Capítulo 9; La luz de la luna

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La idea de Remus había enfocado la energía de los chicos en la broma nuevamente, Peter agradeció esto más que los otros chicos ya que solía ser el blanco de todo tipo de jugarretas cuando el aburrimiento de Sirius y James llegaban a limites extremos, Peter no había reclamado porque se sentía gustoso de tener amigos que lo incluyeran pero el tema de su capa chamuscada le había dejado un mal sabor de boca.

Ahora se arrastraba por los pasillos con su túnica que le llegaba hasta el interior de las rodillas debido al fuego, tenía unas puntas horribles y el borde de esta se había vuelto duro e incomodo al rozar con sus piernas, Peter no había traído más túnicas ya que sus padres no tenían dinero para comprarle ropa de repuesto, tampoco había querido pedirle a ningún profesor que la reparara con un hechizo porque estaba demasiado avergonzado como para hacerlo.

Llegaron al último baño del castillo. Llevaban toda la mañana yendo baño por baño antes de que los demás se despertaran y decidieran pulular por allí. Remus y Peter lucían extremadamente cansados, ambos chicos no funcionaban bien con pocas horas de sueño, Remus estaba especialmente malhumorado y bostezaba tanto como pestañeaba, Peter hacia lo posible para no cerrar los ojos en medio de la caminata. James y Sirius, en cambio, parecían tan vivos como si hubieran dormido por un mes entero, Peter pensó que se alimentaban de la emoción que le generaba la broma porque de otra forma no comprendía cómo tenían tanta energía.

— Venga, rápido, aún tenemos que volver a la habitación sin ser descubiertos —, les apresura James mientras Sirius comenzaba a coger las barras de jabón del baño y a echarlas en la capa de Remus que estaban usando como bolsa.

En cuanto Sirius se hacía con una barra, una nueva aparecía en el mismo sitio, habían descubierto que se reponían a sí mismas aunque luego de sacar diez por lavabo comenzaban a tardar bastante en reaparecer por lo que pasaban a un nuevo lavabo. La bolsa estaba llenísima y parecía estar por romperse, Remus tenía que arrastrarla por el suelo para llevarla aunque había sido el único que había podido siquiera moverla.

Cuando terminaron de llenar la bolsa con barras de jabón se escaparon rápidamente de vuelta a su dormitorio, Peter estaba feliz de volver a su cama aunque sabía que apenas podría dormir por diez minutos antes de tener que levantarse para ir a desayunar.

Los pasillos estaban vacíos y una brisa fría los recorría, el sol mañanero recién comenzaba a aparecer por entre las ventanas del castillo dejando pasar suaves rayos anaranjados. Tuvieron suerte de no encontrarse a nadie y llegaron a la habitación sin ningún problema. En cuanto ingresaron, Remus dejó la bolsa en el suelo y saltó a su cama en donde se refugió bajo las sábanas y comenzó a roncar casi inmediatamente, Sirius le miró con una sonrisa divertida.

— Eso debería ser un don —, bromea refiriéndose a lo rápido que Remus se durmió aunque, ahora que lo conocían, no era algo tan sorprendente, Remus era quien más dormía de los tres y, pese a tener el sueño sorprendentemente liviano, se dormía inmediatamente en cuanto su cabeza tocaba la almohada.

James metió la cabeza en la bolsa y observó su botín con una sonrisa radiante que rápidamente se contagió a los demás chicos que aún seguían despiertos. La emoción de ver la broma tan cerca de realizarse mantuvo el sueño alejado de Peter. Concordaron llevarla a cabo ese mismo día a la hora del almuerzo por lo que deberían escaparse de Pociones (cosa que sólo le molestó a Peter, los otros dos chicos no tenían ningún interés en asistir a esa clase tan horrorosa y sabían que a Remus tampoco le importaría).

Minutos más tarde estaban sentados en la mesa de Gryffindor bordeados de conversaciones y ruidos de tenedores chocando contra los platos de porcelana. Sirius se había servido un té que hace ya varios minutos había dejado de humear pero que aún se mantenía intacto, James comían con una enorme sonrisa en el rostro, Remus aún cabeceaba de lado a lado, Peter juraba que Remus no tenía ni idea de cómo había llegado al Gran Salón, tal vez ni siquiera sabía que ya no estaban en su habitación.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora