Capítulo 11; Cuatro magos en escobas voladoras

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Se limpió el sudor de la frente con su camisa y se relamió los labios, sus ojos inevitablemente viajaron a Sirius quien estaba sentado en una esquina del cobertizo jugando con su varita dándole vueltas entre sus dedos, no pudo evitar sentir una oleada de frustración pero sabía que era mejor no protestar, Sirius siempre encontraba la manera de dar vueltas las cosas y hacer ver a los demás como el villano de la situación.

— ¿Me pasas más lustrador? —, pide Peter estirando la mano hacia James.

Al no recibir respuesta, Peter se volteó para mirar a James con el ceño fruncido. El chico de lentes lustraba las escobas con determinación, parecía ensimismado en su trabajo. Al menos alguien disfrutaba el castigo, pensó Peter.

Luego de clases había ido a hablar con McGonagall para que les impartiera el mismo castigo que a Remus, no habían ni siquiera dudado en confesar su crimen (aunque Peter aún creía que Remus tenía razón en que era una idiotez confesar pero nadie lo escuchó). McGonagall ni siquiera había parecido sorprendida, una parte de Peter pensaba que ella estaba esperando que los otros tres chicos confesaran su crimen para apoyar a su amigo, claro, eso era parte de los valores de Gryffindor y una pequeña parte de ella estaba orgullosa de verlos admitir su travesura y enfrentar las consecuencias aunque, en realidad, los únicos enfrentando las consecuencias de sus actos eran James y Peter y James parecía estar pasando la mejor tarde de su vida, Sirius era muy holgazán como para pasarse la tarde limpiando el cobertizo del campo de vuelo y Remus se había dormido sobre la túnica de Sirius en cuanto se acomodaron para comenzar su tarea.

— Mi padre me comentó que pronto debería salir un nuevo modelo de escoba, no puedo esperar a verlo, por lo que oí su núcleo será lo suficientemente potente como para doblar la velocidad de la Nimbus 1000 y será más sencillo girar —, parloteaba James sumido en la escoba que tenía entre sus manos, Peter frunció el ceño al ver como James chequeaba las cerdas de la escoba que tenía entre las manos —. La Nimbus 1000 fue toda una innovación en 1967 pero si lograran arreglar su equilibrio sería estupendo, es muy sensible y tiende a mecerse mucho, ¿sabes? Hay que ser muy precavido con la fuerza que la diriges o puedes perder el control muy fácilmente, la primera vez que la usé terminé enterrado en un fardo de heno en la granja de mis abuelos, estuve una semana entera sacando heno de cabello, no fue lindo.

— Dudo que puedan crear una escoba más rápida que la Nimbus 1000 —, se entromete Sirius guardando su varita en su pantalón —. 100 Km por hora es una locura, una escoba con mayor velocidad que esa hará que los partidos de Quidditch sean imposible de seguir, sólo escucharías zumbidos y terminarías partiéndote el cuello intentando seguir a los jugadores.

— ¡Pero imagínate volar en una! —, exclama con emoción levantándose de golpe, se llevó la escoba entre las piernas y se elevó unos pocos centímetros de la emoción, Sirius sonrió ampliamente, finalmente estaban haciendo algo interesante —. Elevarte en el cielo y volar a 200 Km, ¡sería una pasada!

— Ya lo creo —, asiente cogiendo la escoba más cercana de su montón designado para lustrar (con el cuál ni siquiera había comenzado, Peter juró haberlo visto deslizar una escoba en su propia pila cuando se volteó para coger más lustrador), y también se la llevó entre las piernas, se elevó torpemente, su escoba tiritaba, Sirius no era tan ágil como James en la escoba (aunque nadie lo era) —. ¿Una carrera, Potter?

— ¡Oh, no! —, niega Peter dejando, por fin, las escobas a un lado y levantándose, en el rostro de sus amigos habían unas enormes sonrisas maliciosas y sabía que nada de lo que dijera podría hacerlos cambiar de parecer pero debía intentarlo. Diablos, Remus, ¡¿Por qué tienes que dormir tanto?! Se maldijo Peter internamente —. Estamos aquí por un castigo, ¿recuerdan? No podemos buscarnos otro cuando ni siquiera terminamos este.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora