Capítulo 6; Sirius ama las gárgolas

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Fue cosa de minutos para que la habitación se volviera un completo desorden , Peter era el peor de todos, dejó toda su ropa apilada en su baúl creado una enorme montaña de ropa, Sirius temía que un movimiento de varita pudiera darle vida. James tampoco era mucho mejor, había traído posters de distintos jugadores de Quidditch y los había pegado en todas las paredes de la habitación, los jugadores de los posters volaban de lado a lado lanzándose balones vitoreando, Remus estuvo al borde de desprenderlos y lanzarlos a la chimenea pero se contuvo sólo porque estaba agradecido de que lo rescataran de las escaleras pero no descartó hacerlo en un futuro cercano cuando el agradecimiento desapareciera. Sirius agradeció que Remus fuera quien estaba al lado de su cama, el chico apenas había traído pertenencias y había sido lo suficientemente respetuoso como para ordenar todo perfectamente aunque Sirius sintió que le dolía el pecho al ver como guardaba los libros bajo su cama sin nada de misericordia pero supuso que eso era mucho mejor que tener una monstruo de ropa.

— ¿Saben algún encantamiento? —, pregunta Peter lanzando más ropa en su montaña, Sirius ya comenzaba a desarrollar un tick en el ojo.

— Nope —, niega James pegando otro poster —. Pero soy increíble con la escoba, ¿ustedes juegan Quidditch?

— Preferiría lanzarme al lago en pleno invierno que subirme a una escoba —, resopló Remus envolviéndose el cuello con una bufanda roja que sacó de su baúl, Sirius soltó una carcajada.

— ¡¿Quién aceptó a este vil ser en nuestra habitación?! —, exclamó James llevándose una mano al pecho, Sirius se dejó caer de espaldas sobre su cama y se sujetó el estómago mientras reía con fuerza al ver la expresión de horror de Remus cuando James comenzó a presentarle a los jugadores de sus posters —. Y este de aquí es mi favorito, Harry Nott, el buscador de los Chudley Cannons, si algún día tengo un hijo lo llamaré como él.

— Pobre criatura —, suspiró Peter.

— Yo sé un par de hechizos —, dijo Sirius con orgullo luego de recuperarse de su ataque de risa, Peter le miró interesado —. Aprendí a hacer levitar objetos a los 10.

— No te creo —, niega Peter inmediatamente, una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Sirius, James le devolvió la sonrisa y cogió una pluma roja y amarilla de su baúl, lo colocó sobre el escritorio y volvió a mirar a Sirius.

Le había mostrado ese pequeño truco en el vagón y, aunque Sirius hizo su mayor esfuerzo por enseñarle, James no tuvo suerte y ni siquiera pudo sacudir el paquete de dulces que estaba intentando mover. Sirius se frotó las manos.

— Adelante.

Respiró hondo y se concentró en la pluma sobre el escritorio. Para hacer ese truco ni siquiera necesitaba varita, esa era la razón por la cuál podía hacerlo, el Ministerio no podía protestar si es que un menor hacía magia sin varita ya que caía en la cápsula de "Magia Involuntaria", había leído las reglas del Ministerio y de Hogwarts todo el verano buscando pequeños vacíos legales de los cuales aprovecharse, había recolectado bastante información útil que tenía encapsulada en un lugar muy especial en su mente. La pluma se sacudió, la sonrisa de Sirius se ensanchó haciéndolo ver casi tenebroso, Remus y Peter se miraban sorprendidos, James tenía la misma sonrisa siniestra.

De pronto, la pluma dio una fuerte sacudida y se levantó del escritorio, dio un par de vueltas antes de lanzarse en picada contra Peter que soltó un chillido y corrió a esconderse bajo su cama, Sirius y James comenzaron a reír con fuerza mientras la pluma daba vueltas alrededor de la cama de Peter como un depredador cazando a su presa. La pluma dejó a Peter y voló hacia Remus, se detuvo a escasos centímetros de su nariz pero Remus no se movió, alzó una ceja a Sirius quien lo miraba con una sonrisa de lado.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora