Capítulo 1; El visitante

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10 meses antes del inicio escolar

Remus Lupin no era específicamente conocido por ser un cobarde pero si le temía a muchas cosas. Le temía a la oscuridad, a los espacios estrechos, a los ruidos estruendosos, a las alturas, a hablar en público, a los animales (no a todos pero sí a aquellos con los dientes lo suficientemente puntiagudos como para arrancarle la carótida de una sola mordida), pero sin duda su mayor miedo era El Sótano.

La familia de Remus se mudaba de casa bastante seguido desde el incidente. En el último año habían estado en seis diferentes casas lo suficientemente alejadas entre ellas para no ser reconocidos, pero todas tenían algo en común y era El Sótano. Remus había notado que, pese a dejar las casas, El Sótano jamás lo dejaba a él. Luego de la mordida, Lyall, su padre, se había visto obligado a crear una zona segura donde Remus pudiera tener sus transformaciones sin poner en riesgo a los vecinos o a su familia misma. Al principio Remus se transformaba en su cuarto, Lyall encantaba la puerta y la ventana cada luna llena para que el lobo no pudiese destruirla pero, a la mañana siguiente, todo era un terrible destrozo y todas las cosas de Remus terminaban destruidas, esto teniendo en cuenta que el lobo no era más que un lobezno prácticamente inofensivo.

También pasó por un container, un amigo muggle de Hope, su madre, era arrendatario de conteiners y Hope le encargó uno con la excusa de que necesitaba un lugar donde almacenar las herramientas de carpintería de Lyall (quien jamás había tomado un martillo en su vida a menos que fuera para utilizarlo como pisapapeles). El container era una buena opción, con un par de hechizos silenciadores, Remus podía transformarse tranquilo sin levantar sospechas pero al lobo no le gustaba el conteiner, allí fue donde se propinó sus peores cicatrices, una de ellas a lo largo de su nariz que casi le llegaba hasta el ojo y la otra atravesando su ceja derecha. El container fue rápidamente descartado.

Pero llegado el sexto hogar de Lupin teniendo 8 años, conoció El Sótano. Aquella casa era de un precioso color verde musgo con ventanas de marco blanco y un jardín lleno de flores de todos los colores pero la verdadera razón por la que los Lupin se decantaron por ese lugar fue El Sótano. La casa contaba con un enorme sótano revestido de cemento insonoro, con un pequeño baño y un almacén cuya única entrada era una escalera de madera. El lobo conoció El Sótano a la semana de mudarse y, por primera vez en su vida, despertó sin ningún rasguño. El Sótano rápidamente fue un requisito en los hogares de los Lupin pero pronto dejó de ser un sito amigable, tanto Remus como el lobo odiaban ese lugar, el lobo no tardó en arremeter contra sí mismo pero, al menos, los daños eran menores y lograban pasar desapercibidos.

Ahora Remus tenia 10 años, estaba casi por cumplir 11. Tanto Hope como Lyall habían perdido toda esperanza en que Remus asistiera a Hogwarts por lo que estaban buscando una escuela a la que enviarle, habían decidido esperar hasta sus once años para enviarle a la escuela, en el entretiempo, Remus era educado en casa por lo que no tenía muchos amigos, pero a Remus no le importaba, amaba las clases de casa. Su madre le enseñaba a leer, matemáticas, la evolución y todo lo que enseñaban las escuelas muggles mientras que su padre se había decantando por darle toda la información posible sobre el mundo mágico, a Remus le llamaban específicamente la atención las criaturas mágicas, sus favoritas eran los Grindylows, unos demonios acuáticos muy energéticos y, pese a ser agresivas de vez en cuando, eran fácilmente domesticables.

Pero su licantropía no era su única dificultad, Remus también era disléxico y, muchas veces, Remus pensaba que eso lo jodía mucho más que ser un hombre lobo.

Ahora se encontraba sentado en la sala jugando con un tren de madera que Hope le había fabricado. Hope era extremadamente hábil con la carpintería (a diferencia de Lyall) y disfrutaba fabricar y arreglar cosas. Últimamente era lo único que hacía, había renunciado a su empleo para dedicarse a Remus a tiempo completo, había adelgazado tanto que a veces ni ella misma se reconocía en el espejo. Solía ser una mujer hermosa, tenía unos enormes ojos ámbar tan brillantes como la miel y un sedoso cabello negro que enmarcaba su rostro, Remus había heredado sus ojos y los miles de lunares y pecas que cubrían su piel, el resto era de su padre. Ahora Hope era una mujer delgada, sus ojos ámbar se habían oscurecido y se perdían en el cuenco hundido de sus ojos, su cabello ahora siempre estaba en una suelta cola y su piel estaba más pálida que nunca, tenía varios cabellos grises que la hacían ver más mayor de lo que era. Remus muchas veces pensaba que su madre estaba enferma, Lyall también lo pensaba pero jamás lo decía en voz alta, no podía, no sabiendo que él había sido quien lo provocó en primer lugar aunque aquello tampoco lo diría en voz alta.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora