Capítulo 61; Las Clases de Poppy

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Así fue como comenzó el plan de los Merodeadores para convertirse en animagos tal y como Sirius lo había hecho. Remus había insistido en que lo mantuvieran lo más aislado del tema posible, sólo oír hablar de eso le caía mal en el estómago y, por alguna razón, le molestaba. Era como si sus amigos estuvieran eligiendo tener la habilidad que Remus había adquirido a sus cinco años debido a su horrible accidente sólo que ellos sí podrían controlarlo, prácticamente se estaban mofando de él, se lo estaban sacando en cara. Era como tener licantropía sin tener todos los efectos y limitaciones que eso implicaba. Si esto hubiese comenzado cuando él aún seguía con Benjy no hubiera sido tan malo, hubiera podido utilizar sus reuniones para hablar del tema como excusa para huir a su cuarto y pasar toda la tarde a su lado como un fiel perro. Ahora, cada vez que sus amigos comenzaban a hablar del tema, Remus bufaba y cogía uno de sus libros para alejarse de la habitación a la otra esquina del Castillo. Podía ser un poco exagerado, tal vez sólo estaba muy sensible por todos lo sucesos que habían ocurrido en ese corto periodo de tiempo pero no podía evitarlo y menos fingir que no sentía lo que sentía.

Como si fuera poco, parecía que Lily desaparecía de los pasillos en cuanto terminaban las clases. Remus había intentando reunirse con ella varias veces a lo largo de esas semanas pero la chica siempre tenía un lugar al que ir.

— Lo siento, tengo tarea.

— No ahora, iré a estudiar con Mary.

— Más tarde, Remus, ¿sí?

¿Acaso le estaba evitando? ¿Había hecho algo o simplemente sólo se había cansado de él? Fuera cual fuera la razón, sabía que Lily no era una opción esos días para pasar las tardes. Sin Benjy y sin Lily, Remus no tenía muchas más opciones a las que acudir para evitar a sus odiosos amigos. Sí, los Prewett estaban bien pero estaban siempre tan ocupados planeando bromas que era cansador. Desde inicio de años, los Prewett habían planeado hacer bromas cada semana en manera de despedirse de la escuela por lo que, tanto estudiantes como maestros, tenían sus ojos fijos en los dos gemelos a la espera de su siguiente movimiento. Era interesante, debía admitir, ver qué tenían planeado porque, pese a que los Prewett podrían hacer la broma más increíble de todos los tiempos, amaban el espectáculo y lo inesperado, así que, en lugar de explotarles las cabezas a todos (figurativamente hablando, claro), decidían que, de vez en cuando, sus bromas serían tan patéticas que ni siquiera sacarían una carcajada. Por ejemplo, semanas atrás, los Prewett llenaron el Gran Salón desde el techo hasta las baldosas del suelo con bombas de excremento que terminaron por dejar una horrible pestilencia que quedó impregnada en las narices de todos durante tres semanas pero, la semana luego de esa, lo único que hicieron fue dejar una sola rana de chocolate libre en cada uno de los salones. Pensando que la broma iba a más, los estudiantes comenzaron una especie de búsqueda del tesoro por todo el castillo tras las ranas de los Prewett y, cuando todas las ranas fueron capturadas y llevadas a los gemelos a la espera de que aquella fuese sólo la primera parte de un increíble plan, los gemelos las recibieron y se las comieron tranquilamente en la sala común de Gryffindor para luego ir a jugar al campo de vuelo. La decepción de todos fue tremenda pero Remus comprobó ahí mismo que los chicos eran unos genios.

Tal vez podría ir con Marlene aunque, luego de su intento por tener su "edad de rebelión", la chica había decidido que la anarquía no era lo suyo y había dejado de intentarlo, simplemente procuraba disfrutar sus últimos meses en el castillo haciendo sus deberes y riendo con sus compañeros de casa, tal vez un poco más alejada de los Merodeadores de lo que procuraba, su última salida juntos había terminado con ella hiperventilada en un túnel secreto y oscuro hacia Hogsmeade.

Siempre podía contar con los Reptantes... siempre cuando Regulus y Sirius no estuvieran distanciados tal y como ahora lo estaban. Sí, los Reptantes eran un grupo bastante agradable pese a las constantes malas palabras de Sirius hacia los amigos de su hermano, Remus debía admitir que se llevaba bastante bien con Dorcas y Barty, ambos chicos eran fáciles de llevar, tal vez Dorcas más que nadie, pero, pese a que siempre lucían dispuestos a recibirles, el ambiente se volvía tenso cuando los hermanos Black discutían, incluso cuando nadie más de los Merodeadores tuviera que ver con el motivo de la disputa. Las peleas de los Black cada vez parecían durar más, la reconciliación tardaba muchísimo en llegar y la rabia parecía no desaparecer por largas noches. Esta vez no era la excepción, ambos aún estaban sumamente resentidos el uno con el otro y no se habían dirigido ninguna palabra desde Navidad, ni siquiera cuando James intentó convencer a Regulus de que perdonara a su hermano llevándole un regalo en nombre de Sirius (regalo del que Sirius no tenía idea y que, en realidad, había sido comprado y envuelto cuidadosamente por James para Regulus). Todos tenían gran estima por Regulus tal y como la tenían con Narcissa pero no había mucho que hacer cuando ambos discutían más que observar el fuego expandirse desde lejos y rezar para que no consumiera todos los cultivos.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora