Capítulo 7; Lechusería

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James había dado lo que fue la primera idea (realizable en un período cercano) a los chicos lo que lo convirtió inmediatamente en el líder del plan cosa que no refutó, James amaba liderar, tenía un don innato para ello y lo aprovecharía. Sirius tenía problemas con no ser el líder pero, por alguna razón, no tenía problema alguno si James era quien estaba al mando, Remus y Peter estaban agradecidos de no ser ellos los que tomaban ese tipo de decisiones.

La semana siguió su curso natural, asistían a sus clases, prestaban atención (o al menos Sirius y Remus, Peter y James habían inventado un juego en donde se pasaban notas toda la clase intentando adivinar lo que el resto de los alumnos estaba pensando en ese momento, el juego siempre terminaba yéndose por las ramas y terminaban escribiendo estupideces de las que se reían hasta llorar) y, en general, actuaban tan normal como podían pero la emoción siempre terminaba consumiéndolos logrando llamar la atención de la gente a su alrededor.

La broma aún se estaba desarrollando y habían tenido que optar por métodos muggles debido a su falta de conocimientos sobre hechizos (además que las lecciones no les habían enseñado nada útil para su broma), Remus fue quien se encargó de esto ya que era el único con conocimientos muggles. La broma parecía un poco pretenciosa, lo sabían pero, al menos, todas esas noches reuniéndose en la cama de James estaban logrando algo mucho más poderoso que una broma increíble, estaban forjando una amistad.

— Aún no sé cómo lograremos que sea una ventisca real —, suspira Remus haciendo crujir su cuello, James se rascó la barbilla pensativo.

— Hay hechizos para eso pero dudo que podamos aprenderlos a tiempo —, protesta Peter dejándose caer de espaldas sobre las piernas de Sirius.

— Podría intentarlo —, opina Sirius encogiéndose de hombros, James frunció los labios.

Admiraba la seguridad de Sirius, era su cualidad favorita de su amigo pero ni Sirius podría aprender a hacer magia tan avanzada como para generar una tormenta en tan sólo una semana, debían buscar otra solución más plausible y rápido.

— Necesitamos un plan B, por si acaso —, menciona Peter con cautela para no insinuar que no confiaba en las habilidades mágicas de Sirius, no sería buena idea provocarlo estando apoyado sobre sus piernas pero Sirius parecía estar de acuerdo.

— Siempre podemos optar por una solución muggle —, esta vez habla Remus quien había estado analizando la situación en silencio, Sirius dio un brinco en su sitio, había comenzado a desarrollar un interés inmenso en las cosas muggle y cada vez que escuchaba a Remus hablar de eso se sentía como un niño en navidad —. No se dónde podríamos comprar ventiladores pero supongo que son nuestra única opción.

— ¿Ventiladores? —, inquiere Sirius pensativo, Remus asintió —. Puedo conseguirlos.

— Bien —, asiente James con una sonrisa maliciosa que pronto se desvaneció para dejar ver la duda en su rostro —. ¿Qué es un ventilador?

Acompañó a Sirius muy de cerca mientras se dirigían a la lechucería. Sirius había escrito de inmediato una carta en cuanto habían terminado de platicar sobre el plan, cuando Peter le preguntó a quién le escribía, Sirius chasqueó la lengua y respondió con un simple; "Nos estoy consiguiendo esos ventiladores", intentó sacarle más información pero Sirius se esmeró en mantener el misterio en pie, ahora iban a entregar la carta y tendrían que esperar una respuesta. Peter esperaba que quién fuera la persona que recibiría la carta pudiera ayudarlos, se había entusiasmado tanto por el plan que sería una decepción enorme para él si no podían realizarlo.

Mientras Sirius platicaba acerca de la infraestructura del edificio y toda la historia de Hogwarts (ahora hablaba específicamente de las armaduras que decoraban el pasillo y como habían sido donadas por un Emperador que también era un hechicero), Peter observaba el pasillo con nerviosismo.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora