Capítulo 13; Cromos y alergia

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5 días antes de Navidad

— ¿Estás bien, Sirius? —, pregunta James apoyando su mano sobre el baúl de su amigo impidiendo que volviera a reacomodar todas sus cosas por quinta vez en el día, Sirius suspiró y retrocedió para comenzar a guardar sus libros, James lo siguió muy de cerca —. Sabes que puedes hablarme de lo que sea.

— Estoy bien, James —, asiente cogiendo un libro al azar del escritorio, James observó como lo apilaba con sus demás libros, se acercó y comenzó a revisar la pila de libros del escritorio.

— ¿Entonces por qué estás robándole los libros a Remus? —, le interroga con una ceja alzada, Sirius se volteó con el ceño fruncido.

— No estoy...

Pero sus palabras fueron interrumpidas cuando James alzó uno de los libros y le mostró la primera página. Justo al pie de la página estaba escrito con letras oscuras y torpes "Remus Liupn", Sirius abrió mucho la boca y alzó la vista de vuelta a James, refunfuñó en voz baja antes de desarmar la pila.

— Mierda —, brama de mala gana, James sonrió con lástima —. El maldito idiota ni siquiera sabe escribir su propio nombre.

— Eh, no te enfades con la dislexia de Remus —, le regaña James viendo como Sirius comenzaba a revisar todos los libros de su escritorio y a separarlos en dos pilas distintas, una con sus propios libros y los otros con los de Remus —. ¿Estás así por tu familia?

Ese comentario hizo que Sirius interrumpiera su importante misión de apilar los libros del escritorio para comenzar a afrontar lo que lo esperaba al otro lado de las vías del tren. El consejo de Remus le había parecido astuto aunque había asumido que, por mucho que lo intentara, Sirius jamás podría ser tan rebelde como Remus lo era. Sirius era más bien un protestante involuntario, cuando las cosas no le parecían bien se dejaba llevar por sus emociones y terminaban desafiando las órdenes pero no era algo que hiciera a propósito, él simplemente no podía evitarlo, Remus, en cambio, era un anarquista organizado, sabía las cosas que no le gustaban y atacaba a las autoridades con acciones bien pensadas y, sobre todo, sensatas. Sirius jamás podría hacer eso, jamás podría plantarse frente a su madre y protestar por el trato que estaba recibiendo por mucho que quisiera, Sirius era más del tipo que lanzaba pequeñas bombas y luego miraba todo arder de lejos, él jamás podría quedarse a controlar el fuego como Remus lo haría, él simplemente dejaba que el fuego consumiera todo lo que tenía por delante y luego evadía la responsabilidad.

No podía hablar con James sobre eso, James acataba las leyes le gustaran o no, tenía una moral definida y esa moral era respetar la autoridad y las normas de la sociedad, si Walburga fuera la madre de James, James seguiría sus órdenes al pie de la letra e, incluso, acallaría toda critica contra su madre pese a ser la mujer más desagradable del planeta. Y ni hablar de Peter, Peter era demasiado cobarde para decir nada al respecto aunque, Sirius debía admitirlo, Peter no era bueno callando sus opiniones, tendía a ser tan directo con sus pensamientos que James lo molestaba por no tener filtro.

— Sí —, asintió Sirius finalmente —. Pero no necesito tu ayuda.

— Pero quiero ayudarte.

Sirius se había percatado de una pequeña cosa, Remus, James y Peter tenían sus propias formas de afrontar sus propios problemas, cada uno reaccionaría de una manera muy distinta a sus propias vivencias, Sirius no era como ninguno de ellos y ellos tampoco se parecían mucho, ¿Por qué pensó que podrían ayudarlo? Sólo Sirius sabía como él afrontaría esa situación, sólo él sabía a qué situación se estaba refiriendo. Si bien su plática con Remus lo había animado a actuar, sabía que sólo Remus podría "simplemente no ir" como le había dicho que hiciera pero Sirius, Sirius tenía sus propias maneras de hacer las cosas y estaba dispuesto a descubrirlo por cuenta propia pero eso no quitaba lo aterrado que se sentía por dentro.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora