Grindelwald

Capítulo 69

Desperté y tenía a Draco frente a mi, aún dormía profundamente.

Me acerqué a su rostro, comencé a darle cortos besos y poco a poco fue despertando.

-Que linda forma de despertar -dijo fregando sus ojos

-Buen día -sonreí

Él tomó mi mejilla y me besó.

-Te extrañé.

-Yo también -respondí sonriendo

Draco sonrió y me atrajo hacía él haciéndome reír.

-¿Qué querés de mi? -cuestioné de forma coqueta

-Todo -respondió con una sonrisa descarada

Nos hundimos entre las sabanas, entre besos y mordidas suaves y sensuales.

Mientras me besaba entró en mí haciéndome estremecer, entraba y salía con fuerza mientras me aferraba a su espalda y gemía su nombre.

Draco besaba cada parte de mi cuerpo que tenía a su alcance poniéndome la piel de gallina.

Me subió sobre él y tomó mi cuello acercándome a su boca.

-Te amo -susurró en mis labios

Volvió a entrar en mi.

-Te amo -respondí entre gemidos

Cuando ambos nos vinimos caí rendida a la cama, mientras él se levantó para ducharse.

Salió del baño con una toalla envuelta en su cintura captando toda mi atención.

-Esta tarde saldremos juntos.

-¿Si? ¿dónde iremos? -pregunté curiosa

-Será una sorpresa, luego de comer nos vamos.

Accedí al instante, dejé un corto beso en sus labios y me dirgí a mi cuarto para arreglarme.

Luego de darme una ducha busque que ponerme, termine decidiéndome por algo alegre y bonito, un suéter corto color blanco y un pantalón ajustado amarillo pastel.

Cuando llegué al comedor sentí el peso de la mirada de todos sobre mi, sin hacerles mucho caso caminé a slytherin tomando asiento junto a Pansy.

-Te ves increíble -emitió ella con asombro

-Realmente increíble, de otro mundo -agregó Draco con una sonrisa ladina

Mis mejillas ardieron.

Mientras desayunábamos volteé a la mesa de Hufflepuff buscando la mirada de Newt, cuando por fin nuestras miradas se encontraron le dediqué una sonrisa, él también me sonrió, pero de una forma forzada, algo triste.

Allí lo recordé, había dejado plantado a Newt.

Una sensación nueva me invadió, como una especie de dolor, o sentimiento de malestar, más tarde entendería que era culpa.

No dejé que eso me invadiera, me prometí a mi misma compensar a Newt cuando volviera de mi cita.

Apenas terminé de comer Draco tomó mi mano sacándome del castillo.

-¿No vas a decirme a donde nos dirigimos? -hice un leve puchero

Él sonrió y negó.

Se sacó uno de sus anillos y con el encantamiento portus lo convirtió en un traslador.

Lo miré desconfiada y él tomó mi mano, cuando me colocó el anillo, la familiar sensación de nauséas me invadió.

Terminamos frente a una plaza inmensa, con tres fuentes, la del medio más grande con una especie de obelisco y todas ellas con esculturas. La plaza, a su alrededor tiene varios restaurantes y puestecitos para tomar una copa de vino, un café o cenar.