La Luna Asesina; Wolfstar

Capítulo 26; Segundo año escolar

La estación era un ajetreo tal y como la recordaba el año pasado. El olor a buñuelos de canela le llegó a la nariz. El ambiente estaba frío, las hojas de los árboles marrones, el rugido del tren se camuflaba bajo las voces energéticas y las ruedas rozando contra el suelo. Este año no se sentía aterrado ni preocupado, era agradable saber con exactitud lo que se encontraría al final del trayecto y saber, además, con certeza que alguien le esperaba en una de las cabinas al interior del tren asegurándole que no sería un trayecto silencioso.

Enid caminaba a su lado arrastrando su carrito mientras miraba en todas direcciones. En el verano sus padres le habían regalado una rechoncha lechuza de plumas amarillentas que ahora descansaba dentro de una jaula dorada, la chiquilla esperaba que alguien notara su nueva mascota y mencionara algo, no había hablado de una cosa distinta desde que la recibió. Peter, en cambio, había recibido una rata larguirucha a la que le faltaba un trozo de su oreja y, aunque Enid se rio por días de él, Peter estaba encantado, aún amaba a las ratas gracias a Louis (quien, lastimosamente, había desaparecido, Peter supuso que, al no recibir alimento en su ausencia, Louis decidió mudarse a otro lugar donde pudiera encontrar comida más fácilmente). Eso sí, había tenido que quitarle a su nuevo amigo, a quien llamó Paddles, del pico de Nigel, la lechuza de Enid, varias veces.

En términos generales el verano de Peter había sido estupendo. Marcellus, su padre, había desaparecido por gran parte del verano, Peter apenas lo había visto en las mañanas antes de que se marchara, su madre tampoco dio muchas explicaciones pero Modesty siempre lucía más alegre cuando Marcellus estaba lejos de casa. Enid, por su parte, había decidido ignorar a Peter la mayor parte del tiempo, esto porque Peter se había hecho toda una reputación allá en Hogwarts, bueno, su grupo de amigos en general cosa que sorprendió a Peter cuando lo escuchó de la boca de su hermana, lo apuntó mentalmente para decirle a sus amigos, sabría que estarían fascinados.

Resultaba que, luego de los gemelos Prewett, los chicos eran los siguientes nombres más escuchados por los pasillos de Hogwarts, ¿por buenas o malas razones? ¡A quién le importaba! Los bromistas siempre estaban en la boca de todo el mundo, todos unos caza problemas. La broma que los puso en el mapa fue la pintura de la fachada del edificio, desde entonces que los nombres "Sirius", "James", "Remus" y "Peter" eran un tema recurrente de conversación. Por otro lado, la pelea con Snape también marcó un antes y un después, los Slytherin los tenían en la mira, especialmente a Sirius, y Enid, como amiga cercana de Snape, había decidido no meterse mucho en la disputa por lo que decidió no provocar a Peter demasiado, temía que, volviendo a la escuela, su grupo de amigos la pillaran con ella tal y como habían hecho con Snape, quienes ya habían demostrado tener las agallas de defenderse.

Se despidió rápidamente de su madre quien le miró con una dulce sonrisa. Le alegraba la diferencia del Peter de segundo con el de primero, ya no temblaba ni se retorcía los dedos, ahora ni siquiera podía contener la emoción de saltar al tren, el Peter de hace un año habría aplazado la despedida hasta que el último llamado del tren inundara la estación. Enid le dio ventaja a Peter mientras parloteaba con su madre para hacer tiempo, aún no quería que les vieran llegar juntos, incluso había insistido en llegar sola pero Modesty se negó rotundamente.

— ¡Mi queridísimo Pete! —, exclama James en cuanto lo vio deteniéndose frente a la cabina, Peter sonrió ampliamente viendo como su amigo abría los brazos —. Venga, dale un abrazo a tu gran amigo que no ha dejado de extrañarte durante todos estos días de ausencia.

Aceptó el abrazo sin dudarlo, James lo rodeó con fuerza y lo levantó en brazos sacando una carcajada del resto de la cabina. Cuando se separaron vio que Remus y Lily ya estaban allí sentados el uno al lado del otro mirándole con una sonrisa, Remus alzó las cejas en su dirección en un saludo antes de levantarse y ayudarle a subir su equipaje.