Capítulo 53

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Todos nos reímos de la desgracia de Ron.

Filch, el viejo cuidador entró al salón con un enorme tocadiscos, y a su lado su espantosa gata, la señora Norris.

Una vez que estaba la música, McGonagall continuó.

-Coloque su mano derecha en mi cintura -le indicó la profesora a Weasley

-¿Dónde? -preguntó Weasley alarmado

-En mi cintura -aclaró McGonagall

Fred Weasley le chifló y todos nos reímos.

-Extienda el brazo -lo regañó la profesora

Miré a los gemelos y los tres nos reímos.

La música comenzó a sonar y ellos a bailar, McGonagall guíaba a Ron y repetía uno, dos, tres.. uno, dos, tres.. uno, dos, tres..

Los gemelos simulaban bailar y yo cubrí mi boca para no reírme.

-Oigan, jamás permitan que olvide esto -les susurró Potter

-Jamás -le aseguraron ambos

Weasley estaba rojo como un tomate de la verguenza, no aguanté al ver su cara y me reí a carcajadas.

Filch detuvo la música y McGonagall alzó sus cejas.

-Lo siento -emití tratando de recuperar el aire

-Al parecer usted también quiere participar -comentó

Mi sonrisa se borró.

-Adelante señorita Grindelwald

Volteé los ojos y pasé al frente.

-Yo también quiero participar profesora -emitió Draco sonriendo

-Adelante señor Malfoy, serán pareja de baile -respondió ella sonriendo

Draco relamió sus labios y se acercó a mi.

-Idiota -murmuré

Me tomó de la cintura dejándome a centímetros de su cara.

-Draco..

-Contrólate, ¿o querés que todos vean lo nerviosa que te pongo? -susurró en mi oído

Bastardo, tenía razón y lo odiaba.

-Adelante chicos, comiencen -indicó McGonagall observándonos

Draco comenzó a guiarme, bailabamos mirándonos a los ojos, ninguno decía una palabra pero ambos estabamos disfrutando el momento.

Por un instante la gente dejó de existir.

Sonreí cuando apoyó su frente sobre la mía, sin darme cuenta que habíamos terminado la canción.

-¡Bellisimo! -exclamó la profesora

Aclaré mi garganta y Draco sonrió.

Ambos volvimos a nuestros lugares.

La clase continuó, McGongall armaba parejas y hacía que bailen.

Draco se acercó a mi y tomo mi brazo.

-¿Qué pasa? -cuestioné

-Acompañame afuera.

-No quiero.

-Dejame formularlo mejor, o me acompañas o te saco a la fuerza -aclaró

Volteé los ojos y lo seguí.

Me llevó hasta un pequeño cuarto de limpieza y me metió ahí.

-¿Qué te pasa? -protesté

-¡Vos! -rebatió

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