, un elfo doméstico se paro frente a mi.

-¿Qué quieres? ¿no ves que estoy por asesinar a una persona?

-Lamento interrumpir su intento de asesinato señorita Grindelwald, pero el señor Malfoy está en la puerta -respondió el elfo

-¿Draco? -dije emocionada

-Dudo que sea Lucius, debe estar llorando en Askaban porque nadie allá le prepara el desayuno -bromeó Tom

Papá no pudo evitar reírse, los miré mal a ambos y fui al recibidor, allí estaba Draco mirándome con una sonrisa.

-¡Viniste! -exclamé corriendo a sus brazos

-Sí -respondió entre risas mientras me abrazaba

Deshicimos el abrazo y me dió un tierno beso.

-Oh por dios, es muy temprano ¿desayunaste? ¿quieres algo? -dije alarmada

-Gracias, pero ya desayuné, tranquila -dijo sin borrar su sonrisa

-Ven, vamos con los demás -dije tomando su mano

Entramos al comedor y aclaré la garganta.

-Draco vino -chillé emocinada

Mi madre sonrió y lo analizó por completo, ella jamás lo había visto en persona desde que nos reencontramos.

Ella podía aparentar ser muy amable, cariñosa, pero también era sumamente calculadora y despiadada, supongo que por eso mi padre cayó ante sus encantos.

-¿Has visto como ha crecido el joven Malfoy, Vinda? -indagó mi padre

-Sí, es muy alto y guapo -respondió mi madre con una sonrisa genuina

Sonreí al notar a Draco algo avergonzado, aunque trató de ocultarlo.

-Toma asiento, ten una taza de chocolate caliente -dijo mi madre preparándole una

-Está bien, gracias -aceptó Draco

Supongo que aceptó por cortesía o presión, pero me dió ternura.

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