Capítulo 15; Aventuras en el bosque de los Potter

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1 día antes de Navidad

Estaba tan contento de abandonar su horrible hogar que había preparado su valija en cuanto había llegado a su casa el día Martes. La valija llevaba toda la semana junto a la puerta esperando que los días avanzaran para poder marcharse. Debía admitir que no había hecho nada en absoluto en sus vacaciones, al menos nada que pudiera comentarle a sus amigos de vuelta en Hogwarts. Había alimentado a Louis quien no había aparecido hasta ahora pero, por lo menos, la comida que le dejaba en la boca del agujero en la pared desaparecía por lo que Peter no estaba preocupado. Había, también, terminado los deberes de Remus, no le había dicho nada a su amigo pero, cuando estaba empacando, vio los deberes de Remus a medio terminar sobre su escritorio y sintió el impulso de guardarlos en su baúl, después de todo, Remus no podría hacerlos en vacaciones a menos de que un mago extremadamente inteligente por allí descubriera una cura permanente para la dislexia, como eso aún no sucedía, Peter había decidido darle una mano a su amigo. También había discutido con Enid tanto como había podido, para suerte de Peter aquella era la primera vez que veía a su hermana desde su despedida en el tren en la estación 9 3/4, Enid había estado esquivando a Peter para evitar que la gente se enterara que eran hermanos aunque, claro, compartir apellido no la había ayudado mucho, pero la gente lo ignoraba, Enid era bastante querida en Hogwarts (por alguna razón) y Peter se estaba haciendo su propia reputación siendo amigo de Sirius Black, cosa que claramente había molestado a Enid porque Peter sólo tenía que amenazarla con platicar mal sobre ella con Sirius y la chica cerraba la boca.

Sus abuelas fueron las primeras en llegar, dos mujeres rechonchas de cachetes muy rojos y ojos apenas visibles, las mujeres eran unas arpías despiadadas, cada vez que Peter se servía un nuevo trozo de tarta de frutos del bosque, las mujeres abrían sus asquerosas bocas para comentar en el peso del chico o en los granos en su rostro. Eso no impedía que Peter siguiera comiendo pero debía admitir que el queso y los frutos comenzaban a tener un extraño sabor a autodesprecio.

Más adelante también aparecieron sus tíos y sus primos que eran aún más odiosos que las dos ancianas. Sus primos odiaban a Peter (como toda la familia) y lo excluían de cada juego obligándolo a mantenerse en la mesa con los adultos y a escuchar a sus tíos jactarse de los logros de sus propios hijos mientras su madre titubeaba buscando algo bueno que decir de Peter.

Pero todo eso daba igual ahora, incluso se había despedido con extraño afecto de sus familiares antes de que su madre lo hiciera aparecer en el portal de los Potter.

— ¿Seguro que estarás bien? Aún podemos volver a casa y... —, comienza a hablar Modesty retorciéndose las manos en su vestido (gesto que Peter había heredado) pero Peter ya había corrido hacia la puerta con una enorme sonrisa en el rostro, la mujer no halló más remedio que seguirlo.

La casa de los Potter era tal y como Peter había imaginado que sería. Era una preciosa casa de ladrillos rojos y decoraciones de madera oscura, tenía dos pisos y muchas ventanas, todas abiertas dejando los coloridos colores del interior a la vista, una gigante enredadera cubría el lateral derecho de la casa y el antejardín estaba tan floreado como podía estarlo, también habían grandes arbustos podados en formas de animales, uno parecía un conejo y otro una alpaca, el camino que daba a la entrada era de pequeñas piedras dándole un toque similar a un cuento de hadas y, cuando Peter llamó a la puerta pudo jurar que olía a chocolate y a pasteles.

— ¡Yo voy! —, se escuchó una fuerte voz exclamar desde el interior, Peter se retorcía en su lugar ansioso mientras sujetaba su valija en una mano y los regalos que había comprado para sus amigos en otra.

La Luna Asesina; WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora