Capítulo 27; Prácticas sobre Escobas

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El tema del verano de Sirius fue rápidamente reemplazado por las inminentes pruebas de ingreso del equipo de Quidditch y, aunque de primeras James se había sentido extremadamente incómodo hablando del tema a sabiendas de que Sirius claramente había pasado por una terrible experiencia en su casa, pronto se dejó llevar y no habló de otra cosa, Sirius agradecía gratamente la distracción, aún no estaba listo para hablar de su familia, pensó que jamás lo estaría, además, sabía que sus amigos cambiarían la forma en la que lo veían si es que les contaba todo lo que sucedía en la casa Black y no podía permitirse eso por ningún motivo.

En términos generales, Sirius estaba extremadamente feliz de estar de vuelta en Hogwarts, todas las mañanas se había despertado imaginando que estaba en su habitación compartida en Hogwarts con sus amigos y ahora, finalmente, se encontró allí entre las sábanas beige que tanto extrañaba. Pese a esto, no pudo recuperar el sueño.

En el verano había tomado la costumbre de despertar intermitentemente en la noche temiendo que su madre entrara a su cuarto mientras dormía a atacarlo o algo parecido, cosa que jamás había sucedido pero el miedo se plantó en lo profundo de su cerebro sin poder quitárselo de encima. Lastimosamente, aquella costumbre no se perdió en Hogwarts. Cada dos horas despertaba exaltado para examinar el lugar pese a encontrarse seguro dentro de esas cuatro paredes, a veces no podía recordar que estaba en Hogwarts en lugar de en su habitación y tardaba varios segundo de recordarlo. Llevaba ya una semana así y apenas se podía su propio cuerpo del cansancio, dos profundas bolsas habían aparecido bajo sus ojos, tendía a cabecear en clase y a dormirse en el comedor, sus amigos estaban extremadamente preocupados por él pero, en cuanto el tema salía a relucir, Sirius se ponía a la defensiva y los obligaba a callarse.

La noche del viernes de la siguiente semana, las cosas cambiaron. James despertó con el ruido de una fuerte exclamación de terror proveniente del otro extremo de la habitación, se incorporó exaltado, no muy seguro si había sido un sueño o si realmente había escuchado bien. Descorrió las cortinas de su cama y sacó los pies fuera, se mantuvo un largo rato sentado allí con los ojos entrecerrados en la oscuridad a la espera de escuchar aquél grito de nuevo pero nada, sólo había silencio, pese a eso, no volvió a la cama.

Se levantó por completo y caminó hasta el centro de la habitación, escuchó a Sirius revolverse en su cama, no lo dudó mucho hasta caminar hacia la cama al final del pasillo. Cuando llegó a su lado, descorrió las cortinas y asomó su cabeza. No podía quedarse de brazos cruzados.

Su amigo dio un salto en la cama en cuanto notó la cabeza de James asomada entre las cortinas, su rostro pálido como el papel, sobresaltado por la repentina visita a media noche.

— Dios, James, maldito idiota —, exhaló Sirius pasándose las manos por la cabeza recuperándose del susto, James le miró fijamente —. ¿Qué haces aquí?

— Oí que estabas despierto —, respondió alzando levemente las cejas, Sirius asintió suavemente sintiéndose avergonzado —. ¿No puedes dormir?

— No mucho, no —, admite sintiendo todo el peso de su insomnio cayendo repentinamente sobre él, James no esperó una invitación para saltar en la cama y hacerse un espacio junto a su amigo, Sirius no pareció darle importancia —. Sigo olvidando que estoy en Hogwarts.

— Oi, Sirius...

— No quiero hablar de eso —, le cortó antes de que pudiera siquiera preguntar.

— Bien —, asiente James, Sirius lo miró fijamente, esperando que se fuera, pero, en cambio, James se escurrió bajo las sábanas haciendo que Sirius frunciera el ceño —. Hazte a un lado, idiota, o mañana despertaré en el suelo.

— ¿Piensas dormir aquí? —, pregunta Sirius exaltado, James asintió con la cabeza acomodándose sobre su costado, Sirius estaba congelado en su sitio sin saber que hacer o cómo reaccionar —. No tienes que...

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora