Capítulo 65; Corazones Rotos en el Campo de Vuelo

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Y el año finalmente llegó a su fin en lo que pareció un parpadeo. Los Prewett organizaron una gran fiesta en la torre de Gryffindor, todo el castillo estaba invitado, incluso los Slytherin aunque sabían que ninguno tendría el coraje para aparecer allí (aunque eso no impidió a Sirius de voltear el cuello cada vez que el retrato rugía a la espera de ver a su hermano arrastrándose desde el pasillo), en cambio, preferían realizar su propia celebración de año nuevo en sus mazmorras y que Hufflepuff y Ravenclaw tuvieran que escoger bandos, no tenían idea de cual de las dos casas tenía más gente pero eso daba igual porque, al menos la torre de Gryffindor, no podría aguantar a una sola persona más.

En años pasados, los Merodeadores no habían hecho grandes cosas para Año Nuevo, sobre todo porque Remus tenía un odio acérrimo a todas las celebraciones ruidosas que incluyeran a mucha gente, Sirius no estaba acostumbrado a celebrarlo en su hogar y Peter sólo podía recordar al alcohólico de su padre usando la pirotecnia como excusa para beber hasta caer desmayado. En realidad, James era el único que tenía buenas memorias de año nuevo pero, ese año en particular, las que solían ser buenas memorias ahora eran sólo dolorosos recuerdos. Debido a que todos los Merodeadores tenían un motivo para no celebrar ninguna festividad en lo absoluto, James propuso que, por esa misma razón, debían tomarse las festividades y darles "un toque Merodeador", fuera lo que eso fuera, y que debían celebrarlo sin pensar en sus familias o en los recuerdos e incomodidades previas que podrían materializarse en esas fechas, más bien aprovechar y crear nuevas memorias que les produjeran deseo de disfrutar los siguientes Años Nuevos juntos. Su largo y motivador discurso terminó por convencerlos, no porque estuviera de acuerdo, sino para que dejara de molestarlos y poder, así, volver a la cama porque, claro, James les había despertado el primero de enero a las seis de la mañana para discutir aquella idea.

Pese a que Remus estaba convencido de que la celebración sería una verdadera mierda y que terminaría yéndose a la cama en media hora, los Prewett le probaron estar equivocado. Los chicos recrearon una enorme réplica de cartón del Big Ben que situaron al centro de la sala común el que todos rodearon minutos antes de la medianoche a contar los últimos segundos de aquel alocado año y, cuando finalmente el reloj cantó las doce, los Prewett lanzaron fuegos artificiales en pequeña escala que explotaron en el techo de la torre, el ruido de las explosiones fue acallado por todas las voces cantando a coro "Auld Long Syne", tradición que, sorprendemente, había sobrepasado las barreras muggles hasta llegar a las casas de hechiceros, aunque no le sorprendía demasiado, era cierto que el límite muggle-magos se volvía difuso en las celebraciones, eso había aprendido Remus en esos tres años. Entre todo ese caos, Sirius y James volvieron a besarse, James casi ni siquiera protestó esta vez, Remus comprendió que algunas tradiciones simplemente nunca se rompían. Hubo mucho baile también, cantos, botanas, un par de bebidas alcohólicas y cigarrillos graciosos en los grupos más grandes. James y Marlene, incluso, se tomaron la pista de baile para realizar un estúpido baile tradicional de Irlanda, en defensa de Marlene, la chica estaba un poco (bastante) ebria y, en defensa de James, el chico es conocido por no tener la capacidad de sentir vergüenza. Luego de que todos les vieran y rieran por un rato, varios estudiantes más decidieron animarse y seguirles, algunos ni siquiera irlandeses que se consideraron capaces de imitar los torpes pasos de los dos chicos que lideraban la fiesta.

Estaba pasando un buen rato, no podía negarlo pero, también, no podía evitar sentirse levemente agobiado por la explosión de ruidos provenientes de todos lados y la cercanía con toda la gente por lo que tuvo que retroceder a la ventana, a este punto, su lugar seguro del castillo. Se quedó allí, apoyado en el alfeizar mirando la escena con el guiño de una sonrisa en sus labios hasta que Sirius llegó a su lado y, sin decir ninguna sola palabra, siguió su mirada directo hacia James y Marlene que intentaban enseñarle su baile a Peter, el chico tenía dos pies izquierdos pero realmente se esforzaba, sobre todo cuando Alice estaba entre la multitud.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora