Capítulo 37; James Potter contra el Mundo

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— ¿Están seguros de eso? —, interroga Lily dudosa, los cuatro chicos no dudaron en asentir —. Digo, ¿en qué basan su acusación?

— Seguro fue una venganza por la niebla invisible de Peter, era obvio que no nos iban a dejar librarnos como si nada —, sopesa Sirius resignado, Lily apretó los labios pensativa.

— Sí que se lucieron con eso de la niebla, oí que Slughorn incluso organizó un equipo para buscar las mazmorras por todo el castillo porque pensaba que ustedes las habían movido —, cuenta Benjy con una enorme sonrisa divertida en el rostro, los ojos marrones del chico se posaron por un segundo sobre la mirada de Remus quien bajó la vista avergonzado.

— ¡Yo también oí eso! —, exclama Mary en una fuerte carcajada que hizo que James inflara el pecho con orgullo —. No puedo creer que lograran un hechizo como ese, es nivel Ministerio de Magia.

— Sólo Pete lo consiguió, ninguno de nosotros tuvo suerte —, admite Remus elevando la vista de su libro para unirse a la conversación, Peter sonrió con orgullo pero una pizca de resentimiento apareció en la mirada de Sirius quien estaba sentado en el sofá con su cabeza sobre las piernas de Mary.

— ¿Cómo lo hiciste, Pete? —, inquiere Alice interesada desviando su atención por completo de su juego de ajedrez con James, Sirius notó esto y aprovechó la distracción para levitar las piezas de Alice a distintos lugares del tablero, James le miró horrorizado y negó con la cabeza, odiaba hacer trampa pero, pese a que Sirius sabía esto, no se detuvo y James tuvo que apresurarse a devolverlas a su sitio aunque, sin importar sus insistencias, las piezas siguieron moviéndose a distintos cuadrantes sacándole una sonrisa a Sirius.

Mientras Peter le contaba a sus amigos con sumo detalle lo que fue su travesía para manejar el hechizo, Remus tenía su mirada levemente elevada de su libro inconscientemente y observaba por sobre las páginas amarillentas de Jane Austen ('Persuasión' y 'Orgullo y Prejuicio' se habían vuelto dos de los libros preferidos de Remus quien, de primeras, se había mostrado reacio a leerlos debido a que su madre se los había dado como regalo al atestiguar su creciente interés por la lectura y, al notar el preocupante sinfín de autores masculinos que consumía Remus, decidió apoyar a la población femenina de talentosas escritoras e introducirlo a Austen y Eudora Welty, escritoras que Hope estaba estudiando para su grupo de lectura feminista y que ahora Remus admiraba profundamente) al chico de cabello cálido como el chocolate que estaba sentado en el reposabrazos del sofá con su cabeza reposando sobre su mano luciendo como un verdadero retrato, con sus piernas cruzadas, su brazo flectado, su mano reposando relajada sobre sus rodillas y su cabeza levemente torcida en donde aparecía una amistosa sonrisa que dejaba ver perfectamente el pequeño espacio entre sus dientes frontales que le hacía ver aún más amable e infantil.

Había algo que Remus no había admitido pero, mientras leía 'Orgullo y Prejuicio', no podía evitar imaginarse a Benjy como el honorario señor Bingley, pensaba que el papel le quedaba como anillo al dedo, un hombre apuesto con un increíble corazón que impregnaba cualquier ambiente con una cálida luminiscencia cada vez que atravesaba el portal de la puerta. No creía necesario mencionarlo pero, claramente, Bingley era el personaje favorito de Remus y esperaba ansioso cada una de sus líneas. Con cada mención del señor Bingley, Remus sentía un revoltijo en el estómago y se encontraba a sí mismo sonriendo ante las páginas abiertas frente a él.

Benjy volteó hacía él, su flequillo cayendo sobre su frente cubriéndole la ceja izquierda, su sonrisa torciéndose hacia el mismo lado. Alzó las cejas, Remus le dedicó una pequeña sonrisa en respuesta antes de bajar la vista para obligarse a volver a su lectura, exhaló ruidosamente y tuvo que forzarse a tragar saliva y a volver en sí mismo. Últimamente le sucedía mucho eso, sentía que no era dueño de su propio cuerpo, olvidaba como tragar saliva o pestañear. Cosas que solían ser mecánicas, Remus tenía que obligarse a hacerlas. Además, su mente parecía estar en otro lado todo el tiempo, sus ojos tampoco le respondían, se desviaban siempre hacia Benjy incluso cuando él ni siquiera estaba pensando en él. Varias veces no se había percatado de que le estaba mirando hasta que sus ojos se encontraban con los de su amigo pero, pensándolo bien, tenía muchos recuerdos de Benjy impresos en su mente. Benjy comiendo cereales en la mañana, Benjy bloqueando una quaffle en las prácticas, Benjy caminando por el pasillo con las manos en los bolsillos, Benjy mordiendo su pluma en clases... Dios, estaba obsesionado con él, ¿acaso esto era un episodio 'Billy Idol'?

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora